29 de diciembre de 2010

La vida en los refugios

Conozco a varios personajes que darían un ojo de la cara por tener la oportunidad de ver, asomados por una pequeña rendija, lo que sucede al interior de los refugios. Me los puedo imaginar, a estos voyeristas intelectuales, extáticos, largándose interminables disquisiciones sobre la biopolítica o las "sociedades de control", citando a Deleuze, Agamben o, pongámonos más intensos, a William S. Burroughs, que, bien vistas, no pasarían de ser una versión más "elaborada" del mismo discurso que disparan los medios antichavistas, para los cuales todo se reduce a la "gestión ineficiente".

Por lo menos las periodistas de El Nacional mienten descaradamente y, haciéndose pasar por estudiantes de la Universidad Bolivariana, lograr entrar al refugio y se llevan consigo varios testimonios que luego descontextualizan de la manera más vulgar. Nuestros voyeristas, ni eso: les basta con creerse todo lo que cuenta la "prensa libre" e indignarse con un par de historias ajenas, para concluir lo que su visión ciclópea les enseñó desde siempre: que éste es un régimen totalitario, cuya "gestión de la vida" popular ahoga la libertad, etc.

Pero tamañas imposturas son verdaderamente irrelevantes si se les compara con las opiniones de algunos funcionarios vinculados a la "administración" de los refugios, o con las inquietudes de algunos "revolucionarios" que, por ejemplo, llegaron a expresar su malestar por el "mal hábito" de algunos refugiados del Sambil La Candelaria, que aireaban sus ropas en los balcones del ex centro comercial. Toda una afrenta estética.

Los refugiados y sus "malos hábitos": "Qué dirán mis amigos de La Candelaria". Por: Carlos García Rawlins/Reuters.

En los refugios se recrea, pero en condiciones infinitamente más adversas, no sólo la vida barrial, con sus virtudes y miserias, sino también la profunda tensión que atraviesa a todas las instituciones del Estado, sin excepción: por una parte, la fuerte tendencia a la gestionalización de la política, con toda su carga de menosprecio por lo popular, pero también la tendencia a la repolitización de la gestión pública, de orientación radicalmente popular y democrática. Si bien sobre la primera tendencia podrían escribirse miles de páginas (y de esta fuente inagotable beben voyeristas y medios antichavistas, que después de todo terminan siendo lo mismo), es oportuno dedicarle algunas palabras al enorme contingente de hombres y mujeres que, día tras día, hacen la diferencia.

Son los hombres y mujeres que están convencidos de que el problema de los refugiados, como el resto de los problemas a los que nos enfrentamos, es irresoluble desde el Estado esclerosado y corrompido que hemos heredado; los que combaten cotidianamente (es necesario insistir en el punto: en las condiciones más adversas) décadas de paternalismo estatal y clientelismo, interpelando a los sujetos pasivos, sin "lástima" ni resentimiento; los que establecen alianzas con los líderes populares naturales para promover y crear las condiciones para la organización popular (a través, por ejemplo, de los Comités Populares de Vivienda); los que trabajan de la mano con el movimiento popular, intentando estrechar vínculos entre los refugios y la vida en los barrios; los que asumen que el objetivo no es una vivienda para cada familia, sino la vida digna, lo que pasa por hacerle frente a toda forma de exclusión y explotación (y a sus manifestaciones dentro de los refugios); los que se enfrentan a los déspotas: gestores, jefecillos, traficantes, figurines, discurseros y farsantes.

A todos ustedes, nuestro respeto, aliento y apoyo incondicional. Con su ejemplo nos demuestran que sigue siendo posible esa revolución en la que creemos.

22 de diciembre de 2010

Los buhoneros y el partido/movimiento


Fragmento del documental La revolución no será transmitida, de Kim Bartley y Donnacha O'Briain, que registra imágenes del pueblo reprimido en el centro de Caracas durante el 12 de abril de 2002. ¿Cuántas de las primeras víctimas de la dictadura de Carmona no fueron buhoneros?

Con los buhoneros sucede algo similar al caso de los motorizados: son sujetos políticos que han jugado un papel decisivo, determinante, en los momentos más duros de la confrontación política, y sin embargo son mirados con desdén por quienes militan, digamos, en la política formal.

Sobre los buhoneros se ha dicho de todo, y seguramente buena parte de lo dicho sea verdad: que el negocio de la buhonería está controlado por mafias; que en aquellos lugares donde controlan el territorio, están estrechamente imbricados con redes delincuenciales; que este mismo control del territorio lo realizan de manera anárquica y caótica, e impiden el derecho al libre tránsito de los ciudadanos; que parte del negocio está controlado férreamente por el paramilitarismo. Son todos argumentos esgrimidos por compañeros que militan en la revolución bolivariana. No viene al caso ahondar en la percepción que sobre el asunto tiene la derecha más rancia, tributaria de lógicas represivas del tipo tolerancia cero.

Para los compañeros formados en los principios y valores de la izquierda más tradicional, no tiene sentido siquiera hablar de "sujetos políticos". Buhoneros y motorizados son asociados, automáticamente, con el lumpen. Sólo la "clase obrera", con una pequeña ayuda de sus aliados los profesionales, técnicos, estudiantes y, si fuera posible, el campesinado, tienen derecho de entrada al paraíso. Lo demás es palabrería posmo.

Con el resto de los compañeros, que por suerte son los más, es posible plantearse el asunto en otros términos. Frente a sus reservas, algunas de ellas legítimas, suelo responder con un pequeño ejercicio de memoria histórica: en 2002, los buhoneros ocupaban un extenso corredor territorial en pleno centro geográfico de Caracas, entre Chacao y Plaza Venezuela, que más de una vez sirvió como muro de contención contra las tentativas opositoras de desplazarse hacia Miraflores, no para ir a regalarle piropos a Chávez, sino para derrocarlo. Esa historia no me la contó nadie: durante todo 2002 y buena parte de 2003 trabajé a una cuadra del bulevar de Sabana Grande. En diciembre del mismo año, en pleno paro insurreccional, bastaba con asomarse al bulevar para ver a la ciudad en movimiento. Del mismo modo, cualquiera que haya estado en la calle el 13 de Abril sabe de la importancia crucial de los motorizados, en tanto canales "informales" pero eficaces de comunicación popular, por decir lo menos.

Voy más allá: ¿cuántas de las primeras víctimas de la dictadura de Carmona no fueron buhoneros del centro de Caracas, reprimidos a sangre y fuego por la Policía Metropolitana? Sin duda, algunos de los primeros combates callejeros contra la dictadura, el 12 de abril, fueron protagonizados por el pueblo/buhonero.

Los compañeros del Movimiento de Pobladores me explicaban hace poco, refiriéndose al caso de los edificios ocupados en el centro de Caracas, que las mafias sólo controlaban espacios despolitizados, es decir, allí donde los ocupantes no estaban organizados. Nada más eficaz contra las mafias que el trabajo político. Igual consideración podría hacerse en el caso de los buhoneros. Acaso el desdén con que se les mira, tenga relación con el proceso de despolitización o burocratización de la política que hoy afecta a la revolución bolivariana.

Produce un poco de pena ajena la aclaratoria, pero es necesario decirlo: no estoy planteando que los buhoneros sean el "sujeto histórico" de la revolución bolivariana. Sin embargo, preocupa la tendencia que apunta en sentido inverso: hacia su criminalización. Más claro aún para que se entienda en todas partes: ¿la invisibilización de los buhoneros como sujetos políticos, allí donde este fenómeno opere, tendrá alguna relación con los resultados electorales del 26-S?

En fin, tanto buhoneros como motorizados deben formar parte del partido/movimiento en ciernes. Caso contrario, estarán los mismos que hoy están, y tal vez algunos más, pero no estarán todos los que son.

21 de diciembre de 2010

A propósito de La ciberadvertencia, de El Nacional: el temor de la prensa antichavista

La principal preocupación de la prensa antichavista no es la amenaza de censura, sino la posibilidad, que a veces se asoma cercana, de la discusión libre y democrática sobre cualquier asunto de interés público. Frente a esta posibilidad, la prensa antichavista reacciona con verdadero pavor, procurando reconducir los términos de la discusión al esquema resabido y preconcebido, y fuera del cual todo dejaría de tener sentido para el antichavismo: es imprescindible, en cada caso, "demostrar" que la "prensa democrática" libra una lucha a brazo partido, y siempre en condiciones desventajosas, contra las fuerzas del silencio, la oscuridad, la mordaza y la mentira.

Esto ha quedado en evidencia, una vez más, en ocasión de la movilización que se ha producido en el campo revolucionario a propósito de la propuesta de reforma de la Ley Resorte. Resumiendo: esta movilización, en la que compañeros como Luigino Bracci han jugado un destacado papel, ha traído como consecuencia la remoción de varios artículos que muchos cuestionamos, por su carácter regresivo.

Por donde se le mire, se trata una victoria, tal vez para algunos modesta, pero victoria al fin, lograda en buena lid, y cuya importancia trasciende el hecho mismo de la puntual remoción de artículos. Como escribió Luigino Bracci el miércoles 15 de diciembre: "Sin duda que este proyecto es muchísimo mejor que el planteado días atrás. Seguramente puede ser perfectible, seguramente si uno busca podrá encontrar cosas que se puedan mejorar. Pero me alegra saber que sí pudimos unirnos y hacer cambios, y que hubo gente que sí nos escuchó sin llamarnos escuálidos o contrarrevolucionarios. Los llamados del Presidente Chávez a la autocrítica están surtiendo efecto".

En otras palabras, y en esto coincido plenamente con Luigino Bracci, la verdadera victoria radica en la posibilidad real de sumar esfuerzos para crear las condiciones de una discusión libre y democrática sobre asuntos de interés público, sin cortapisas ni chantajes, como aquel según el cual no es "conveniente" ejercer nuestro derecho - y nuestra obligación - a disentir públicamente de alguna iniciativa gubernamental que consideremos errada y, por tanto, susceptible de revisión, porque eso significaría "darle armas a nuestros enemigos".

Eso, nuestros "enemigos" lo saben perfectamente, y sacan provecho político de esta circunstancia de manera permanente. Pero, ¿qué significa "sacar provecho político"? Significa sabotear en todo momento la posibilidad de la discusión libre y democrática. Más allá: el aplanamiento de las diferencias, el intento siempre frustrado de invisibilizar, mediante el chantaje, las voces críticas (es necesario subrayar que el chavismo es mayoritariamente crítico, cuestionador, irreverente, inconforme) tiene como efecto reforzar la versión maniquea de la prensa antichavista: 1) el chavismo es una masa informe que no discute ni cuestiona; 2) el chavismo es sinónimo de mentira, imposición, violencia y sinrazón; 3) el gobierno chavista va directo a la dictadura, y uno de sus objetivos inmediatos es la censura de la "prensa libre"; y 4) la prensa antichavista es sinónimo de verdad, libertad y razón.

Póngase como ejemplo el trabajo publicado el domingo 19 de diciembre en el diario El Nacional, intitulado La ciberadvertencia, firmado por Laura Helena Castillo y David González, y que ya produjo una primera respuesta de Luigino Bracci. La impresión que deja una primera lectura de la nota es que algunos contenidos de la propuesta de reforma de la Ley Resorte eran tan cuestionables, que hasta produjo la movilización de algunos chavistas (y citan palabras del mismo Luigino Bracci, de Marialcira Matute, José Roberto Duque, Helena Salcedo y del autor de este blog). Pero como no se trata de impresiones, hagamos breve mención de algunas partes del trabajo.

Lo primero que queda claro, es que los periodistas están convencidos de que todos los caminos conducen a la censura, de la misma manera que el gobierno camina a paso firme hacia la imposición de una dictadura. Por ejemplo: aunque reconocen "la supresión de los puntos más polémicos", aseguran que "se mantienen algunas prohibiciones de cuidado". Más adelante advierten: "aspectos esenciales de la arquitectura para controlar Internet fueron desechados de momento", y sólo de momento. Luego: "Hay activistas que piden a los cibernautas dormir con un ojo abierto". Léase bien: "activistas" antichavistas, nosotros sólo calificamos como "seguidores del proyecto presidencial". Por último: "Pero los ciudadanos saben que el peligro se mantiene". ¿Qué ciudadanos?

Pero la clave del trabajo está resumida en una frase de apenas ciento treinta y ocho caracteres, que hubiera podido merecer un buen tweet: "El temor de darle banderas a la oposición, que se movilizó en varias oportunidades esta semana, contribuyó con la velocidad de la reacción". ¿Fuente? "Según cercanos a la AN". Muy convincente, sobre todo tratándose de un trabajo que se tomó la molestia de citarnos textualmente a varios de los "seguidores del proyecto presidencial".

De esta manera, insisto, todo el esfuerzo a favor de la discusión libre y democrática sobre asuntos de interés público, nuestra reivindicación del Chávez que hace llamados a la autocrítica, y la verificación de que estos llamados están surtiendo efecto, los periodistas de El Nacional lo reducen a "temor de darle banderas a la oposición". De igual forma, la victoria que implicó la modificación puntual del articulado del proyecto de reforma de la Ley Resorte (Ley Mordaza, según la prensa antichavista), queda reducida a su contrario, puesto que "el peligro" de censura "se mantiene".

Es cierto, la prensa antichavista simplemente hace su trabajo: reconducir siempre los términos de la discusión para que todo encaje en su esquema preconcebido. Sin embargo, nunca está de más identificar cómo lo hace, evaluar las implicaciones de lo que hace, identificar los efectos que persigue y actuar en consecuencia.

Lo que ha quedado demostrado con este episodio es que el chantaje ("temor de darle banderas a la oposición") no ha funcionado. Todo lo contrario de lo que afirman los periodistas de El Nacional. Por eso hablan de "temor", que no es más que el suyo propio.

15 de diciembre de 2010

Que paguen los que más tienen

Hace una semana escribía sobre la deriva discursiva opositora, signo claro de que el antichavismo había sido incapaz de asimilar al Chávez "repolitizado" que se había lanzado a la calle dispuesto a ser interpelado por el pueblo, el Chávez "cable" entre el pueblo y el Estado, para latiguear al Estado, para interpelarlo. Frente a este Chávez, y a una velocidad impresionante, la táctica de desgaste opositora, concentrada en la crítica de la gestión de gobierno, fue perdiendo eficacia. El látigo-Chávez volvía a ubicarse en el único lugar desde el cual es concebible una revolución: por "fuera" del Estado, no sólo reclamando y recuperando el legítimo derecho a cuestionar radicalmente al Estado burgués esclerosado y corrompido, sino reivindicando esta crítica como una obligación. En medio del aguacero, el hombre había logrado encender la chispa, que fue convirtiéndose en incendio, pueblo allamarado, mientras los otrora poderosos cañones opositores disparaban cual pistolitas de agua: ¡Populista! ¡Populista!

Al grito de ¡Populista!, cual ejército que se retira de manera desordenada, prometiendo que volvería, la oposición buscaba un terreno más cómodo para reordenar su estrategia. Hacia finales de la semana pasada era evidente su esfuerzo denodado por desplazar la lucha política de la calle, donde el látigo-Chávez volvía a lucir sin rivales, al terreno de lo legal: a la denuncia de las leyes que terminarían por instaurar, vía decreto, y por enésima vez, la más oscura de las dictaduras.

Entiéndase: no se trata de subestimar la importancia de la discusión pública en torno a las leyes en discusión en la Asamblea Nacional, como ha quedado en evidencia a propósito del proyecto de reforma de la Ley Resorte, cuyo articulado sufrió significativas modificaciones a partir de la movilización que se produjo en el campo bolivariano.

Se trata de no perder de vista que la política revolucionaria se hace es en la calle, junto al pueblo. Insisto: la principal lección política de las últimas dos semanas es que la gestión de gobierno, en todas las áreas, debe estar acompañada siempre del pueblo/sujeto, no del pueblo/objeto de la asistencia del Estado paternalista. Lo mismo cabe, por supuesto, para la Asamblea Nacional: que el "pueblo legislador" no se convierta en una consigna vacía.

Pueblo/sujeto de la gestión de gobierno, repolitización de la gestión, equivale a crear las condiciones para el autogobierno popular. Repolitizar la gestión no significa hacer más eficiente al Estado burgués, sino fortalecer el poder popular. De hecho, el problema consiste precisamente en la brutal eficacia del Estado burgués: sabotea y obstaculiza, de manera permanente, el proceso de empoderamiento popular.

Consideraciones que son oportunas a propósito del anuncio que ha hecho Chávez, el lunes pasado, de convocar a una Ley Habilitante. El movimiento que tímidamente ensayaba la oposición, intentando desplazar la lucha política de la calle a lo legal, ahora adquiere mayor fuerza. Lo oposición sueña con un Chávez enmarañado en un sin fin de leyes, alejado de nuevo de la calle, "gestionalizado".

Un alentador signo de que la circunstancia de la Habilitante no significará un repliegue de la calle, sería la reconsideración de una medida como el aumento del IVA. Ahora más que nunca vale la conseja de que la economía es un asunto demasiado serio como para dejárselo a los economistas. Dicho de otra forma, éste no es momento ni lugar para los técnicos y expertos económicos, sino para la crítica de la economía política. Que el costo de la reconstrucción de lo que han arrasado tanto las lluvias como el capitalismo vernáculo, lo paguen los que más tienen, no el pueblo venezolano.

12 de diciembre de 2010

Héroe

Estadio Universitario de Caracas, sábado 11 de diciembre de 2010: Rafael Álvarez rumbo a la primera, brazo en alto, ya convertido en el héroe de la jornada. La Guaira 4, Caracas 3.

Rainer Olmedo, el héroe de hace un par de días contra el Zulia, se desliza en jon para anotar la de la victoria.

Cómo estás viejo querido. Seguro estás bailando samba, allá y aquí, donde sea que te encuentres, en todas partes. Por aquí gritamos, saltamos, reímos, celebramos, cantamos. En cuanto a Sur, no sé qué celebra más: si las victorias o nuestra alegría. Hasta César celebra: "¿Lo volvieron a hacer, panita?". Coro también, desde Higuerote, en un centro de refugio, donde lleva más de una semana. Sandra Mikele, en Maracay, con la familia, porque sabe que su Papá está contento. Sin embargo, siempre me pregunta: "¿Y de qué lugar estamos?". "Todavía de últimos", le respondo. Y entonces se sume en el silencio de quien no termina de comprender cuál es el alboroto. Meres, también desde un centro de refugio, saca fortaleza de su reserva inagotable y me regala una sonrisa a la distancia. Y Rommel, por supuesto. El incondicional. El que me acompaña siempre, en las buenas y en las malas. Ya llevamos seis victorias consecutivas, catorce en los últimos dieciocho juegos. Y pensar que, como me decía Rommel, hace diecinueve juegos, con apenas seis victorias y con veintiún derrotas a cuestas, el nuestro era un equipo desahuciado, sin ánimos, sin horizonte, casi sin vida. Saltaba al terreno por inercia, desorientado, sin ganas. De repente como que un latigazo les atravesó el cuerpo y volvieron a ser un equipo, el que hace las pequeñas cosas, el que jamás se rinde, el del juego hermoso, combativo, deslumbrante, alegre. El terreno no una circunstancia, sino un campo de batalla. El equipo que nos enseñó a no darnos por vencidos nunca. De estas seis victorias al hilo, las últimas dos dejando en el terreno al contrario. El viernes fue contra el Zulia: llegamos al noveno perdiendo 3 a 2, llenamos las bases con un solo out, y Rainer Olmedo conectó un linietazo que bañó, bastó y sobró al jardinero derecho. Carajo mi viejo, qué vaina tan sabrosa. Ayer sábado le tocó al Caracas, el mismo equipo que nos dejó en el terreno el día de tu partida. Llegamos al noveno otra vez perdiendo 3 a 2, y volvimos a llenar las bases con un solo out. Pero esta vez le tocó a Rafael Álvarez, que salió de emergente para conectar una línea por todo el centro que se trajo las dos. La del gane la anotó Rainer Olmedo, que se deslizó en ese jon como si de eso dependiera su vida. Por eso, mi viejo, estoy seguro de que estás bailando samba. No es para menos: hoy, cuando se cumple un año de tu partida, con ese par de dejadas en el terreno, los Tiburones de La Guaira te montaron tremendo comité de bienvenida. Vas trotando por las bases, después de sacarla de jonrón, con el brazo izquierdo en alto, saludando y arengando a la tribuna derecha del Universitario, cruzas por tercera base, guerrero, invencible, y llegas a jon para fundirte en un mar de abrazos, palmadas y saltos. ¡Los dejamos! ¡Los dejamos! ¡Los dejamos! Saltamos contigo, nos abrazamos contigo. Porque sigues siendo nuestro héroe.

10 de diciembre de 2010

Cómo escribe un cobarde

No todos los anónimos que escriben a este blog son cobardes. Son muchas las razones que pueden estar detrás de la decisión personalísima de escribir un comentario sin identificarse con nombre y apellido. Algunos, incluso, son amigos muy cercanos y queridos, que manifiestan sentir algo parecido al "miedo escénico". Otros, sobre todo los menos familiarizados con el funcionamiento de los blogs, simplemente no saben cómo hacerlo: omiten ese paso de manera completamente involuntaria.

Pero algo sí es definitivo: todos los cobardes son anónimos. Son los personajes que se escudan tras el anonimato para ofender y transmitir mensajes denigrantes de la condición humana, cargados de odio y resentimiento infinitos. Algunos de ellos han pasado por aquí, y he publicado la inmensa mayoría de sus comentarios. Los viejos lectores de este blog, los más fieles y leales, pueden dar cuenta de que es así.

No son pocos los amigos que me lo han reclamado, esgrimiendo una batería de argumentos bastante legítimos. Después de todo, ésta es una página personal, y aquí se publica lo que yo decido. ¿Qué sentido puede tener brindarles un espacio a los que vienen a insultar? Quiero resaltar: a insultar, que no es lo mismo que expresar opiniones distintas a las que yo defiendo, porque todo el mundo tiene derecho a expresar y defender sus propias opiniones.

Suelo responderles, a los amigos que me reclaman, que en ningún caso me tomo los insultos como algo personal. Que, muy por el contrario, publicar lo que escriben estos cobardes es desnudar lo que, en vano, intentan ocultar tras el anonimato: las miserias, la ruindad, la tristeza de alma, el asco, el profundo desprecio que sienten por el pueblo y por la revolución bolivariana. Nada de lo que yo pueda escribir sobre ellos los retratará mejor que sus propias palabras.

Sin duda alguna, éste es un blog partidario, pero jamás genuflexo. Creo firmemente que sin espacios para la crítica esta revolución será una farsa. Me he manifestado reiteradamente en contra de los farsantes, quienes intentan chantajearnos permanentemente con aquello de que señalar públicamente nuestros errores es llevar agua al molino de nuestros adversarios. He caído varias veces en el saco de los "anarcoides", "pequeño-burgueses" y otras linduras. ¿Cuál es el problema? Para eso estamos: para dar y recibir. Esto es una pelea. Sin estridencias, con ánimo constructivo, he intentado alentar y he participado en una discusión sobre la necesidad de revolucionar los medios públicos.

Muchos de quienes me leen lo saben, y no fue necesario explicarles que de eso se trataba aquella breve nota que escribí, el 12 de noviembre, a propósito de un buen texto de mi pana Leo Campos. La nota: Buen periodismo. Los buenos entendedores asimilaron de inmediato el mensaje: nuestros medios públicos deben mostrar el lado "malo" de la revolución. Sólo así será posible hacer un periodismo digno de llamarse tal. Porque sólo una revolución digna de llamarse tal muestra nuestros errores, nuestros lunares, nuestras miserias. El pretexto de aquella nota fue un sabio comentario de Sandra Mikele, mi hija de diez años.

El sábado 20 de noviembre, a las 11 y 49 de la noche, hizo su entrada uno de aquellos cobardes. Recuerdo que aquel fin de semana me encontraba en Barquisimeto. Fui invitado a una conversa con profesores y trabajadores de la Universidad Politécnica Territorial Andrés Eloy Blanco, y aproveché la circunstancia para conocer de cerca la Comuna Ataroa, una de las experiencias de autogobierno popular más avanzadas de toda Venezuela.

Pude revisar mi correo, con calma, sólo cuando estuve de regreso a Caracas, el martes 23 de noviembre. Entonces publiqué el primer comentario del tal anónimo, y también el segundo: en el que me escribía la misma cantidad de sandeces de muchos otros anónimos:

"jajajaja, que bueno decidiste no pubicar el comentario, que maravilla es controlar la opinión. Bueno tus lectores no podrán leer un comentario NO Comprometido como el de todos ustedes, un comentario distinto que no se va en loas a la estupidez de creer en el subsidiio de que hay que decir algo bueno en la prensa porque si, porque no todo es tan malo, y bueno porque se trata del gobierno que apoyas tu y tus lectores".

El anónimo regresó al día siguiente y, sin rubor alguno, se limitó a escribir un escueto comentario:

"Que bueno que finalmente publicaste lo escrito".

Hice caso omiso de los dos últimos comentarios, pero me vi en la obligación de responder al primero. ¿La razón? Al anónimo no se le ocurrió una idea mejor que comenzar haciendo alusión directa a Sandra Mikele:

"Bueno tu hija es una idealista, porque habría que revisar si hay realmente cosas buenas que reportar. Cuantos son los muertos cada fin de semana? Cunatos hospitales están en la lona? Como van los resultados económicos? Como van los planes de mejorar el problema del tránsito? Como va el Metro de Caracas? Como va MERCAL? Chamo son demasiados los temas en los que hay fallas serias, como para entrar en la estupidez de decir, pero dime las buenas pues.... jajajajaj buscando subsidio? eres mas ADECO de lo que te imaginas. Primero hay que destacarse en las soluciones para pretender que hayan cosas buenas que reportar".

El anónimo no entendió un ápice de la nota que escribí, tal y como queda demostrado en sus dos primeros comentarios. El antichavista promedio está habituado a pensar en nosotros, los chavistas, como una suerte de raza inferior, salvaje, brutal, sumida en la ignorancia, sin capacidad de entendimiento, cómplice, por naturaleza, del crimen, el robo, la muerte, la mentira, etc. Una raza a la que hay que disciplinar, domesticar, gobernar a punta de plan y plomo.

Pero además, incurrió en un acto de cobardía inaceptable: involucró a mi hija en el asunto. Ésta fue mi respuesta:

"Le leí a mi hija parte de lo que escribiste. Me interrumpió como a la mitad. ¿Sabes lo que me dijo? Palabras más, palabras menos: 'Papá, a idiotas como esos ni siquiera se les responde'. Lo de idiota lo agregué yo. Idiota y cobarde: uno se mete con el santo, pero no con la limosna. Cobarde".

El tal anónimo no se apareció más por acá, hasta hoy, dieciséis días después. Esto fue lo que escribió:

"Iturriza, eres muy bueno, muy bueno para no hablar de lo que dije en mi comentario. No metas a tu hija en un tema de adultos, eso es lo cobarde, esconderte detras del comentario de tu hija para no decir como es que deseas que los desastres del gobierno sean subsidiados por el periodismo servil que te gustaría ver. Sigo tu estilo, cobarde eres tu que te escudas en tu hija para no tener que ahondar, que inmensa idiotez demuestras".

Comentario que decidí no publicar en aquella nota, porque tal vez muy poca gente tendría chance de leerlo. Porque mi deseo es que lo lea la mayor cantidad de gente posible. Para que sepan cómo escribe un cobarde.

8 de diciembre de 2010

Chávez "populista"

Chávez en La Pedrera, Antímano, al oeste de Caracas. Miércoles 1 de diciembre de 2010

No es casual que, a propósito de la emergencia ocasionada por las lluvias, la oposición vuelva a hablar de una supuesta "estrategia populista" de Chávez. El hombre, literalmente, no ha parado: ha retomado la calle con una energía que no se le veía en mucho tiempo. Su despliegue ha ido más allá de cualquier fórmula clásica de marketing político: no es un político cualquiera visitando una zona afectada, embarrándose hasta las rodillas, posando para las cámaras. Es un Chávez que toma un megáfono y dirige una asamblea popular cerro arriba; uno que ha vuelto a prescindir de toda mediación y entra en contacto directo con el pueblo; uno que promueve la interpelación popular, que escucha demandas, orienta, dialoga, que intenta poner en práctica el poder obediencial, que interpela directamente al aparato de Estado, abriendo las puertas de Miraflores y de los cuarteles para que sean utilizados como refugios; uno que ocupa territorios acompañado por el pueblo; uno que instiga de manera permanente el control popular sobre la gestión de gobierno, que llama al pueblo a organizarse y reclamar; uno que exige a los medios públicos que se abran a las críticas, que se hagan eco de las denuncias populares, que combatan la corrupción, el clientelismo y el tráfico de influencias.

No es un Chávez desconocido. Es más bien Chávez volviendo a ser Chávez. Frente a este Chávez "repolitizado", líder político antes que jefe de gobierno, la táctica discursiva que la oposición viene empleando desde 2007, concentrada en la crítica de la gestión gubernamental, va perdiendo eficacia. La apelación al recurso retórico de una supuesta "estrategia populista" del hombre, es un signo inequívoco de la actual deriva discursiva opositora. No han sido capaces de asimilar el momento. Reaccionan haciendo uso de su viejo arsenal retórico, defensivamente, aguantando el vendaval, sin iniciativa. La interpelación popular, que el mismo Chávez promueve, es motivo de risa burlesca para los medios antichavistas. "Se los digo de frente": son bufones que no han comprendido nada. Tal vez es risa nerviosa porque comienzan a comprender.

La táctica opositora de desgaste sólo es eficaz en la medida en que: 1) el chavismo oficial es refractario a la crítica popular de la gestión de gobierno; y 2) el discurso sobre el socialismo es percibido por la base social del chavismo como algo abstracto. De allí que la táctica opositora de desgaste consista en: 1) crítica de la gestión: algo falta, o el gobierno es ineficiente, lo hace siempre mal; y 2) denunciar que el discurso del socialismo no guarda ninguna relación con las necesidades más sentidas del pueblo. Es decir, algo falta (gestión) y algo sobra (ideología).

¿A qué obedece el discurso sobre la "estrategia populista" de Chávez, cuál es su lógica de funcionamiento? Para la oposición, ahora lo que "sobra" es gestión. El "populismo" es "exceso" de gestión. Según este discurso, el problema ahora es que Chávez está ofreciendo más de lo que su gobierno ineficiente puede resolver; está creando ilusiones y expectativas ilimitadas; está prometiendo más viviendas de las que puede construir, etc. Lo que "sobra" y preocupa es la gestión que comienza a repolitizarse.

Por supuesto, la oposición seguirá insistiendo en su táctica de desgaste, identificando puntos débiles de la gestión gubernamental. En cada caso, lo que habrá que hacer es asimilar la que quizá sea la principal lección política de la coyuntura creada por las lluvias, y actuar en consecuencia: la gestión de gobierno, en todas las áreas, debe estar acompañada siempre del pueblo/sujeto, no del pueblo/objeto de la asistencia del Estado paternalista. Pueblo/sujeto de esa "rebelión popular" de la que hablara Chávez el martes por la noche, desde Fuerte Tiuna. No nos corresponde la defensa acrítica del Estado burgués anquilosado, corrompido e ineficiente, sino echar las bases de una nueva institucionalidad democrática. Y eso sólo es posible con participación popular.

25 de noviembre de 2010

El hastío por la política

Lo primero sería distinguir el hastío de la desilusión, la desesperanza, la decepción o el desencanto. Cuando planteo que buena parte de la base social del chavismo está "hastiada de la cortedad de miras estratégica del chavismo oficial", esto no quiere decir que el chavismo, cual cuento de hadas, fue alguna vez una masa que esperaba paciente y resignadamente el advenimiento de la revolución bolivariana: ésta llegó y se hizo la ilusión y la esperanza y vivieron felices… hasta que una partida de burócratas malvados se empeñó en frustrar sus sueños.

El desencanto y la desesperanza son propios del antichavismo promedio: ilusionado con vivir en una sociedad que mantuviera al margen a los pobres, a los explotados, a los "incultos" y a los "flojos", a los negros, indios y zambos, la irrupción de las masas populares en la política supuso para las clases acomodadas un verdadero quebradero de cabezas. El odio de clases, el supremacismo, la criminalización de todo lo que sea sospechoso de chavismo, no son más que expresiones de la profunda decepción que produjo el fin de la ilusión de vivir en "armonía", ocultando o postergando el conflicto.

Hastío es desencuentro, contrariedad, enfado. Disputa, diferencia, conflicto. Del hastío es la rabia creadora, y sin hastío no hay revolución posible: hastío de la exclusión, de la explotación, de las insoportables condiciones materiales de vida. Con todo y sus excesos y errores, el hastío se distingue siempre del odio de quienes ocupan posiciones de dominio.

Hoy día el hastío es lo propio de los sujetos hechos visibles por el chavismo y vueltos a invisiblizar por el chavismo oficial. Hay hastío es las bases del partido, pero también en los márgenes y, más acá, en las calles de los grandes centros urbanos, donde se concentra el grueso de la población. Un hastío que tiene que ver con el aplanamiento y disciplinamiento de las voluntades que implicó la burocratización de la política.

Hace más de trescientos años, Baruch Spinoza intentó resolver la incógnita: ¿por qué los hombres luchan por su esclavitud como si lucharan por su libertad? Bien cabe la pregunta: ¿si parte de la base social del chavismo ha dejado de votar es porque ha dejado de luchar? ¿O este acto de rebeldía envía un mensaje claro, que no ha sabido o no ha querido escuchar nuestra burocracia política: que la lucha política no se agota en la contienda electoral? Mi hipótesis: el hastío es una interpelación directa, brutal, "salvaje", contra la dirección política de la revolución bolivariana. Esta interpelación se resume en una pregunta: ¿cuál libertad?

¿Es el pueblo el que ha dejado de luchar o es la burocracia acomodada la que no desea que haya lucha? ¿Es que el pueblo ya no tiene voluntad de lucha, o es que no ya no tiene voluntad para luchar subordinado a burócratas, corruptos, dirigentes mediocres, oportunistas y estalinistas?

El hastío ha cobrado una fuerza tal, que el antichavismo ha vuelto a ilusionarse: se cree capaz de encauzarlo, de sacarle provecho electoral. Ilusión vana. El problema, sin embargo, es que el chavismo oficial, aturdido y desorientado por el hastío, yace en la inercia. Allí donde el hastío se manifiesta, sólo ve indisciplina, desorden, falta de "formación política", anarcoides. Los policías del pensamiento hasta se inventan nuevas categorías: "pequeña burguesía, folklórica, anarcoide". No es para menos: en los burócratas de la política recae la mayoría de los cuestionamientos.

No se trata de que buena parte de la base social del chavismo haya perdido la "esperanza" en la revolución bolivariana. Chavismo hastiado no es chavismo desesperanzado. El chavismo no "espera" nada de la revolución. La revolución la hacen los pueblos cuando se cansan de esperar. El hastío es una expresión de esa rabia, esa contrariedad, de ese hondo desacuerdo que hizo posible la revolución. El hastío es el signo más elocuente de que la rebeldía está viva. El punto está en transformar ese hastío en fuerza alegre y combativa (repolarizar), que no es igual a domesticar o censurar la rebeldía.

El chavismo hastiado, los que no votan, pero también los millones que a pesar de todo seguimos votando y batallando; los que libran miles de peleas cotidianas desde las bases del partido y fuera de él; los que siguen creando, inventando, revolucionando, impulsando espacios de autogobierno popular a pesar de todos los obstáculos que implica la imposición de la lógica del "órgano rector"; los que se movilizan, cuestionan y proponen, aunque no siempre sus propuestas sean escuchadas; los que dijimos, decimos y diremos presente, pero también y sobre todo los ausentes: hoy estamos todos un paso al frente. Es la dirección política la que tiene que apurar el paso y ponerse a la altura de las circunstancias. Mientras tanto, no tenemos otra opción que seguir avanzando.

Si repolarizar pasa por encarar el hastío, recuperar, reagrupar, rearticular, reorganizar fuerzas, es preciso asumir de una buena vez que no habrá repolarización sin protagonismo popular. Allí radica nuestra fuerza. A ella le tienen pavor los desencantados, los desilusionados.

24 de noviembre de 2010

La Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora está de pie

En esta semana de movilizaciones populares, y provenientes "de lo más recóndito de nuestra patria", le toca el turno a la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, integrada por el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, el Frente Nacional Comunal Simón Bolívar, el Centro de Formación y Estudios Sociales Simón Rodríguez y el Movimiento Poder Popular Obrero.

La marcha será mañana jueves 25 de noviembre. El punto de concentración es la Plaza Morelos, a las diez de la mañana, y el lugar de destino será la Asamblea Nacional.

A continuación, comunicado público que circulará el día de mañana.

Ahí nos vemos.

Salud.

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Estamos de pie:

¡Con el comandante Chávez y por el socialismo!
¡Contra el imperio y sus lacayos internos!
¡Contra el burocratismo, la incapacidad, la corrupción y la ineficiencia!
¡Por la unidad nacional alrededor del Proyecto Nacional Simón Bolívar!
¡Por la radicalización democrática de la revolución!

Y hoy levantamos una vez más nuestra voz.

Venimos de lo mas recóndito de la patria, de lo más profundo de la Pacha Mama, para demostrar y decir que somos expresión de un pueblo que no se resignará a ver perdida su esperanza que ha nacido y que crece con la revolución bolivariana. Venimos con nuestros sueños, nuestra decisión inquebrantable de ser libres y de ser protagonistas de nuestra propia liberación.

Venimos con las armas empuñadas: nuestras ideas y nuestra palabra que son las balas de artillería del pensamiento, armas estratégicas en la batalla ideológica y contrahegemónica en la que estamos inmersos como pueblo. Venimos con irreverencia, con firmeza, pero también con lealtad y honestidad. Todos estos son principios irrenunciables de un revolucionario. Lealtad decimos al comandante presidente, lealtad al objetivo estratégico: el socialismo basado en el poder popular, lealtad al PSUV, del que nos reconocemos militantes.

Hoy sentimos que nuestro sueño, nuestra esperanza e incluso nuestro líder están doblemente amenazados. Por un lado, por el imperio norteamericano, que no cesará en sus planes sediciosos contra nuestro gobierno revolucionario, empleando para ello las más variadas formas, técnicas, tecnologías, tácticas y estrategias, y apoyándose en una contrarrevolución, que no oposición, apátrida y fascista que no repara en subordinase a los gringos. Sin duda, éste es el enemigo principal. Esto lo tenemos clarito este torrente de vegueros y pata en el suelo. Que a ellos no les quede la menor duda. Ahora andan envalentonados con los resultados del 26S y con el triunfo de los republicanos en el Congreso norteamericano. Arreciarán con mayor fuerza, intentarán todo cuanto esté a su alcance. Pero aquí estará un pueblo como nosotros, pero elevado a la enésima potencia, para confrontarlos. A la Mesa de Ultra Derecha le decimos que no se confunda, porque este ejército estará de pie principalmente para combatirlos en el plano que corresponda.

Pero las revoluciones cuando son verdaderas, como la nuestra, tienen que estar preparadas para batirse con múltiples, poderosos y complejos enemigos. Hoy tenemos que con fuerzas ha aparecido una amenaza tan peligrosa para los propósitos redentores de este proceso como lo es el imperio y sus lacayos. Nos referimos al burocratismo, a la corrupción, a la ineficiencia, al reformismo. Esa es la otra amenaza a la que denunciamos, a la que hoy, con irreverencia y firmeza, declaramos la guerra política e ideológica. No se puede dejar que nuestra revolución entre en una tendencia irreversible de degeneración burocrática que termine como otras revoluciones en el mundo que fueron derrotadas, más que por la acción contrarrevolucionaria, por la acción solapada y silente de castas de poder que se enquistaron y suplantaron al pueblo. Hoy en la Venezuela bolivariana tenemos claros síntomas de esto y no podemos cruzarnos de brazos. Mucho más porque los efectos que estos flagelos ocasionan son insumos de primer orden que están siendo utilizados por la contra en sus operaciones de guerra psicológica. Cada alcalde o gobernador, cada funcionario, cada dirigente burócrata, ineficiente, corrupto, reformista, es aliado y cómplice de los gringos y sus lacayos, pues con sus prácticas le dan sustento al cuentico de que el socialismo no es viable. Sin dudas hay excepciones.

No pretendemos una cacería de brujas, ni ser francotiradores, denunciamos un fenómeno que es inocultable y que está erosionando el apoyo al comandante y a la revolución por amplios sectores del pueblo-pueblo, descontento entendible cuando en la vida cotidiana se ve cómo el presidente dice una cosa, orienta y ordena, y los alcaldes, gobernadores y funcionarios hacen de ello letra muerta. Cuando se ve que la desidia campea, cuando la burocracia desprecia o subestima las capacidades creadoras del pueblo. Cuando se pretende desde el mellado Estado capitalista que todavía está vivito y coleando, dirigir al movimiento popular, cooptarlo y relegarlo a mero acompañante de las acciones y de política públicas. No decimos que esto sea el espíritu y la propuesta, ni la voluntad, ni la concepción del comandante presidente, quien reiteradamente se pronuncia contra esto, pero el poder del viejo Estado oligárquico es poderoso y en la práctica es su inercia la que se impone.

Esta crítica la hacemos con la mayor honestidad revolucionaria, sin otro objetivo que no sea cumplir con nuestro deber. Entendemos que ésta es una batalla en la que tenemos que asumir toda la responsabilidad. La unidad nacional por delante, pero ello no puede suponer el negar los espacios a la crítica y el debate, y aquí escasean. No todos los que callan son leales ni todos los que cuestionan y critican somos anarquistas. Es cierto que la crítica debe estar acompañada de propuestas y de acciones que demuestren coherencia. Nosotros deslindamos de la ultraizquierda, de aquellos hiperradicales que critican y vociferan desde los manuales, las oficinas o los cafés, pero sin práctica revolucionaria concreta. Lo hacemos con moral, porque hemos estado y estaremos en cada batalla de esta revolución. Lo hacemos construyendo, proponiendo, haciendo. Hoy nos hacemos presentes representantes de miles de consejos comunales de varias regiones del país, de cientos de cooperativas, de decenas de Comunas en construcción y de cinco experiencias piloto de construcción de ciudades comunales, de cientos de milicianos y miles de militantes del PSUV. Todos convencidos de que en esta revolución lo que hay que hacer es hacer, que el camino está trazado, que existe un liderazgo histórico con el que nos la jugamos sin titubeo, que sin duda estamos ante un cambio histórico, pero que el mismo luce amenazado si no se potencia efectivamente el protagonismo del pueblo, opacado por eso que hemos dado en llamar los cuatro molinos a derribar: burocratismo, ineficiencia, corrupción y reformismo.

Para estas luchas, para batirnos organizados y con las ideas empuñadas, nos constituimos en una corriente revolucionaria de pensamiento y acción: la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora. Como bien lo ha reiterado el comandante presidente, nuestra propuesta no es una fracción, no es para dividir ni implosionar el proceso, sino para el encuentro del pueblo tras las tareas más importante de la revolución: la unidad nacional alrededor del comandante Chávez, la construcción del poder popular, la consolidación del PSUV, la consolidación de las milicias nacionales bolivarianas, la lucha contra el burocratismo, el reformismo, la corrupción y la ineficiencia, garantizar la victoria electoral del comandante Chávez en el 2012, entre otras.

Desde ya saludamos las iniciativas anunciadas por líder del proceso, como las Líneas de Acción Política para la Gran Campaña Admirable. Nos ponemos a la orden para acompañarlas y ejecutarlas. Sin embargo, si no se recompone la comunicación con la base, si no se fortalece la columna de cuadros de dirección, y mientras el protagonismo o el papel del pueblo esté secuestrado en un entramado burocrático que merma la acción transformadora de toda propuesta política, nada de esto será efectivo. Por eso decimos que el camino es la radicalización democrática de la revolución, que no es otra cosa que más poder popular, pues sólo con la acción directa del pueblo seremos invencibles.

Al comandante presidente le proponemos:

1. Conformar una comisión nacional que realice una evaluación rigurosa de las gestiones de los alcaldes, gobernadores, teniendo como baremo los lineamientos del Plan Nacional Simón Bolívar.
2. Reeditar los gabinetes móviles como espacios de encuentro directo entre el líder y el poder popular (consejos comunales, Comunas, consejos de trabajadores, consejos de estudiantes, etc.).
3. Aprobación como urgente de las leyes del poder popular.
4. Elaborar un plan estratégico de reimpulso de las Comunas.
5. Reimpulso del Sistema Nacional de Formación de Cuadros del PSUV.

- Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora -
Pensamiento y acción por el poder popular socialista

Movimiento de Pobladores en guerra: Manifiesto por la Revolución Urbana

Ayer martes 23 de noviembre, el Movimiento de Pobladores volvió a tomar la calle. En cada una de sus movilizaciones, lo que está en juego es nada menos que la posibilidad de construir políticas democráticas y revolucionarias en materia de vivienda; la posibilidad de avanzar en la construcción popular de la ciudad. De allí su extraordinaria relevancia.

Las medidas gubernamentales, necesarias e impostergables, contra las mafias inmobiliarias, han puesto al descubierto apenas un frente de batalla. En su Manifiesto por la Revolución Urbana, que circuló durante la movilización de ayer, los Pobladores identifican a los "verdaderos enemigos históricos de las clases populares": todos los que hacen parte del capital inmobiliario especulativo.

En otro documento, ¡En los edificios ocupados lo que hay es pueblo organizado! (publicado más abajo), los Pobladores llaman la atención sobre un asunto inexplicablemente postergado por el gobierno bolivariano: la situación de los edificios ocupados por miles de familias de los sectores populares en la ciudad de Caracas. El problema es planteado con absoluta claridad, y abundan las propuestas de acciones concretas.

Los Pobladores se han declarado en guerra "contra los latifundistas urbanos, los especuladores inmobiliarios, los capitalistas de la construcción, los banqueros, y la burocracia enquistada en las estructuras institucionales de la revolución que los apoyan".

Esa guerra también es la nuestra.

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MANIFIESTO POR LA REVOLUCIÓN URBANA
Caracas, noviembre de 2010

Las grandes mayorías excluidas por el capitalismo rentista y especulativo habitamos en la ciudad, que en Venezuela implica el 90% de la población. Desde principios del siglo XX, y financiados con el enorme ingreso que implicó la renta petrolera, el negocio inmobiliario y de la construcción ha tenido en la ciudad un espacio permanente de reproducción especulativa de capital y transferencia de la riqueza a los sectores concentrados de la economía, mercantilizando el espacio urbano, y negando a los sectores populares y la clase trabajadora la posibilidad de acceder a un lugar donde vivir con dignidad.

Hoy en nuestro país, el negocio inmobiliario, financiero y de la construcción, es el sector económico más poderoso, con una incidencia en la economía mayor que la propia actividad petrolera o la recaudación tributaria. Estos sectores son los verdaderos enemigos históricos de las clases populares, y están representados por la gran propiedad inmobiliaria (Cámara Inmobiliaria de Venezuela), los capitalistas de la construcción (Cámara de la Construcción), y los banqueros especuladores (Asociación Bancaria). Además, históricamente estos sectores han contado con el apoyo y financiamiento de las clases políticas dominantes y la burocracia gubernamental para promover el negocio de la ciudad, quizás el más grande de la historia de Venezuela.

El drama de la vivienda que sufre nuestro pueblo, es consecuencia directa de las relaciones sociales capitalista de producción de la ciudad. Las grandes mayorías que habitamos en ésta (nosotros estimamos que un 80% de sus habitantes), no podemos acceder al mercado capitalista de vivienda, viéndonos forzados a resolver nuestra necesidad por nuestros propios medios y donde se pueda, a aguantar condiciones de explotación por inquilinato y otras formas de alojamiento, o simplemente a buscar una vivienda cada ves mas lejos de nuestros lugares originarios de trabajo y vida.

La expresión histórica más importante de esta realidad la expresan nuestros barrios, que representamos el 60% de los habitantes de la ciudad, pero también nos encontramos en la misma situación inquilinos, arrimados, sin techo y ocupantes. Todos estos sectores sociales hemos venido organizándonos y articulándonos desde la llegada del Comandante Chávez y la revolución al poder, para dar la gran batalla contra el capitalismo.

Hoy nos declaramos públicamente en guerra y movilización permanente contra los latifundistas urbanos, los especuladores inmobiliarios, los capitalistas de la construcción, los banqueros, y la burocracia enquistada en las estructuras institucionales de la revolución que los apoyan. Somos el mismo pueblo de Zamora, que hace 160 años se declaró en insurrección popular para dar la batalla contra la oligarquía dueña de la tierra rural, los mismos excluidos de siempre, ahora en la ciudad, unificados en torno al liderazgo de nuestro Comandante Hugo Chávez y el proyecto socialista.

Convocamos a todas las organizaciones populares que luchan por la condiciones justas de vida en la ciudad, la socialización del suelo urbano, el rescate de espacios ociosos, la transformación de nuestros barrios, el derecho a una vivienda y hábitat dignos, la producción social y autogestionaria del hábitat, contra los desalojos arbitrarios, la regulación del mercado de la vivienda, en fin a los excluidos y explotados por el capitalismo, a unificar fuerzas y conformar el sujeto histórico para esta batalla; los convocamos a avanzar en la constitución un gran movimiento popular que sea capaz, junto a nuestro Comandante de Presidente, de hacer la revolución urbana.

Exigimos a nuestro Comandante la conformación de una instancia permanente de articulación política con las organizaciones populares, coordinada por el Ejecutivo Nacional y con la presencia de la Dirección Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela, para presentar nuestras propuestas y concretar una agenda popular y revolucionaria para la transformación socialista de nuestras ciudades capitalistas.

Desde hace varios años creemos, como lo ha afirmado ahora nuestro Comandante, que en Caracas cabe otra Caracas, lo cual también se puede afirmar para el resto de los centros urbanos de nuestro país. Nuestras ciudades son, potencialmente, territorios con gran riqueza y diversidad económica, política y cultural. Una ciudad socialista sólo será posible con políticas revolucionarias que combatan las relaciones de producción y propiedad que mantiene el capitalismo, y la conformación de un sujeto histórico popular que asuma la lucha junto a nuestro líder. La tierra urbana no debe ser privada, es de naturaleza social y nos pertenece a todos y todas las habitantes de la ciudad, para que el pueblo deje de ser esclavo de los latifundistas, y así poder materializar una verdadera revolución urbana.

¡CON CHÁVEZ, UNIDAD POPULAR POR LA REVOLUCIÓN URBANA Y EL SOCIALISMO!

- Ocupantes de Edificios Organizados -
- Campamentos de Pioneros-Nuevas Comunidades Socialistas -
- Comités de Tierra Urbana -
- Red Metropolitana de Inquilinos -
- Conserjes Unidos por Venezuela -

¡POR LA DESCRIMINALIZACIÓN DEL PUEBLO!
¡POR EL RESCATE DE INMUEBLES OCIOSOS!
¡POR LA SOCIALIZACIÓN Y ACCESO AL SUELO URBANO!
¡POR LA PRODUCCIÓN SOCIAL Y AUTOGESTIONARIA DEL HÁBITAT!
¡POR LA TRANSFORMACIÓN INTEGRAL DE NUESTROS BARRIOS!
¡POR UNA VENEZUELA LIBRE DE DESALOJOS!
¡POR LA REGULACIÓN DEL MERCADO INMOBILIARIO!
¡POR EL ACCESO AMPLIO A CRÉDITOS PARA VIVIENDA!

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¡EN LOS EDIFICIOS OCUPADOS LO QUE HAY ES PUEBLO ORGANIZADO!
Caracas, noviembre de 2010

Actualmente en Caracas, miles de familias de los sectores populares, trabajadoras, que apoyamos al Comandante Chávez y el proyecto socialista, vivimos en condición de ocupantes de edificios que se encontraban abandonados por el capitalismo, sin que exista hasta ahora una política integral de vivienda de la revolución que atienda esta situación.

Forzadas por la necesidad social de tener un lugar donde vivir en la ciudad y la imposibilidad de acceder a una vivienda a través del mercado inmobiliario especulativo o los planes del gobierno, desde hace mas de 15 años muchas familias hemos visto en la ocupación de inmuebles ociosos la única vía para garantizar nuestro derecho a la ciudad y la vivienda dignas. Estos edificios se encontraban abandonados por sus propietarios, en situación de "engorde", esperando un buen negocio, y sin cumplir ninguna función social para el interés colectivo. Son edificaciones rescatadas por el pueblo y para el pueblo, a fin de satisfacer un derecho humano y así cumplir una función social en la ciudad, quedando todavía cientos de edificios en esta misma condición que deben ser rescatados, por encima de los intereses mezquinos y especulativos de una pequeña clase social propietaria de inmuebles urbanos.

Desde hace mas de un año hemos venido promoviendo la organización y articulación de las familias que habitamos en estos edificios en las parroquias Catedral, Santa Teresa, San Juan, La Candelaria, El Recreo, San Bernardino y Altagracia, a fin de lograr una convivencia armoniosa en cada ocupación, intercambiar sobre los procesos de mejoramiento colectivo de nuestro hábitat y la regularización de servicios, fomentar la integración vecinal, la relación con los consejos comunales y otras instancias del poder popular, y debatir políticas y propuestas a ser presentadas a los distintos niveles de gobierno, en un ejercicio permanente de democracia participativa e iniciativa política popular.

En este sentido, proponemos una agenda de tres puntos para avanzar en una política popular, revolucionaria y socialista:

1. Descriminalización de los ocupantes.
Nuestra legislación vigente (Código Penal, Art. 471-A, 2005) categoriza a las familias que habitamos en una ocupación como delincuentes comunes. Según esta legislación, niños, niñas, adolescentes, mujeres solas, trabajadores y trabajadoras, adultos mayores, personas con discapacidad, en fin, pueblo humilde, estamos cometiendo un delito que se paga con cárcel, haciendo "víctimas" a los verdaderos delincuentes que atentan contra los intereses de los sectores populares y que violan las leyes de urbanismo: los latifundistas del concreto que han mantenido estos edificios ociosos por muchos años.

La ocupación de edificios ociosos no puede ser considerado un problema "penal", es un problema social que expresa la lucha de clases en la ciudad: la necesidad de vivienda del pueblo versus la ambición de negocios de una pequeña burguesía. Nuestra legislación no puede seguir defendiendo los intereses de una minoría apátrida y contrarrevolucionaria, por encima de las necesidades de las grandes mayorías históricamente excluidas que apoyamos al Comandante Presidente y la revolución.

Exigimos que, en el marco del proyecto de reforma del Código Penal que actualmente se discute en la Asamblea Nacional, sea eliminado este articulado que criminaliza al pueblo y que la ocupación sea tratada en nuestras leyes como un asunto civil y social, y no penal y delictivo.

2. Rescate de edificios ociosos.
En las áreas centrales de nuestra ciudad, bien dotadas de servicios e infraestructura, existen cientos de edificaciones que tienen años ociosas y abandonadas por sus propietarios, y que podrían ser rescatadas para que cumplan una función social a fin de satisfacer las necesidades de los sectores sociales excluidos históricamente por el capitalismo y el mercado inmobiliario. Por eso defendemos la tesis de nuestro Comandante de que "en Caracas cabe otra Caracas". El pueblo ya ha comenzado con ese proceso de rescate a través de la ocupación y custodia ciudadana, pero es impostergable la creación de un instrumento jurídico que permita regularizar la situación, y brinde tranquilidad a nuestras familias frente a desalojos. Creemos que en el marco del proyecto de Ley de Rescate de Tierras Ociosas que ha planteado el Comandante, es necesario incorporar un articulado que permita avanzar en esta dirección, permitiéndonos participar en su redacción.

Además, exigimos que se declare inmediatamente la "utilidad pública y social" de los edificios ocupados que nos hemos venido organizando y articulando, a fin de iniciar su rescate definitivo por parte del gobierno, y que sean transferidos en "propiedad social y colectiva" a las familias ocupantes.

3. Recuperación integral de los edificios.
Los edificios ocupados pueden ser espacios para vivir dignamente en la ciudad. Las familias que los habitamos ya hemos avanzado en la recuperación con nuestros propios recursos y esfuerzos. Es necesario un programa de la revolución que nos facilite los medios para que podamos transformarlos definitivamente en viviendas y comunidades dignas, de manera colectiva y autogestionada a través de la organización. Somos familias trabajadoras y estamos dispuestas a pagar por nuestras viviendas, por lo que proponemos la creación un programa de financiamiento y crédito colectivo que nos permita adquirir los edificios a un precio justo, contar con el apoyo técnico para la elaboración de los proyectos, y remodelar integralmente nuestros edificios.
Tenemos avanzadas algunas experiencias piloto que sirven de ejemplo para un Programa de Recuperación Integral de Edificios para Vivienda, y solicitamos el apoyo del gobierno revolucionario para poder concretarlas.

Por todo esto declaramos,

¡LOS HABITANTES DE EDIFICIOS OCUPADOS NO SOMOS DELINCUENTES!
¡SOMOS PUEBLO TRABAJADOR Y ORGANIZADO POR UNA VIVIENDA DIGNA!

12 de noviembre de 2010

Buen periodismo

A Leo Felipe,
a propósito de su texto El (buen y mal) periodista.

Ayer por la noche, tipo 9 y 30, me acuesto en la cama con Sandra Mikele, que estaba a punto de rendírsele al sueño. Enciendo el televisor y está Chávez hablando. Hace un comentario del tipo de periodismo que está haciendo El Correo del Orinoco, y Sandra Mikele, acostada de espaldas a mí, me dice (me susurra): "Papá, tú eres un buen periodista. Casi todas las noticias son tristes o deprimentes, pero tú las cuentas de una forma que no es triste ni deprimente. En los periódicos no pueden aparecer sólo malas noticias. Deben aparecer las buenas también. Pero tampoco sólo buenas noticias, porque también hay malas. Si son puras buenas noticias, no estás diciendo todo lo que pasa. Pero si son puras malas noticias, tampoco lo estás diciendo todo. Si no hubiera malas noticias, Chávez no tendría trabajo, los médicos no tendrían enfermedades que curar, los bomberos no tendrían incendios que apagar, los escritores no tendrían sobre qué escribir. Un mundo sin malas noticias se vuelve como un poco aburrido. Pero tampoco es que tenga puras malas noticias".

Al margen de la vana satisfacción que hubiera podido producirme que mi hija me crea "buen periodista" (idealiza a su papá, sin duda y sin falsas modestias), lo cierto es que me dio una clase, en menos de un minuto, y casi dormida, de lo que significa hacer buen periodismo.

Pero vamos: Sandra Mikele tiene apenas diez años. Qué puede saber del mundo y de la vida. Mucho menos de periodismo.

10 de noviembre de 2010

Diez años

Mi bella guairista

Sandra Mikele, que ya rezuma por los poros eso que llaman preadolescencia, de vez en cuando se permite abrirle un paréntesis a su dulzura habitual, para largarse respuestas que te dejan mal parado, confuso, sin saber qué hacer. Paréntesis que siempre, no puede ser casual, están relacionados con los momentos en que debe ir a bañarse, peinarse el cabello, cambiarse el uniforme escolar o acostarse a dormir.

Bien sea por debilidad de carácter, o porque nunca he creído que el carácter de una hija se forja por imposición, casi siempre respondo con una sonrisa. Una sonrisa que no suele estar a su alcance. Una sonrisa interior, que no aparece en mi rostro. Supongo que me conmueve verla librar esas batallas inútiles contra el baño. Supongo que me conforta verla inconforme, a veces rabiosa, contra el sueño. Entonces le hablo y me escucha. Quizá resignada o poco convencida, pero siempre accede. Lo disimula, pero no tanto como para que sea imperceptible: tras cada derrota, se sabe vencedora. Su papá le habla, ella replica. Conversan, negocian. Nada como que papá se siente a tu lado y te hable. Nada como una buena conversación, por más trivial que sea el asunto.

Naturalmente, a veces pierdo la paciencia y no hay pero que valga. No tanto porque Sandra Mikele incurra en una falta inaceptable. Simplemente a veces el ánimo no ayuda, el agotamiento físico o mental me consume o me abate alguna forma de tristeza. No lo digo con orgullo, sino con vergüenza. Hay días en que es imposible, así sea sólo de a ratos, evitar ser una mala copia de uno mismo. Un impostor, una suerte de farsante.

El domingo pasado Sandra Mikele le respondió a la mamá con una de las suyas: "Te quedarás esperando que arregle mi cuarto, porque no pienso hacerlo nunca". Lo que hubiera podido traducirse en una sonora carcajada que distendiera los ánimos, se transformó en silencio sepulcral. Nada de gritos y portazos, nada de dramas. Silencio puro y duro. ¿La razón? Aquel día los Tiburones de La Guaira acababan de perder su octavo juego en fila, contra los Cardenales de Lara, hundiéndose aún más en el frío sótano. Qué pesadilla de arranque de temporada. Qué tristeza.

Ya de noche, senté a Sandra Mikele y le pedí que me escuchara. Le hablé en tono severo, pero con franqueza. "No quiero escucharte más nunca responderle de esa forma a tu mamá", le advertí. Luego, en tono mucho más afable y persuasivo, le imploré compresión: "Entre octubre y diciembre de cada año, son meses de mucha tensión. Tú lo sabes, ya lo has vivido: te ha tocado disfrutarlo y padecerlo. Cada juego que gana La Guaira es una fiesta. También pierde, y es normal, ningún equipo puede ganar todos los juegos. Pero cuando La Guaira juega mal, eso sí me molesta. Más que molestarme, me entristece. En estos momentos, La Guaira está jugando muy mal. Lleva ocho derrotas seguidas y la verdad, mi amor, estoy triste, muy triste. Te agradezco, sobre todo en estas circunstancias, que te abstengas de hacer ese tipo de comentarios".

Sandra Mikele no podía parar de reír. Al verme tan derrotado, contra el suelo, reírse era su manera de transmitirme un poquito de victoria, un poquito de consuelo. Supongo que le conmovía verme librar esa batalla inútil contra la tristeza. Supongo que le confortaba verme como un niño que, rabioso, le confesaba sus penas. "No es para tanto papá". "Sí es para tanto". De pronto ya no pude evitar reírme con ella.

Mi niña, mi adorada Sandra Mikele, ya está dejando de ser una niña: hoy cumple sus primeros diez años. Que no son nada en comparación con todos los años que han pasado desde la última vez que La Guaira se tituló campeón. Pero diez años que son los más hermosos que me ha dado la vida. Estando a su lado, después de todo, cualquier tristeza se desvanece.

Al día de hoy, La Guaira ya acumula nueve derrotas en fila. Si rompe la mala racha, celebraré doble. Si pierde por décima vez, mañana amaneceré triste, sin duda. Triste por mi equipo. Pero infinitamente feliz, al lado de mi Sandra Mikele y sus diez años.

¿Polarizar o despolarizar?

"La historicidad que nos arrastra y nos determina es belicosa, no es parlanchina. De ahí la centralidad de la relación de poder, no de la relación de sentido. La historia no tiene «sentido», lo que no quiere decir que sea absurda e incoherente; es, por el contrario, inteligible y se debe poder analizar en sus mínimos detalles, pero a partir de la inteligibilidad de las luchas, de las estrategias y de las tácticas".
Michel Foucault

1.- ¿Polarizar para avanzar? ¿Despolarizar para retroceder? Planteado en esos términos, sin duda estamos frente a un falso dilema. Se parte de un presupuesto falso: que la polarización significa extremar posturas. Dejemos a un lado el parloteo y hagamos una evaluación de las estrategias y las tácticas, de las "condiciones objetivas", si se prefiere: la táctica que emplean las fuerzas adversas a la revolución bolivariana no es despolarizar para avanzar. ¿Quién dijo que la oposición no radicaliza? Después del 26-S, la oposición "democrática" ha radicalizado la táctica que viene empleando sobre todo desde 2007: abandono del discurso confrontacional, crítica de la gestión de gobierno, reapropiación del discurso chavista. Atrás quedaron los tiempos en que esa misma oposición pedía la renuncia de Chávez, hacía un llamado abierto al desconocimiento de las instituciones democráticas, promovía la violencia callejera y alentaba salidas de fuerza. La estrategia sigue siendo la misma: dar al traste con la revolución bolivariana, haciendo tabula rasa de todas las conquistas populares. Fueron las tácticas empleadas hasta 2006 las que demostraron ser un completo fracaso: condujeron a la oposición de derrota en derrota. Después del golpe de Estado en 2002, atendieron, a regañadientes, el llamado al "diálogo", mientras reagrupaban fuerzas para consumar, en diciembre del mismo año, el mayor atentando que ha sufrido la sociedad venezolana: el sabotaje de la industria petrolera y el lock out empresarial (promovido por los mismos oligopolios de hoy), que dejaron en la ruina a la economía nacional. Hoy la oposición "democrática" ha resignificado el discurso de la despolarización, nos habla de "diálogo" y de la necesidad de "equilibrio". Para avanzar, la oposición necesita repolarizar, y es exactamente lo que está haciendo. Si desde 2007 su táctica apuntaba a la desmovilización y desmoralización de la base social del chavismo, a partir del 26-S se cree con la fuerza suficiente para ir tras el voto chavista.

2.- La correlación de fuerzas que ha quedado expresada el 26-S no es el resultado de los "excesos" de la polarización, sino la confirmación de una crisis de polarización chavista. Esta crisis no es expresión de un exceso de antagonismo político, sino de todo lo contrario: de la atenuación del conflicto y del disciplinamiento forzoso del chavismo que supuso la burocratización de la política; de la desatención de las demandas populares en favor del discurseo vacío. ¿La vía más expedita para frustrar el proceso de cambios? No reconocer los signos de esta crisis de polarización, de los cuales el más elocuente es el hastío por la política que afecta a parte importante de la base social del chavismo. En este contexto, la interrogante fundamental no es: ¿a quién conviene agudizar la polarización? La pregunta pertinente es: ¿a quién conviene agudizar la crisis de polarización chavista?

3.- Avanzar en la radicalización democrática de la sociedad venezolana no pasa por "dialogar" con el chavismo popular, sino por crear las condiciones que hagan posible la interpelación mutua entre la base social del chavismo y su dirección política. Interpelación supone conflicto, por supuesto que sí, pero una revolución encara el conflicto, no lo invisibiliza. ¿Esto supone descartar el "diálogo" con la oposición "democrática" o con la clase media? No. ¿Acaso supone cesar en la lucha contra los oligopolios? De ninguna manera. Repolarización chavista no significa estimular los odios. Significa comprender que es necesario construir un muro de contención contra la "polarización salvaje" que sobrevendría si la oposición retoma el control de los poderes del Estado; esto es, cuando las fuerzas entonces victoriosas ya no necesiten recurrir al discurso del "diálogo". En un escenario tal, ¿dialogaremos con los que criminalizan, estigmatizan y persiguen al chavismo "salvaje"? ¿Reclamaremos racionalidad y mesura? La táctica de la repolarización chavista significa reagrupar fuerzas, organización, movilización y lucha popular. Porque sin pueblo no hay contención que valga. Está claro: sin pueblo tampoco hay "sorpresas". Sólo la derrota.

27 de octubre de 2010

Repolitizar los medios públicos

Situación 1: Ocurrió pocos días antes de las elecciones parlamentarias, durante la emergencia provocada por las fuertes lluvias sobre Caracas. Parroquia Antímano. El gobierno nacional acude en auxilio de las víctimas. VTV llega hasta el lugar. Algún funcionario hace evaluación de los daños: familias en riesgo, etc. Le toca hablar a los afectados. Es una mujer de treinta y tantos años. Su rostro está horadado por el cansancio, que reflejan sobre todo sus ojos. Pero permanece firme, ayudando a los suyos. Ella simboliza a la comunidad organizada. En circunstancias tan adversas, es mucho lo que tiene que decir. Micrófono en mano, transmisión en vivo, el periodista quiere conocer su opinión sobre las gestiones que viene realizando el gobierno en el lugar de los hechos. La mujer le responde, palabras más, palabras menos, que está de acuerdo, pero reclama que la comunidad venía alertando… El periodista interrumpe la exposición. Insiste: quiere saber qué opina la mujer sobre la gestión de gobierno. Ésta ensaya una segunda respuesta, algo confundida. Desea, sobre todo, relatar la tragedia que han vivido, explicar cuáles son los problemas de la comunidad, pero la oportunidad no llega. El periodista insiste por tercera vez. Entre resignada y molesta, la mujer termina cediendo: se limita a agradecerle a Chávez por no dejarlos solos.

Situación 2: La mañana del lunes 18 de octubre, el hermano jesuita José María Korta inicia una huelga de hambre en pleno centro de Caracas, a pocos metros de la Asamblea Nacional. Entre otros puntos, demanda la "libertad inmediata para Sabino Romero Izarra y demás presos yukpas recluidos en la Cárcel Nacional de Trujillo". En comunicado público, expresa sus sentimientos de "gran admiración" por las "expresiones orales" del Presidente Chávez "respecto a su política indigenista". Pero advierte: "Hacen falta políticas públicas indígenas 'desde abajo'… como mecanismo de apropiación del derecho por parte del sujeto social. Es necesaria la desestatización de lo indígena. El derecho a la demarcación no es otra cosa que el derecho a la tierra y todavía, después de once años de Gobierno Revolucionario, no se ha podido concretar”. Inexplicablemente, los medios públicos guardan silencio. (¿Salvo algunas excepciones? No tengo conocimiento de ellas). En contraste, varios medios privados cubren la noticia. Sólo un par de ejemplos: el jueves 21 de octubre, el programa Radar de los Barrios (que transmite Globovisión) incluye un segmento en que el conductor del programa (devenido en improbable aliado de la lucha indígena) confraterniza con el hermano Korta. El mismo día, el diario El Nacional (a cuyos dueños les importa un pepino la suerte de los yukpas) reseña la noticia en primera plana.

El Nacional, primera plana, jueves 21 de octubre de 2010. La noticia de la huelga de hambre del hermano Korta reseñada debajo del titular central.

El Nacional, jueves 21 de octubre de 2001. Detalle de la nota: "Dar la vida es un regalo".

Pudieran citarse varias situaciones análogas, pero las circunstancias exigen concisión. Además, ambas son suficientes para ilustrar lo que podría denominarse la gestionalización de la política comunicacional. A grandes rasgos, ésta se expresa de dos formas:

1) en la primera situación, el esfuerzo está concentrado, exclusivamente, en "demostrar" el esfuerzo que sin duda realiza el gobierno bolivariano para atender una emergencia social. Sin embargo, el pueblo organizado no aparece como sujeto político, que trabaja junto con el gobierno, sino como objeto de la asistencia oficial. Los medios públicos dan voz al pueblo, pero esta voz se ve forzada a "traducir" la línea oficial, se ve obligada a adecuarse a ella, cuando debería ser a la inversa: a través de los medios públicos debería expresarse la línea popular, sus demandas, sus problemas y sus propuestas;

2) en la segunda situación, desaparece la voz popular. Los sujetos políticos populares son, simplemente, invisibilizados. La lógica sería más o menos la siguiente: darle voz a la protesta popular supondría dejar en evidencia los errores de la gestión del gobierno bolivariano. Equivaldría, por tanto, a darle armas al enemigo, que ha hecho de la crítica de la gestión el puntal de su discurso. En casos extremos, se visibiliza a los actores de la protesta, pero criminalizándolos: infiltrados, anarcoides, etc. Mediante la sanción moral, se intenta deslegitimar las causas de la protesta.

En la primera situación, nuestros medios públicos han desperdiciado una extraordinaria oportunidad para que el pueblo se exprese sin cortapisas. El pueblo chavista de Antímano ya no debe luchar sólo contra los estragos de la lluvia, sino además sobreponerse a la frustración que produce la imposibilidad de decir todo lo que tiene que decir. De la frustración al hastío hay un solo paso. El hastío, que significa desmovilización y desinterés por la política, es también una forma de protesta.

La segunda situación expresa más bien una absoluta falta de sentido de la oportunidad. Las implicaciones de ésta son más graves, sus efectos políticos más duraderos: bajo el pretexto de no darle armas al enemigo, terminamos cediéndole el campo de batalla. El terreno que conceden nuestros medios públicos es ocupado por los oportunistas y demagogos. Cierto: el pueblo no habla a través de los medios antichavistas, son las elites las que pretenden hablar a través de él. Las mismas que durante todos estos años han emprendido una feroz campaña de criminalización del chavismo popular. El mensaje siempre es el mismo: "El poder popular de que habla el gobierno es pura paja". Pero la clave es ésta: a un cierto apaciguamiento de la línea orientada a la criminalización del chavismo, va unido un interés creciente por visibilizar las demandas populares. Ésta es una variante del giro táctico del discurso opositor desde 2007, pero esto es algo que ya he intentado desarrollar en otros artículos, y no es mi intención insistir en el punto, sino en lo siguiente: el oportunismo de los medios antchavistas es la consecuencia inevitable de nuestra falta de sentido de la oportunidad. Mientras el antichavismo "dialoga" (repolariza) con el chavismo popular, los medios públicos le retiran la voz.

Frente a este cuadro, ¿cómo repolitizar los medios públicos? En adelante algunos aportes para la discusión:

1.- Lo primero que habría que terminar de entender es que no se trata de un problema de gestión, sino de un asunto político. Talento sobra en nuestros medios públicos, lo que falta es ponerlo al servicio de una política comunicacional orientada a la radicalización democrática de la sociedad venezolana. No se trata de cargos, ni de puestos (otra expresión más de la burocratización de la política que golpea a la revolución bolivariana), sino de política. Se trata de entender que hemos perdido demasiado tiempo en mezquindades y ruindades, postergando la discusión sobre los medios públicos que necesita la revolución bolivariana; apelando a la descalificación, y en algunos casos incluso a la criminalización (es el caso de la lucha de los trabajadores de Ávila TV), con la intención no sólo de eludir la discusión política, sino de preservar cuotas de poder. Ya basta de mirarnos el ombligo, es tiempo de volver a la calle.

2.- Si de "logros" se trata, no hay logro más importante que la participación popular. Insisto: el mayor aporte del chavismo a la sociedad venezolana fue la incorporación de las masas populares a la lucha política. Nuestros medios públicos deben funcionar como cajas de resonancia de las luchas populares. Lo contrario es traicionar el legado del chavismo originario. Esto supone, por supuesto que sí, hacer visible la relación conflictiva entre pueblo y burocracia (incluida la comunicacional). Pero una revolución no se plantea el falso dilema: pueblo o burocracia. Opta por el primero, en cada circunstancia. Las demandas populares, sus problemas, sus críticas (incluso contra los atropellos de la burocracia) deben aparecer en nuestros medios, antes que en cualesquiera otros.

3.- Lo anterior implica que nuestros medios públicos no pueden seguir concentrando tanto esfuerzo en "desmontar las matrices" de los medios antichavistas. De nuevo: la tendencia es a interpretar esta postura como un ataque despiadado e injustificado contra ciertos espacios televisivos. Al contrario, lo que planteo es la necesidad urgente de balance: ¿de qué vale una programación orientada a la crítica de medios, si no hay espacios para que el pueblo cuestione a los medios antichavistas, pero también a los medios públicos, y en general para que señale nuestros logros y aciertos, así como nuestras fallas y errores? Se habla mucho de usuarios y usuarias de medios públicos, pero una programación concentrada exclusivamente en divulgar los logros de la gestión del gobierno bolivariano y en la crítica de medios, supone una concepción según la cual el pueblo no es sujeto de la política, sino objeto, receptor pasivo, actor de reparto.

4.- Se habla mucho de usuarios y usuarias de medios públicos, pero lo cierto es que no hay medios públicos sin público. ¿Cuáles son los usuarios y usuarias de medios que nadie o muy poca gente ve o escucha? En este caso, la tendencia es a descalificar esta postura con el pretexto de que estamos sugiriendo implícitamente que nuestra televisión, por ejemplo, debe parecerse a Venevisión. Cuánta cortedad de miras. Mientras tanto, poco importa si nuestro mensaje no llega a ninguna parte. Lo peor del caso es que esta tendencia disimula un profundo menosprecio por nuestro pueblo, vuelve a reducirlo a receptor pasivo y acrítico. El problema sería el pueblo "alienado", que se refugia en masa en la programación de Venevisión y Televen, jamás la ausencia de una oferta alternativa: popular, revolucionaria, audaz, creativa. Frente a las narconovelas, "ideología" y crítica de Globovisión. Con razón nadie nos ve. Pero no lo digas muy duro: quedarás como un defensor de las narconovelas.

5.- Habría que leer y releer las palabras de Jesús Martín Barbero: "... la mayoría de nuestros intelectuales en América Latina sigue pensando que los gustos populares no son gustos. Y lo que no es el gusto de la burguesía y de la distinción no es el gusto. Y esto pasa con gente muy de izquierda; el gusto popular les da asco, y el asco es del estómago. Los intelectuales legitiman con toda una verborrea discursiva lo que es del estómago. En Colombia logramos por primera vez que el Ministerio de Cultura haga una encuesta nacional sobre consumos culturales. Esto significaba salir de la visión ilustrada, paternalista de que hay gente que sabe lo que el pueblo necesita y punto. Así como los medios te engañan diciéndote: 'yo sé lo que la gente sabe', los intelectuales llevan siglo y medio diciendo que ellos saben lo que la gente necesita, que es aún peor. Entonces, se hace esa encuesta, y se rasgan las vestiduras porque el acontecimiento cultural más importante para la mayoría de los colombianos es el reinado de belleza de Cartagena. En lugar de preguntarse qué significa eso, de dónde viene, con qué tiene que ver, dicen: 'este país es una mierda, un país donde el hecho cultural es el reinado de belleza, no es un país'... En ese sentido, para mí el escándalo es la incapacidad de los intelectuales para dejarse desestabilizar por la encuesta y salir de su castillo desde el cual ellos dicen cuál es el cine que tiene que gustar, cuál es la música que tiene que gustar, cuáles son los libros que tiene que leer la gente. Estamos atrapados. Los medios dicen: 'nosotros le damos a la gente lo que la gente quiere', y los intelectuales dicen 'los medios no le dan a la gente lo que la gente necesita'. ¿Y qué es lo que la gente necesita?".

6.- ¿Qué es lo que los jóvenes de nuestros barrios populares "necesitan"? Pero hablemos de datos gruesos: ¿sabía usted que, según cifras oficiales, el 64,1% de la población venezolana tiene 34 años o menos, y 56,5% tiene 29 años o menos? ¿Cuál es el mensaje que le estamos transmitiendo a ese público? Más aún: ¿los jóvenes de los barrios populares hablan a través de nuestros medios públicos? ¿Seguiremos permitiendo que nuestra revolución envejezca prematuramente, defendiendo a capa y espada la idea anacrónica y conservadora de que los gustos populares de nuestros jóvenes no son gustos, y lo que corresponde, por tanto, es "enseñarles" cuál es la televisión y el cine que tienen que ver, cuál es la música que tienen que escuchar y cuáles son los libros que tienen que leer?

Mientras avanzamos en la discusión (que no puede seguir postergándose), ¿por qué no pensar, por ejemplo, en la creación de una escuela de medios, que incorpore a trabajadores de los mismos medios públicos, donde se trabaje en una programación (sin excluir ningún formato) que responda a las exigencias de la radicalización democrática de la sociedad venezolana? Si avanzamos a paso firme, podríamos obtener resultados a corto plazo.

26 de octubre de 2010

Así se gobierna socialistamente: Frente a la emergencia habitacional, las organizaciones sociales se pronuncian por el hábitat popular

Mañana miércoles 27 de octubre de 2010, los Campamentos de Pioneros, los Comités de Tierra Urbana, la Red Metropolitana de Inquilinos, Conserjes Unidos de Venezuela, Ocupaciones Organizadas del Centro de Caracas y otras organizaciones de familias sin techo, se movilizarán al Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y el Hábitat con el objetivo de manifestar públicamente su apoyo a las medidas anunciadas por el Presidente Chávez, a raíz de la emergencia habitacional ocasionada por las fuertes lluvias en la ciudad de Caracas y otras regiones del país, y solicitar la participación de las organizaciones sociales en el Plan de Vivienda planteado por el gobierno bolivariano para los próximos 10 años.

La concentración será desde las ocho de la mañana en la Plaza Brión de Chacaíto, para de ahí partir en una caminata hasta la sede del Ministerio, donde se hará lectura y entrega de un comunicado público.

Este comunicado (abajo) tiene la virtud de ofrecer algunas pistas que nos permitirían despejar la incógnita: ¿qué significa gobernar socialistamente? El aporte decisivo que están haciendo las organizaciones populares que se movilizarán mañana es ofrecernos un ejemplo concreto de lo que significa la repolitización de la gestión: gobierno y pueblo organizado trabajando juntos en la resolución de problemas concretos. Eso es creación de nueva institucionalidad democrática, autogobierno popular y políticas orientadas al fortalecimiento del poder popular. En suma, esto es lo que significa la radicalización democrática.


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FRENTE A LA EMERGENCIA HABITACIONAL:
¡Las organizaciones sociales nos pronunciamos por el hábitat popular!
Caracas, 27 de octubre de 2010

Hoy, diferentes organizaciones sociales que luchamos por el derecho al suelo urbano, una ciudad justa e incluyente, y el hábitat y la vivienda popular, queremos manifestar públicamente nuestro más contundente apoyo a los anuncios realizados por nuestro Comandante Presidente en la búsqueda de resolver de manera definitiva el "drama habitacional" que nuestro país y nuestras ciudades heredaron de la IV República.

La emergencia en la que hoy nos encontramos miles de familias de los sectores populares de Caracas, no es más que el resultado de décadas de exclusión social y segregación espacial a la que hemos sido sometidos como pueblo por la sociedad capitalista, la cual nos ha negado históricamente la posibilidad de acceder a un lugar digno donde habitar en la ciudad, reservando a través de los mecanismos del mercado los mejores terrenos y espacios para el negocio inmobiliario y de la vivienda. Afirmamos que si se mantienen intactos los mecanismos del mercado capitalista, nunca podrá ser resuelto de manera estructural este problema social. Proponemos que la emergencia habitacional decretada por nuestro Comandante debe ser permanente e indefinida, ya que esta situación se repetirá con cada periodo de lluvias, y no sólo debe ser un problema de Estado, sino también un problema de la Revolución, abriendo el camino a la implementación de políticas socialistas que permitan resolver de forma definitiva el drama de los excluidos urbanos.

En este sentido, creemos que los anuncios hechos por el Comandante, además de resolver de manera coyuntural la emergencia en la que se encuentran nuestras familias que han quedado sin vivienda, apuntan estratégicamente en la dirección correcta. Aun cuando muchas de las familias que han quedado damnificadas en esta oportunidad deben abandonar su comunidades de origen para trasladarse fuera de la ciudad, rompiendo con sus relaciones básicas de subsistencia y vida; el Plan de Viviendas anunciado para Caracas y otras grandes ciudades del país para los próximos 10 años, marca un giro en la política de vivienda histórico: la solución al problema de la vivienda de los sectores populares está dentro de la ciudad y no fuera de ésta, como siempre quisieron hacernos ver las clases dominantes enemigas del pueblo. Esto ratifica lo que desde hace varios años venimos sosteniendo los movimientos populares que luchamos por el derecho a la ciudad: en Caracas existen suficientes espacios vacíos y ociosos, en zonas seguras y dotadas de servicios básicos, como para resolver el déficit habitacional de sus habitantes, sin necesidad de "expulsarnos" sistemáticamente a ciudades dormitorio y otras partes del país.

La iniciativa presidencial de formular una Ley que permita rescatar esta gran cantidad de terrenos urbanos ociosos, para ponerlos al servicio de una política de vivienda y hábitat para los sectores populares, es un hecho que aplaudimos y apoyamos de manera contundente. Desde nuestras organizaciones hemos venido dando la batalla por el acceso al suelo, y hemos formulado propuestas de políticas y marcos jurídicos que permitan avanzar en la lucha contra la especulación inmobiliaria y el latifundio urbano, y nos ponemos a la orden de la Revolución para participar en el diseño e implementación de esta política. Creemos que es imprescindible que cualquier instrumento legal que se formule en esta dirección, combata de raíz las lógicas impuestas por el mercado capitalista inmobiliario al suelo urbano y la vivienda, para evitar el riesgo de seguir enriqueciendo a los sectores sociales causantes de los males de nuestro pueblo. El suelo, así como lo es el aire y el agua, es de naturaleza social, y debe cumplir una clara función social a fin de satisfacer las necesidades de las grades mayorías excluidas, por encima de las ambiciones mercantilistas de una minoría inescrupulosa, contrarrevolucionaria y apátrida de propietarios inmobiliarios.

Por otro lado, solicitamos que se abra un espacio para la participación popular en la concreción del Plan de Viviendas. No creemos que con las viejas herramientas del capitalismo, las empresas constructoras que históricamente han explotado al pueblo en función del negocio de la vivienda, puedan cumplirse las metas que ha puesto nuestro Presidente. El gran constructor de viviendas en Venezuela ha sido el propio pueblo, quien, donde pudo, como pudo y con los recursos que tenía, sin ningún apoyo del Estado burgués o el sector privado, construyó el 70% de las viviendas del país. Nuestro comandante regresa de una importante gira internacional donde consiguió el apoyo de países aliados y hermanos para cumplir esta gigantesca tarea, ahora bien, las organizaciones sociales que luchamos por el derecho a un hábitat y vivienda dignos queremos ofrecerle también nuestro apoyo con alternativas populares y socialistas para la producción social del hábitat.

Desde hace varios años hemos venido organizándonos y proponiendo políticas que nos permitan participar de manera directa en la solución a nuestra necesidad de una vivienda y hábitat, no queremos seguir siendo un problema y una carga para el Estado, tenemos una propuesta alternativa: la producción autogestionaria del hábitat, donde el pueblo se organiza para construir de manera colectiva, sin la participación de empresas constructoras y con el apoyo del Gobierno Revolucionario, sus viviendas, y lo mas importante, construir su comunidad. Además de propuestas políticas, contamos con algunas experiencias organizativas concretas, y las alianzas con otras organizaciones sociales de América Latina que trabajan en el ámbito de la producción popular del hábitat, que ponemos a la orden del Plan de Viviendas del Ejecutivo, las cuales pueden servir de punto de partida para comenzar a andar un camino alternativo y estratégico a la producción con empresas capitalistas.

Para todo esto, y antes de que aconteciera la coyuntura que estamos viviendo, hicimos llegar a manos del actual Ministro del Poder Popular para la Vivienda y el Hábitat, todas nuestras propuestas y experiencias, las cuales creemos ahora mucho más pertinentes para ser tomadas en cuenta por nuestro Comandante.

Desde nuestras organizaciones creemos que sólo con la organización y movilización popular en torno a políticas socialistas, y de la mano con el Gobierno Revolucionario, comenzaremos a combatir los males que nos ha dejado la sociedad capitalista.

¡Patria Socialista o Muerte!
¡Venceremos!

Suscriben el presente comunicado:

- Campamentos de Pioneros -
- Asamblea Metropolitana de Comités de Tierra Urbana -
- Conserjes Unidos por Venezuela -
- Red Metropolitana de Inquilinos -
- Ocupaciones Organizadas del Centro de Caracas -
- Organizaciones de Nuevas Comunidades Socialistas -