28 de mayo de 2008

Mayo 68 y los "estudiantes por la libertad"

I.-
La leyenda urbana más reciente de la que tengamos noticia es aquella según la cual el canal Telesur fue el responsable de realizar el video en el que las FARC confirmaron la muerte de Marulanda. Digo leyenda urbana porque lo de las transnacionales de noticias, y concretamente lo de los medios opositores en Venezuela ya supera el calificativo de "terrorismo mediático" (término acuñado cuando ya se hizo insostenible seguir acusándoles de organizar "shows mediáticos" para distraer la atención).

Los medios opositores, Globovisión a la cabeza, se han convertido con el transcurrir del tiempo en verdaderas máquinas de producción de verosimilitud, allí donde toda la evidencia disponible indica que se trata de "noticias" inverosímiles. Así como cuando difundieron aquellas imágenes, editadas por supuesto, en las que aparecía Chávez vaciando un lata de leche en polvo, y más allá otras imágenes del hombre mascando hoja de coca, y así, súbitamente, como quien no quiere la cosa, amanecimos gobernados por un presidente cocainómano.

Y me refiero a la leyenda urbana más reciente, porque la producción de leyendas es permanente, sin descanso, casi en tiempo real, como corresponde a una sociedad en transformación, en la que aquellos que se oponen furiosamente a la revolución bolivariana están refugiados en los medios de masas (y en las universidades, los gremios empresariales y la Plaza Brión de Chacaíto, que ha sustituido a la venida a menos Plaza Altamira).

En otras palabras: a la pérdida progresiva de margen de maniobra en el espacio público, quedan los estudios de televisión y los campus universitarios, como oasis en el inclemente desierto de lo real. A falta de fuerza real, recurren a la leyenda que los atemorice o los indigne, que los conmueva o los sorprenda, que los fascine o los persuada de que es sólo una ilusión, un accidente, una mera circunstancia desafortunada y pasajera el derrumbe inevitable del modelo de sociedad que les aseguraba la posición de dominio sobre las mayorías.

La leyenda favorita cumple por estos días un año: cuando este gobierno autoritario, totalitario, dictatorial, fascista y antidemocrático "cerró" RCTV, emergieron a las calles, en masa, valientes y puros de alma, los estudiantes venezolanos a ofrecer su pecho a las balas, su sangre, su sudor y sus lágrimas para impedir aquel atropello sin nombre, aquel atentado a la libertad más sagrada (la de expresarse libremente en una sociedad democrática), y con éste el atropello a todas las libertades por las que el género humano ha luchado durante siglos.

Pero además, quiso la fortuna o el destino que aquella multitudinaria manifestación democrática iniciara un mes de mayo. Hubiera podido apostar todas las muñecas y libros de Sandra a que comenzaríamos a leer y a escuchar en los medios opositores apresuradas y vulgares analogías con el Mayo 68. Hubiera ganado fácil, Sandra, y tus muñecas nunca hubieran estado bajo peligro. Muy temprano comenzó el desfile de declaraciones: Javier Vidal (actor de RCTV, para el lector no informado), por ejemplo, se apresuró a afirmar que "no es verdad que a esos niños los estén manipulando, ellos son los que marcan la ruta, son nuestro Mayo francés". Y un par de expertos internacionalistas le otorgaron rango de verdad científica a la comparación:

Caso de estudio 1.
Julio César Pineda (canal Globovisión):
Los niños de Javier Vidal son "universitarios herederos de los combates por la autonomía en 1928 en Córdoba, y como los del Mayo Francés, la Primavera de Praga, la Revolución de los Claveles portuguesa o la Revolución Naranja ucraniana".

Pero lo mejor es el cierre, que pasará a los anales de las frases célebres, por su originalidad y elocuencia: "La historia demuestra que aunque en todos los jardines se traten de cortar todas las flores siempre llegará la primavera".

Epa gente: el tipo primero estudió antes de hacerse experto en la materia, así que debe ser verdad, dejen la echadera de vaina.

Y aquí viene el otro. Éste es un poco más analítico, concienzudo:

Caso de estudio 2.
José Toro Hardy (canal Globovisión, diario El Universal):
"Con las distancias del caso, los acontecimientos que iniciaron en mayo los estudiantes en Venezuela inevitablemente me traen la memoria el famoso Mayo Francés".
...
"En situaciones como éstas, suelo recurrir a las páginas de la historia en búsqueda de precedentes. Por eso me vino a la memoria el episodio conocido como el 'Mayo Francés' que tuvo lugar en 1968".
...
"La historia tiene una terca tendencia a repetirse y la naturaleza rebelde de los estudiantes es la misma en todas partes y en todos los tiempos. Cuando los estudiantes salen, los gobiernos tiemblan. Algo es evidente: se produjo un punto de quiebre en la opinión pública. Ya el gobernante no puede seguir haciendo lo que le da la gana. ¡Adiós a la revolución!".

Es decir, no es Toro Hardy el que repite la práctica recurrente de cierta academia poco ingeniosa de establecer analogías burdas entre acontecimientos históricos. No. La culpa la tiene la historia. Otra: la historia de Toro Hardy nos enseña que los estudiantes acaban con las revoluciones. Qué cantidad de tiempo perdido creyendo que ayudaban a iniciarla.

Y ahora, el bonus extra. Lo dejé de último porque no se trata de una opinión formulada al calor de los acontecimientos, sino más bien de una reflexión en frío, tipo balance, un año después.

Les estoy hablando de un académico que, según Faitha Nahmens, de la revista Exceso, es "objeto de culto" en la Universidad Central de Venezuela. La verdad, no sé de qué culto se trata ni quiénes lo profesan, pero asumamos una de ecuménicos. El hombre fue uno de los fundadores de una cosa llamada Observatorio Espacio Antitotalitario Hanna Arendt, un espacio integrado por académicos de destacadísima trayectoria, dedicados a observar los signos totalitarios del régimen fascista de Chávez. Más recientemente, ha aparecido como uno de los firmantes de los manifiestos del Movimiento 2D, que periódicamente publica el diario El Nacional.

Se trata, cámaras, de nada más y nada menos que...

Caso de estudio 3.
Heinz Sonntag:
Me topé con la última edición de la revista Exceso, número 218 de mayo de 2008, en alguna librería de Caracas. En la portada, en todo el centro, un 1968 en blanco, y abajo, en letras rojas: Estallido global. Decidí invertir los 12 bolívares fuertes que cuesta la revista, seguro de que esta vez no perdía la apuesta. Le aposté a Sandra una pizza:

- A que sale más de uno hablando de los estudiantes venezolanos, RCTV, la libertad contra el tirano fascista, etc.
-Papá, tengo hambre.

Al final, claro, pagué yo por la pizza y le di la primera ojeada a la revista. Dicho y hecho cámaras: comienza Faitha Nahmens con el respectivo intro laudatorio ("De aquel fogaje conserva cierta tendencia a la calentura de cabeza: fue el Mayo Francés del 68 - que él corrige como el junio alemán del 67 -, un episodio fulminante que aún lo abrasa"), sigue Sonntag explicando por qué y cómo comenzó todo, no en mayo del 68 en París, sino en Alemania, donde nuestro intelectual participó de los acontecimientos, obviamente. Respectiva cita a Habermas, que no podía faltar, y viene el párrafo en cuestión:

"Lo cierto es que el grito de guerra ya había llegado a los oídos precisos y pronto Alemania Occidental era un hervidero, y, con ella, los vecinos Italia, Francia y la antigua Checoslovaquia. Por todos lados las pancartas ondean con frases que hoy son pieza de colección..."

... contengo el aliento...

"... y los estudiantes que han precipitado la cadena contestataria, atrincherados tras sus barbas, traspasan el umbral que separa bochinche espontáneo de política. 'Sí, como aquí, como mayo de 2007', compara".

Suelto la carcajada. A nuestros niños les había crecido la barba.

II.-
Complementaria de la anterior es la leyenda según la cual los "estudiantes por la libertad", como los bautizó Gustavo Tovar Arroyo, derrotaron a Chávez el pasado 2D. Es exactamente la misma ceguera infinita que arrastra a la oposición a jurar que en las elecciones regionales del próximo noviembre arrasarán en todos los estados en los que fue derrotada la propuesta de reforma constitucional.

En lo particular, confieso, disfruto de estos pronósticos como el que más, y en aquellas escasas ocasiones en que me toca, por ejemplo, intercambiar con algún taxista antichavista, le sigo completamente la corriente:

- Este gobierno ya no tiene vida, la popularidad del carajo ese está por el suelo. (Sucesión de maledicencias impublicables. Los tipos tienen una habilidad envidiable para derrochar amargura).
- ¿Sí?
- Nadie lo quiere. (Sucesión de maledicencias impublicables). Aquí en Caracas gana Leopoldo López.
- ¿Usted dice?
- Mire mijo, ese tipo gana sólo en las zonas rurales, donde están el monte y la culebra (otra leyenda urbana, digna de otro análisis). Pero en las ciudades ya no lo quieren.
- ¿Y usted sabe quiénes son los que lo tienen así? Los estudiantes, maestro, los estudiantes.

Bueno, el tipo muerde el anzuelo, pica y se extiende y yo nada más ligando que no me agarre una cola. (Otra leyenda urbana: Caracas es ingobernable. Todo el que frecuente el centro de la ciudad y haya atestiguado lo que pueden lograr unos fiscales de tránsito con un poco de voluntad, sabe de qué les hablo).

Una de las piezas más hilarantes que he tenido el chance de leer, de esas que retroalimentan la leyenda urbana de los estudiantes-David que derrotan al tirano fascista-Goliat, proviene de la pluma implacable de Ibsen Martínez. En un artículo publicado en el diario español El País, intitulado No es de izquierdas, es fascista, Ibsen sentencia:

"En varias ciudades de Venezuela, ya sea que estudien en planteles de educación privados o públicos (donde el chavismo, pese a todo su poderío institucional y económico, no ha podido en casi una década ganar una sola elección en los consejos estudiantiles), los muchachos se han convertido en la inesperada némesis de un régimen crecientemente militarizante".

Lo mejor, como nos tiene acostumbrado Ibsen, está reservado para el final:

"Si hiciese falta otro indicio de que una izquierda democrática insurge contra el autoritarismo militarista y de partido único de Chávez, ahí están los chamos como Goicoechea que siempre, siempre, están a la izquierda".

Esa sí no la había escuchado: los niños son de izquierda. Imagino que Ibsen también.

Pero la mejor de todas, la que merece el mayor de los honores, es una nota de la agencia AP publicada hace un par de semanas, intitulada Estudiante de derecho surge como fuerte opositor a Chávez. La nota perfila al izquierdista Yon Goicochea convertido en el ídolo de una... en el líder de una generación. De apenas 23 años, Goicochea, a pesar de Ibsen Martínez, "se resiste a las etiquetas de derecha, izquierda o centro. Considera que América Latina necesita mayores libertades y justicia social, y defiende a la empresa privada, frente a las interferencias del estado". Es decir, un Daniel Cohn-Bendit que defiende al mercado.

Prosigue la nota: "El destacado alumno de la Universidad Católica Andrés Bello, una institución privada, se reveló como un carismático orador cuando habló ante los estudiantes para que rechazaran la reforma de Chávez y cuando los convocó a 'hacerle frente al totalitarismo'". Todos somos Yon. A su juicio, en "Venezuela no puede hablarse de democracia porque los poderes públicos están controlados por un solo poder". Venezuela, cámaras, "se está acercando muy peligrosamente a un régimen totalitario".

La lucha heroica contra el régimen oprobioso transcurre en un ambiente de violencia y represión ("durante un acto universitario, donde Goicoechea iba a hablar el año pasado, fue golpeado por varios jóvenes entre la multitud, causándole una fractura en la nariz"), en la más militante frugalidad (su lugar de reunión "se asemeja a un dormitorio universitario, con sillas desvencijadas y estudiantes que comen papas fritas"), pero rebosante de optimismo:

"Goicoechea comparó su optimismo con el del demócrata Barack Obama, su precandidato preferido para llegar a la presidencia de Estados Unidos. 'We can change (podemos cambiar), como decía Obama. El mundo está cambiando', dijo".

Podemos cambiar. Ahí está la clave.

III.-
Algunos cámaras leen este tipo de notas y son presa fácil de la indignación. Hasta cierto punto es comprensible: la farsa de la fractura en la nariz, la negativa a debatir con estudiantes chavistas en la Asamblea Nacional, los 500 mil dólares del Instituto Cato y un largo etcétera. Todo esto sumado al espectáculo de varios puñados de estudiantes vociferando frente a las cámaras de televisión o ante un frondoso bosque de micrófonos que no existe la libertad de expresión, o denunciando el cercenamiento de las libertades políticas mientras son resguardados celosamente por la policía cada vez que deciden marchar al centro de Caracas, no vaya a ser que algún chavista se les atraviese y les diga unas cuantas malas palabras.

Sin embargo, lo que hay que entender es que el chamo de 23 años, y ninguno de los otros niños le hablan al chavismo. No le hablan sencillamente porque no tienen absolutamente nada qué decirle. Cuando dice "podemos cambiar", y aún cuando dice que "el mundo está cambiando", está hablándole al mismo antichavismo que fue vapuleado durante años, electoralmente, pero sobre todo en las calles, por el chavismo. Cámaras: el mundo se les vino encima, una y otra vez. Cada vez que se disponían a recoger los escombros venía otra derrota, otro terremoto. En este contexto, los resultados del 2D equivalen justo a eso: "el mundo está cambiando". Por fin.

Es por eso, por ejemplo, que Ibsen no es capaz de encontrar un mejor argumento que aquel penoso y lamentable: "el chavismo... no ha podido en casi una década ganar una sola elección en los consejos estudiantiles", lo que ni siquiera es cierto. Pero eso está muy lejos de ser el punto. La pregunta es: ¿qué mérito reviste alzarse con la victoria, digamos, en las elecciones para la Federación de Centros Universitarios de la UCV? ¿Cuál es la novedad en el hecho de que la derecha más rancia, supremacista y excluyente controle los "consejos estudiantiles" de la Universidad Católica, la Metropolitana o la Simón Bolívar? ¿Es una noticia que la oligarquía gane las elecciones en Fedecámaras?

- No, la oligarquía gana las elecciones en Fedecámaras, porque Fedecámaras es, en sí misma, el gremio de los oligarcas. Por tanto, plantearse la posibilidad de que alguna vez la oligarquía resulte derrotada en las elecciones de Fedecámaras, es plantearse un falso problema.

Ah, se entendió el punto.

Celebrar la victoria de la derecha en las universidades no es más que un acto de autoindulgencia, papel éste que le ha sido reservado a la intelectualidad del mismo signo. Por eso es comprensible, igualmente, que la oposición celebre la manifestación de las universidades (que ya sabemos que no son todas, pero no importa) en contra del "cierre" de RCTV, como su versión del Mayo 68. Aunque los "estudiantes por la libertad" no digan un sola palabra contra la ocupación a Irak, contra la exclusión y la discriminación en las universidades, contra el capitalismo. Los estudiantes de Mayo de 2007 están hartos de papitas fritas y disfrutando las mieles de la sociedad de consumo, esa contra la que sus pares de hace cuarenta años iniciaron una insurrección, mientras decenas de pueblos del Sur luchaban por su liberación.

IV.-
Sobre el Mayo 68 hay unas cuantas y muy buenas referencias en la web. Por ejemplo, un par de páginas que reúnen algunos de los posters que inundaron las paredes de París (aquí y acá).






Posters que en estética y consignas contrastan ligeramente con el merchandising de nuestros estudiantes opositores: También, un par de galerías fotográficas: de Jean-Claude Seine y del diario The New York Times, algunas de ellas verdaderos clásicos:


Para aquellos que manejen el inglés, está disponible un buen audio tour interactivo que preparó el diario inglés The Guardian. Por último, el excelente documental de William Klein, Grand soirs et petits matins (Grandes tardes y pequeños amaneceres), que registra el suceso en pleno desarrollo, y que pueden ver aquí.




15 de mayo de 2008

¿Por qué construir el pueblo es la principal tarea de una política radical? (fragmento) - Ernesto Laclau

(Sabemos de sobra que hace algunos años el gobierno estadounidense ha encontrado la fórmula retórica para acusar y descalificar a ciertos procesos políticos de Nuestra América: "populismo radical". La evidencia circula profusamente por la web: por ejemplo aquí, acá o más allá. El lector informado no tendrá ninguna necesidad de indagar en cualquiera de los enlaces anteriores, y lo más probable es que recuerde alguna referencia más reciente, y con toda seguridad más patética.

Pero el colmo del patetismo es cómo esta fraseología es inmediatamente adoptada sin el menor rubor por opinadores, politiqueros de oficio e intelectuales. Sobre esta última especie, resulta cuesta arriba poner en duda el liderazgo de un Mario Vargas Llosa - de quien hay que aclarar en justicia que es un personaje obsesionado con el tema del populismo aun antes de la sombría era George W. Bush - y su séquito de repetidores sin gracia, cuya principal virtud es precisamente esa: ser capaces de repetir cansonamente los mismos argumentos una y otra vez, en favor del libre mercado, la democracia liberal y la amenaza del populismo. En abierto contraste con ellos, el debate que se libra en la izquierda - perdonen los señores el "anacronismo" - a propósito, por ejemplo, del "socialismo del siglo XXI", es al menos más plural y menos desprejuiciado, lo que ciertamente no habla muy bien de la izquierda, sino infinitamente mal de esta derecha ilustrada.

A propósito de los intelectuales y populismo, los cámaras del blog Verboamérica - cuya lectura recomiendo ampliamente - publicaron ayer miércoles 14 de mayo una entrada intitulada Antipopulistas ilustrados. En éste, a su vez, incluyen el enlace de un artículo del mexicano Roger Bartra. A primera vista, se trata de un trabajo "académico", en el que cita a los ya clásicos estudios de Germani y di Tella. Pero también, no podía faltar, a Ernesto Laclau.

Todo lo cual no le impide esgrimir las ya manidas invectivas contra el populismo chavista, del tipo

- "... el extraño socialismo populista venezolano que propone Chávez se conecta con el obsoleto modelo revolucionario cubano".
- "Cada vez más venezolanos se percatan de las carencias y del atraso del proyecto de Chávez: por eso perdió el referendo de 2007 en que se proponía modificar la constitución y perpetuarse en el poder".

Además, se atreve a sugerir su propio concepto de populismo: "... podría decir que el populismo es una cultura política alimentada por la ebullición de masas sociales caracterizadas por su abigarrado asincronismo y su reacción contra los rápidos flujos de deslumbrante modernización; una cultura que en momentos de crisis tiñe a los movimientos populares, a sus líderes y a los gobiernos que eventualmente forman".

«¡Apártate de ahí, negra, y deja tu abigarrado asincronismo!» Así insultan los tipos que saben.

Tanta palabrería para terminar afirmando lo que aquí nos ha dicho un montón de veces Teodoro Petkoff, y por allá, también, algunos integrantes de la pandilla de Vargas Llosa:

"Pero hay otros caminos posibles para gobiernos de izquierda con bases populares sólidas. La alternativa más conocida y probada es la socialdemócrata, tal como se ha presentado en Chile, Brasil y Uruguay, donde los gobiernos de Bachelet, Lula y Tabaré se han distanciado claramente del populismo. Estos gobiernos de orientación socialdemócrata, al igual que los populistas, ponen en el centro la necesidad de impulsar sociedades igualitarias, incluyentes y protectoras de los grupos más pobres o vulnerables. Pero hay grandes diferencias: de un lado tenemos una defensa de la democracia representativa y una política que acepta claramente que hoy en día la globalización es el más importante motor del cambio. En contraposición, el populismo impulsa actitudes de confrontación hacia los empresarios, ve con sospecha las inversiones extranjeras, es agresivamente nacionalista e impulsa reformas políticas que propician la continuidad del poder autoritario del líder; reformas que minan la democracia electoral para favorecer mecanismos alternativos de participación e integración popular de carácter corporativo, clientelar y movilizador".

Es decir, hay dos izquierdas: una buena y otra malísima, bla bla bla.

Les contaba que el Bartra cita a Ernesto Laclau. Si desean tomarse la molestia de revisar lo que escribe sobre el argentino, allá arriba está el enlace.

Pues bien: resulta que el Fondo de Cultura Económica ha anunciado la publicación, durante este mes de mayo, del libro más reciente de Laclau, Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Y como nos tiene acostumbrados, el Fondo nos anticipa un fragmento del libro, que es el que les dejo acá. Concretamente, la breve Introducción y parte del capítulo con el que titulamos esta entrada. En el libro, como ya leerán a continuación, entra en debate con algunos autores (Zizek, Badiou, Agamben, Negri y Hardt). Pero he querido resaltar el par de frases con las que cierra la intro, y que tanto contrastan con lo que todo el tiempo repiten los Vargas Llosa y los Bartra de este mundo:

"Es para mí un motivo profundo de optimismo que después de tantos años de frustración política nuestros pueblos latinoamericanos estén en proceso de afirmar con éxito su lucha emancipatoria. Es este nuevo horizonte histórico el que ha estado en la base de mi reflexión al escribir estos ensayos".)

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Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política.

Introducción.
Los cuatro ensayos que componen este volumen fueron escritos en los últimos ocho años y se ocupan de aspectos cruciales vinculados al reciente debate político de la izquierda. El ensayo referido a Slavoj Žižek parte de una polémica que él inició en Critical Inquiry e intenta mostrar las falacias de sus argumentos, que son tan sólo una mezcla indigesta de determinismo económico y subjetivismo voluntarista, a lo cual se añade una distorsión sistemática de la teoría lacaniana. (Esta distorsión ha sido demostrada de modo inequívoco en el reciente libro de Yannis Stavrakakis, The Lacanian Left.)[i]

La obra de mis otros adversarios en este libro presenta una sustancia teórica mucho más considerable. Mi ensayo sobre Alain Badiou trata -desgraciadamente de modo muy sumario- uno de los enfoques más originales y promisorios de la filosofía actual. Una consideración, por mi parte, más seria y sistemática de su obra podrá encontrarse en mi libro en preparación La universalidad elusiva. El gran mérito de la obra de Badiou reside, en mi opinión, en su drástica separación entre “situación” y “acontecimiento”, que plantea la cuestión del estatuto ontológico de una interrupción radical, que rompa con todas las ilusiones y los señuelos de la mediación dialéctica. Los límites de su análisis están dados, desde mi perspectiva, por lo que considero una exploración insuficiente de aquello que está estructuralmente implícito en una interrupción radical. Éste es el punto en que mi enfoque -“hegemónico”- se diferencia del suyo, fundado en lo que él califica de “fidelidad al acontecimiento”. También es el punto en que su ontología –matemática- difiere de la mía -retórica-.

En el caso de Giorgio Agamben, pese a todo lo que separa su enfoque del de Hardt y Negri, mi objeción es comparable. Detrás de su tesis fundamental de que la reducción del bíos a zoé signa el destino de la modernidad -que encontraría su paradigma teleológico en el campo de concentración- hay una simplificación del sistema de alternativas que abre la modernidad. Como lo he insinuado en mi ensayo sobre su trabajo, su misma idea de lo que está implícito en la noción de “potencialidad” puede abrir horizontes para visiones considerablemente más matizadas de la política que las que él explora.

Finalmente, mis desacuerdos con Michael Hardt y Antonio Negri giran en torno a la constitución de las identidades colectivas. Para ellos, la articulación horizontal entre distintas luchas sociales debe ser desdeñada en provecho de un aislamiento vertical de las diversas movilizaciones, que no requerirían la construcción de ningún vínculo político entre sí. Por las razones que se exponen en este libro, no pienso que ésa sea una perspectiva adecuada. Dicha perspectiva está anclada en el enfoque del operaismo italiano de los años sesenta, con su énfasis en la autonomía y su abandono de la categoría de “articulación”. Si bien coincido con ellos en que ésta última categoría no puede ser reducida a las formas institucionales del “partido”, tal como lo había sido en la experiencia del comunismo italiano, pienso también que formas más complejas de articulación, que reintroduzcan la conexión horizontal entre movilizaciones sociales, siguen siendo esenciales en la programación de un proyecto político.

Detrás de cada una de las intervenciones de este volumen hay, de mi parte, un proyecto único: retomar la iniciativa política, lo que, desde el punto de vista teórico, significa hacer la política nuevamente pensable. A esta tarea ha estado destinado todo mi esfuerzo intelectual. Es para mí un motivo profundo de optimismo que después de tantos años de frustración política nuestros pueblos latinoamericanos estén en proceso de afirmar con éxito su lucha emancipatoria. Es este nuevo horizonte histórico el que ha estado en la base de mi reflexión al escribir estos ensayos.

Ernesto Laclau, febrero de 2008

¿Por qué construir al pueblo es la principal tarea de una política radical?[ii] (fragmento)
Me ha sorprendido bastante la crítica de Slavoj Žižek[iii] a mi libro La razón populista.[iv] Dado que ese libro es altamente crítico del enfoque de Žižek, esperaba, desde luego, alguna reacción de su parte. Sin embargo, ha elegido para su respuesta un camino por demás indirecto y oblicuo: no ha respondido a una sola de mis críticas a su trabajo y formula, en cambio, una serie de objeciones a mi libro que sólo tienen sentido si uno acepta enteramente su perspectiva teórica, que es exactamente lo que estaba en cuestión. Para evitar continuar con este diálogo de sordos, tomaré el toro por las astas, voy a reiterar lo que considero fundamentalmente erróneo en el enfoque de Žižek y, en el curso de mi argumentación, refutaré también sus críticas.

Populismo y lucha de clases
Dejaré de lado las secciones del ensayo de Žižek que se refieren a los referendos francés y holandés, un aspecto en el que mis opiniones no difieren demasiado de las suyas,[v] y me concentraré en cambio en los argumentos teóricos, en los que señala nuestras divergencias. Žižek comienza afirmando que yo prefiero el populismo a la lucha de clases.[vi] Ésta es una manera bastante absurda de presentar el argumento, pues sugiere que el populismo y la lucha de clases son dos entidades realmente existentes, entre las que uno tendría que elegir, tal y como cuando uno elige pertenecer a un partido político o a un club de fútbol. La verdad es que mi noción del pueblo y la clásica concepción marxista de la lucha de clases son dos maneras diferentes de concebir la construcción de las identidades sociales, de modo que si una de ellas es correcta la otra debe ser desechada, o más bien reabsorbida y redefinida en términos de la visión alternativa. Žižek realiza, sin embargo, una descripción adecuada de los puntos en que las dos perspectivas difieren:

La lucha de clases presupone un grupo social particular (la clase obrera) como agente político privilegiado; este privilegio no es el resultado de la lucha hegemónica, sino que se funda en la “posición social objetiva” de este grupo, la lucha ideológico-política se reduce así, en última instancia, a un epifenómeno de los procesos sociales y poderes “objetivos” y a sus conflictos. Para Laclau, por el contrario, el hecho de que cierta lucha sea elevada a un “equivalente universal” de todas las luchas no es un hecho predeterminado sino que es el resultado de una lucha contingente por la hegemonía. En una cierta constelación, esta puede ser la lucha de los trabajadores, en otra constelación, la lucha patriótica anticolonialista, en otra, la lucha antirracista por la tolerancia cultural. No hay nada en las calidades positivas inherentes a una lucha particular que la predestine al rol hegemónico de ser el “equivalente general” de todas las luchas.[vii]

Aunque esta descripción del contraste es obviamente incompleta, no tengo objeciones al cuadro general de las diferencias entre los dos enfoques que provee. Sin embargo, a dicha descripción Žižek añade un rasgo del populismo que yo no habría tomado en consideración. En tanto que yo habría señalado correctamente el carácter vacío del significante amo que encarna el enemigo, no habría mencionado el carácter seudoconcreto de la figura que lo encarna. Debo decir que no encuentro ninguna sustancia en esta crítica. El conjunto de mi análisis se basa, precisamente, en afirmar que todo campo político discursivo se estructura siempre a través de un proceso recíproco, por el que la dimensión de vacío debilita el particularismo de un significante concreto pero, a su vez, esa particularidad reacciona brindando a la universalidad un cuerpo que la encarne. He definido la hegemonía como una relación por la cual una cierta particularidad pasa a ser el nombre de una universalidad que le es enteramente inconmensurable. De modo que lo universal, careciendo de todo medio de representación directa, obtendría solamente una presencia vicaria a través de los medios distorsionados de su investimiento en una cierta particularidad.

Pero dejemos de lado esta cuestión por el momento, ya que Žižek tiene una adición mucho más fundamental que proponer a mi noción teórica de populismo. Según él:

Uno tiene que considerar también el modo en que el discurso populista desplaza el antagonismo y construye el enemigo. En el populismo el enemigo es externalizado o reificado en una entidad ontológica positiva (aun si esta entidad es espectral) cuya aniquilación restauraría el equilibrio y la justicia; simétricamente, nuestra propia identidad -la del agente político populista- es también percibida como preexistente al ataque del enemigo.[viii]

Desde luego, yo nunca he dicho que la identidad populista preexista al ataque del enemigo, sino exactamente lo opuesto: que tal ataque es la precondición de toda identidad popular. Incluso he citado, para describir la relación que tenía en mente, la afirmación de Saint-Just de que la unidad de la república es sólo la destrucción de lo que se opone a ella. Pero veamos cómo se desarrolla el argumento de Žižek. Él afirma que reificar el antagonismo en una entidad positiva implica una forma elemental de mistificación ideológica, y que aunque el populismo puede avanzar en una variedad de direcciones (reaccionaria, nacionalista, nacionalista progresiva, etc.), “en la medida en que, en su noción misma, él desplaza al antagonismo social inmanente hacia un antagonismo entre el pueblo unificado y el enemigo externo, él alberga, en la última instancia, una tendencia protofascista”.[ix] A esto añade sus razones para pensar que los movimientos comunistas no pueden ser nunca populistas, dado que mientras que en el fascismo la Idea estaba subordinada a la voluntad del líder, en el comunismo Stalin era un líder secundario -en el sentido freudiano- ya que se encontraba subordinado a la Idea. ¡Un bonito piropo para Stalin! Como todo el mundo sabe, él no estaba subordinado a ninguna ideología sino que manipulaba a esta última en la forma más grotesca para usarla como instrumento de su agenda política. Por ejemplo, el principio de la autodeterminación nacional ocupaba un lugar privilegiado en el universo ideológico estalinista; se agregaba, sin embargo, que tenía que ser aplicado “dialécticamente”, lo que significaba que podía ser violado tantas veces como se considerara conveniente políticamente. Stalin no era una particularidad subsumible bajo una universalidad conceptual; por el contrario, era la universalidad conceptual la que era subsumida bajo el nombre de Stalin. Desde este punto de vista, Hitler tampoco carecía de ideas políticas -la Patria, la Raza, etc.-, que manipulaba del mismo modo por razones de conveniencia política. Con esto no estoy afirmando, desde luego, que los regímenes nazi y estalinista no fueran diferentes entre sí, sino que esas diferencias no pueden fundarse en un tipo de relación distinta entre el líder y la Idea.[x] (Volveré más adelante a la cuestión de la relación entre populismo y comunismo.)

Pero retornemos a los pasos lógicos a través de los cuales se estructura el argumento de Žižek, es decir, cómo concibe su suplemento a mi construcción teórica. Dicho argumento no es nada más que una sucesión de conclusiones non sequitur. La secuencia es la siguiente: 1) comienza citando un pasaje de mi libro en el que, refiriéndome al modo en que las identidades populares se constituyeron en el cartismo inglés, muestro que los males de la sociedad no eran presentados como derivados del sistema económico sino como resultantes del abuso del poder por parte de grupos parasitarios y especulativos;[xi] 2) encuentra que algo similar acontece en el discurso fascista, en el que la figura del judío pasa a ser la encarnación concreta de todos los males de la sociedad (esta concretización es presentada por él como una operación de reificación); 3) concluye entonces que esto muestra que en todo populismo (¿por qué?, ¿cómo?) hay “una tendencia protofascista de largo plazo”; 4) el comunismo, sin embargo, sería inmune al populismo porque en su discurso la reificación no tiene lugar y el líder permanece a buen resguardo en su carácter secundario. No es difícil percibir la falacia de todo este argumento. Primero, el cartismo y el fascismo son presentados como dos especies del género populismo; segundo, el modus operandi de una de las especies (el fascismo) es concebido como reificación; tercero, por razones no especificadas (en este punto el ejemplo cartista es convenientemente olvidado), eso transforma al modus operandi de la especie en el rasgo definitorio del género en su conjunto; cuarto, una de las especies, en consecuencia, pasa a ser el destino teleológico de todas las otras especies pertenecientes a ese género. A esto habría que agregar, en quinto lugar, como otra conclusión no fundamentada, que si el comunismo no puede ser una especie del género populismo, esto es presumiblemente (el punto no es afirmado explícitamente) porque en él la reificación no tiene lugar. En el caso del comunismo, tendríamos una universalidad sin mediaciones; éste sería el motivo por el que la suprema encarnación de lo concreto, el líder, estaría enteramente subordinado a la Idea. De más está decir, esta última conclusión no está fundada en ninguna evidencia histórica sino en un puro argumento apriorístico.

Más importante, sin embargo, que insistir en la obvia circularidad del argumento de Žižek, es explorar los dos supuestos no explicitados en los que se funda. Ellos son: 1) que toda encarnación de lo universal en lo particular debe ser concebida como reificación; y 2) una tal encarnación es inherentemente fascista. A estos postulados opondremos dos tesis: 1) que la noción de reificación es enteramente inadecuada para entender el tipo de encarnación de lo universal en lo particular que es inherente a la construcción de una identidad popular; y 2) que esta última encarnación -si se la entiende correctamente- lejos de ser una característica del fascismo o de cualquier otro movimiento político, es inherente a todo tipo de relación hegemónica -es decir, al tipo de relación constitutiva de lo político como tal-.

Comencemos con la reificación. Éste no es un término del lenguaje corriente sino que tiene un contenido filosófico muy específico. Fue en primer término introducido por Georg Lukács, aunque la mayor parte de sus dimensiones ya operaban avant la lettre en varios de los textos de Karl Marx, especialmente en la sección de El Capital referida al fetichismo de la mercancía. La omnipotencia del valor de cambio en la sociedad capitalista haría imposible el acceso al punto de vista de la totalidad; las relaciones entre los hombres adquirirían un carácter objetivo y, mientras que los individuos serían convertidos en cosas, las cosas aparecerían como los verdaderos agentes sociales. Ahora bien, si prestamos atención a la estructura de la reificación, su rasgo dominante resulta inmediatamente visible: ella consiste esencialmente en una operación de inversión. Lo que es derivativo aparece como originario; lo que es apariencial es presentado como esencial. La inversión de la relación sujeto/predicado es el meollo de la reificación. En tal sentido, es enteramente un proceso de mistificación ideológica, y su correlato subjetivo es la noción de falsa conciencia. El conjunto categorial reificación/falsa conciencia sólo tiene sentido, sin embargo, si la distorsión ideológica puede ser revertida; si fuera constitutiva de la conciencia, no podríamos hablar de distorsión. Ésta es la razón por la que Žižek, para sostener su noción de falsa conciencia, tiene que concebir los antagonismos sociales como fundados en algún tipo de mecanismo inmanente que ve la conciencia de los agentes como meramente derivativa; o más bien, en el cual esta última, en la medida en que es admitida, es vista como una expresión transparente de dicho mecanismo. Lo universal hablaría en forma directa, sin requerir ningún papel mediador de lo concreto. En sus palabras: el populismo “desplaza el antagonismo social inmanente hacia el antagonismo entre el pueblo unificado y el enemigo externo”. Es decir, que la construcción discursiva del enemigo es presentada como una operación de distorsión. Y, verdaderamente, si lo universal, que es inherente al antagonismo, tuviera la posibilidad de una expresión no mediada, la mediación a través de lo concreto sólo podría ser concebida como reificación.

Desafortunadamente para Žižek, el tipo de articulación entre lo universal y lo particular que presupone mi enfoque acerca de la cuestión de las identidades populares es radicalmente incompatible con nociones tales como reificación y distorsión ideológica. No es cuestión de una falsa conciencia opuesta a otra verdadera -que nos estaría aguardando como un destino teleológicamente programado- sino, pura y simplemente, con la construcción contingente de una conciencia. Por lo tanto, lo que Žižek presenta como su suplemento a mi enfoque, no es en absoluto un suplemento, sino la puesta en cuestión de sus premisas básicas. Estas premisas se derivan de un acercamiento a la relación entre lo universal y lo particular, lo abstracto y lo concreto, que he discutido en mi trabajo desde tres perspectivas -psicoanalítica, lingüística y política- que resumo a continuación para mostrar su incompatibilidad con el crudo modelo de falsa conciencia de Žižek.

Comencemos con el psicoanálisis. He intentado mostrar en La razón populista cómo la lógica de la hegemonía y la del objeto a lacaniano se superponen en buena medida y se refieren ambas a una relación ontológica fundamental en la cual lo pleno (fullness) sólo puede ser tocado a través de su investimiento en un objeto parcial; que no es una parcialidad dentro de la totalidad sino una parcialidad que es la totalidad. En este punto, mis análisis se han beneficiado en gran medida de los trabajos de Joan Copjec, que ha hecho una seria exploración de las implicaciones lógicas de las categorías lacanianas, sin distorsionarlas al estilo Žižek con superficiales analogías hegelianas. El punto relevante para nuestro tema es que lo pleno -la Cosa freudiana- es inalcanzable; es tan sólo una ilusión retrospectiva que es sustituida por objetos parciales que encarnan esa totalidad imposible. En palabras de Lacan: la sublimación consiste en elevar un objeto a la dignidad de la Cosa. Como he intentado mostrar, la relación hegemónica reproduce todos estos momentos estructurales: una cierta particularidad asume la representación de una universalidad que siempre se aleja. Como vemos, el modelo de la reificación / distorsión / falsa conciencia es radicalmente incompatible con el de la hegemonía/objeto a; mientras que el primero presupone el acceso a lo pleno a través de la reversión del proceso de reificación, el segundo concibe lo pleno (la Cosa) como inalcanzable porque carece de todo contenido. Y mientras que el primero ve la encarnación en lo concreto como una reificación distorsionante, el segundo ve el investimiento radical en un objeto como el solo camino para lograr una cierta plenitud. Žižek sólo puede mantener su enfoque en términos de reificación/falsa conciencia al precio de erradicar radicalmente la lógica del objeto a del campo de las relaciones políticas.

Nueva etapa: significación. (Lo que he llamado la perspectiva lingüística se refiere no sólo a lo lingüístico en el sentido restringido sino también a todos los sistemas de significación. Como estos últimos coinciden con la totalidad de las relaciones sociales, las categorías y las relaciones exploradas por el análisis lingüístico no pertenecen a áreas regionales sino al campo de una ontología general.) Aquí encontramos la misma imbricación entre particularidad y universalidad que habíamos encontrado en la perspectiva psicoanalítica. He mostrado en otros escritos que la totalización de un sistema de diferencias es imposible sin una exclusión constitutiva.[xii] Sin embargo, esta última tiene, como un efecto lógico primario, la división de todo elemento significativo entre una dimensión equivalencial y una dimensión diferencial. Como estas dos dimensiones no pueden ser lógicamente suturadas, la consecuencia es que toda sutura será retórica; una cierta particularidad, sin cesar de ser particular, asumirá un cierto rol de significación universal. Es decir, que el desnivel al interior de la significación es el único terreno en el cual el proceso de significación puede desarrollarse. Catacresis = retoricidad = posibilidad misma del sentido. La misma lógica que encontramos en el psicoanálisis entre la Cosa (imposible) y el objeto a la hallamos nuevamente como la condición misma de la significación. El análisis de Žižek no se refiere directamente a la significación, pero no es difícil extraer la conclusión que se derivaría, en este campo, de su enfoque fundado en la reificación: que todo tipo de sustitución retórica que no alcanza una reconciliación literal plena equivale a una falsa conciencia.

Por último, la política. Tomemos un ejemplo al que me he referido en varios puntos de La razón populista: Solidaridad en Polonia. Tenemos ahí una sociedad en la que la frustración de una pluralidad de demandas por parte de un régimen represivo creó una equivalencia espontánea entre ellas que, sin embargo, necestaban expresarse a través de alguna forma de unidad simbólica. Tenemos aquí una clara alternativa: o bien hay un último contenido conceptualmente especificable que es negado por el régimen opresivo -en cuyo caso ese contenido puede ser directamente expresado en su identidad diferencial positiva-, o bien las demandas son radicalmente heterogéneas y lo único que ellas comparten es un rasgo negativo -su común oposición al régimen represivo-. En ese caso, como no es cuestión de la expresión directa de un rasgo positivo subyacente a las diversas demandas sino que lo que tiene que expresarse es una negatividad irreductible, su representación tendrá necesariamente un carácter simbólico.[xiii] Las demandas de Solidaridad pasarán a ser el símbolo de una cadena más extendida de demandas cuya equivalencia inestable en torno a ese símbolo constituirá una identidad popular más amplia. Esta constitución simbólica de la unidad del campo popular -y su correlato: la unificación simbólica del régimen opresivo a través de medios discursivo / equivalenciales similares- es lo que Žižek sugiere que debemos concebir como reificación. Pero está enteramente equivocado. En la reificación tenemos, como hemos visto, una inversión en la relación entre expresión verdadera y distorsionada, mientras que para nosotros la oposición verdadera/distorsionada carece de todo sentido. Dado que el vínculo equivalencial se establece entre demandas radicalmente heterogéneas, su “homogeneización” a través de un significante vacío es un puro passage à l’acte, la construcción de algo esencialmente nuevo y no la revelación de una “verdadera” identidad subyacente. Ésta es la razón por la que en mi libro he insistido en que el significante vacío es un puro nombre que no pertenece al orden conceptual. No se trata, por consiguiente, de verdadera o falsa conciencia. Como en el caso de la perspectiva psicoanalítica -la elevación de un objeto a la dignidad de la Cosa-, y como en el caso de la significación -donde la presencia de un término figural que es catacréstico porque nombra y da así presencia discursiva a un vacío esencial dentro de la estructura significante-, tenemos también en la política la constitución de nuevos agentes -pueblos, en nuestro sentido- a través de la articulación entre lógicas equivalenciales y diferenciales. Estas lógicas implican encarnaciones figurales resultantes de una creatio ex nihilo que no es posible reducir a ninguna literalidad precedente o final. Por lo tanto: olvidémosnos de la reificación.

Lo que hemos dicho hasta este punto ya anticipa que, en nuestra opinión, la segunda tesis de Žižek, según la cual la representación simbólica -que él concibe como reificación- sería esencialmente o, al menos, tendencialmente, fascista, es igualmente insostenible. Aquí Žižek usa un arma demagógica: el rol del judío en el discurso nazi, que inmediatamente evoca todos los horrores del Holocausto y provoca una instintiva reacción negativa. Ahora bien, es verdad que el discurso fascista utilizó formas de representación simbólica, pero no hay nada específicamente fascista en el hecho de hacerlo, ya que no hay discurso político que no construya sus propios símbolos de ese modo. Incluso diría que esta construcción es la definición misma de lo que es la política. El arsenal de posibles ejemplos ideológicos diferentes del que ha elegido Žižek es inagotable. ¿Qué otra cosa que una encarnación simbólica está implicada en un discurso político que presenta a Wall Street como fuente de todos los males económicos? ¿O en la quema de la bandera estadounidense por parte de manifestantes del Tercer Mundo? ¿O en los emblemas rurales, antimodernistas, de las agitaciones de Gandhi? ¿O en la quema de la Catedral de Buenos Aires por parte de las masas peronistas? Nos identificamos con algunos de esos símbolos en tanto que rechazamos otros, pero esto no es motivo para afirmar que la matriz de una estructura simbólica varía de acuerdo con el contenido material de los símbolos. Afirmar lo contrario no es posible sin alguna noción de reificación estilo Žižek, que permitiera adscribir algunos contenidos a la verdadera conciencia y otros a la falsa. Pero incluso esta operación ingenua no tendría éxito sin adicionar el postulado de que toda forma de encarnación simbólica sería una expresión de la falsa conciencia, en tanto que la verdadera conciencia estaría exenta de toda mediación simbólica. (Éste es el punto en que la teoría lacaniana pasa a ser la némesis de Žižek: eliminar enteramente la mediación simbólica y afirmar la posibilidad de una pura expresión de la conciencia verdadera es lo mismo que afirmar tener un acceso directo a la Cosa en cuanto tal, en tanto que a los objetos a sólo se les atribuiría el estatus de representaciones distorsionadas.

[i] Yannis Stavrakakis, The Lacanian Left, Edimburgo, Edimborough University Press, 2007.
[ii] Este artículo fue publicado en Critical Inquiry, año 32, verano de 2006, pp. 646-680. Traducción al español de Ernesto Laclau.
[iii] Véase Slavoj Žižek, “Against the Populist Temptation”, en Critical Inquiry, año 32, primavera de 2006, pp. 551-574.
[iv] Ernesto Laclau, La razón populista, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005.
[v] Excepto, desde luego, cuando él identifica los rasgos específicos de las campañas por el “no” con los rasgos definitorios de todo populismo posible.
[vi] Véase Slavoj Žižek, op. cit., p. 554.
[vii] Ibid.
[viii] Ibid., p. 555.
[ix] Slavoj Žižek, op. cit., p. 557.
[x] Un subterfugio barato que puede encontrarse en muchos puntos de los trabajos de Žižek consiste en identificar la afirmación de ciertos autores acerca de un grado de comparabilidad entre rasgos de los regímenes nazi y estalinista con la imposibilidad de distinguir entre ellos, postulada por autores conservadores como Nolte. La relación entre un líder político y su “ideología” es un asunto sumamente complicado, que involucra muchos matices. No hay nunca una situación en la que el líder sea totalmente exterior a su ideología y que tenga respecto a ella una relación puramente instrumental. Muchos errores estratégicos cometidos por Hitler en el curso de la guerra, especialmente durante la campaña de Rusia, sólo pueden explicarse por el hecho de que él se identificaba con aspectos básicos de su discurso ideológico, de que él era, en tal sentido respecto a ese discurso, un líder “secundario”. Pero si es erróneo hacer de la relación de manipulación entre el líder y su ideología la esencia de un régimen “totalitario” indiferenciado, es igualmente erróneo afirmar, como lo hace Žižek, una mecánica diferenciación entre un régimen (comunista) en el que el líder sería puramente secundario y otro (fascista) en el que tendría una primacía irrestricta.
[xi] En el pasaje citado por Žižek estoy simplemente resumiendo, con aprobación, el análisis del cartismo de Gareth Stedman Jones, “Rethinking Chartism”, en Languages of Class, Studies in Working Class History, 1832-1902, Cambridge, Cambridge University Press, 1983 [trad. esp.: Lenguajes de clase. Estudios sobre la historia de la clase obrera inglesa, Madrid, Siglo XXI, 1989].
[xii] Véase Ernesto Laclau, “Why do Empty Signifiers Matter to Politics?”, en Emancipation(s), Londres, 1996, pp. 36-46 [trad. esp.: “Por qué los significantes vacíos son importantes para la política?”, en Emancipación y diferencia, Buenos Aires, 1996].
[xiii] No usamos aquí el término simbólico en el sentido lacaniano sino en otro que se encuentra frecuentemente en discusiones relativas a la representación. Véase, por ejemplo, Hanna Fenichel Pitkin, The Concept of Representation, Berkeley, University of California Press, 1967, cap. 5 [trad. esp.: El concepto de representación, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1985].

9 de mayo de 2008

Noche de blues y boleros en el Callejón de la puñalada: este miércoles 14 de mayo de 2008, Sabana Grande, Caracas

Aunque bolero y puñalada suelen ir de la mano, la cosa no va por ahí. Al menos no tanto. Se trata más bien de continuar rescatando el famoso Callejón Chino Valera Mora, aunque por ahí andan unos tombos intentando hacer de las suyas, menos cuando se topan con un José Roberto Duque, a quien le extiendo mi fraterna solidaridad. Pinchen ahí, donde dejé el enlace, si quieren enterarse bien de la historia.

Pero volviendo, se trata de continuar reapropiándonos de espacios que nos pertenecen a nosotros: bichos de uña, comunistas, bohemios, ultrosos, borrachos, militantes, intelectuales e inclasificables. Yo me anoto entre los primeros.

La cosa es a partir de las 9 pm en El encuentro de los artistas (antiguo Gibus), como bien se lee en el afiche que diseñó el panita Rancho.

Gracias a los panas del ex-Gibus por la iniciativa, al igual que a la siempre hermosa Marieva.

Ahí nos vemos.

p.s. Epa Ricardo, mínimo una cerveza, ¿no?

7 de mayo de 2008

Oportuna aclaratoria a mis lectores antichavistas

El próximo anónimo que me venga con el imbécil chantaje del tipo "a que no me publicas, maldito chavista cobarde", sepa que no le voy a publicar ni media palabra.

Y si alguna vez se deciden por lo menos a dar la cara, a mostrarse con nombre y apellido, pero me vienen con la misma cancioncita: "a que no te atreves, a que no atreves, a que no te atreves", tampoco verán una sola palabra suya publicada por aquí.

No pierdan su tiempo.

Y váyanse a joder al mismísimo carajo.

1 de mayo de 2008

Sandra, la Cenicienta y el 1° de Mayo

Entro al cuarto y en el televisor están dando, una vez más, Harry Potter y la piedra filosofal, por Cartoon Network. Volteo a la hamaca y allí está Sandra Mikele con sus siete años, todavía con su medalla de bronce guindada en el pecho, porque hoy en la mañana participó en su segunda competencia de natación y llegó de cuarta. Está concentrada en su agendita rosada, adornada su portada con la Cenicienta, Blanca Nieves y la Bella Durmiente, las tres en el centro, rodeadas de florecitas.

- Ya va Papi, que tengo que leerte algo.

Me agacho frente a la hamaca y escucho:

- Caracas jueves primero de Mayo del 2008. día del trabajador. el día del trabajador se celebra porque una vez en estados unidos en chicago unos trabajadores salieron a protestar por que trabajaban más de 16 horas y mandaron a que aorcaran a 8 trabajadores.

Se hace el silencio. Meresvic me mira y se sonríe.

- Mira el dibujito que hice.

Y me muestra el dibujo de una niña sonriente portando orgullosa una pancarta que dice "8 horas".

- Ahora voy a dibujar a unos ahorcados.

Luego, me agarró la mano y me fue pintando caritas sonrientes, una por una, en cada uno de los dedos, incluso en el meñique de la mano izquierda, que me fracturé en el concierto de Kusturica.

Me pareció ridículo perder el tiempo explicándole la diferencia entre "celebrar" y "conmemorar" el 1° de Mayo. Al fin y al cabo, uno celebra la lucha, y lo hace con caras sonrientes. A pesar de la muerte. A pesar de los asesinos y nuestros muertos. Eso fue lo que me recordó mi hija el día de hoy.