29 de diciembre de 2008

Contra la destrucción de Gaza: Palestina llama - Jeudiel Martínez

Se nos dice que existen el bien y el mal, entidades clara y nítidamente diferenciadas como el día y la noche, se nos dice que en el mundo de la política y las leyes las democracias encarnan al primero y los totalitarismos - comunismo, nazismo - al segundo. Por eso nos recuerdan a Auschwitz, Treblinka, el ghetto de Varsovia, se nos habla contra el mal en nombre de un bien sin cuerpo ni contornos, que es en el mejor de los casos falta de mal o un mal atenuado: matamos gente en Irak pero menos que Saddam, masacramos en Afganistán pero no como los talibanes, torturamos pero sin dejar heridas fatales, asesinamos en Palestina pero todavía no llegamos a seis millones de árabes.

Bien contradictorio, paradójico, diferente del mal sólo porque el que lo encarna así lo dice; democracia contradictoria, paradójica, policial, militarista, genocida, diferente del totalitarismo sólo porque sus representantes nos lo aseguran; antaño había un solo tirano en Irak, ahora hay un ejército invasor y miles de tiranos de distinto tamaño, antaño había un Estado racista y genocida en Alemania, hoy los campos de concentración, la policía política, los bombardeos a civiles, la destrucción de casas y de cultivos, el desalojo y la muerte de civiles forman parte del espíritu y el repertorio de las democracias liberales de Estados Unidos a Colombia y sobre todo en esa monstruosidad llamada Israel.

Desde hace mucho tiempo el estado de excepción, el racismo y el genocidio se habían hecho parte de las democracias occidentales, pero pareciera que con su victoria sobre el nazismo se hubieran investido de sus artes y poderes. Del Cono Sur a Indonesia, innumerables pueblos vieron a las democracias occidentales perpetrar lo que aprendieron de los totalitarismos que decían combatir: Francia, la de las Luces, América, la de la Libertad, Inglaterra, la de las sabias Leyes. ¿En nombre de la Razón, de la Libertad, de la Ley no han saturado tantos sótanos de sangre y vómito, la tierra y el viento de fuego y ceniza? ¿No son nuestros dictadores tercermundistas - esos que tanto caricaturizan en películas y comedias - las joyas de su corona, las medallas de su pecho?

Pero en ningún otro lugar como en Israel esa corrupción íntima e irreversible se ha dado a tal extremo, en ningún otro lugar como Israel - nación de víctimas y refugiados, se nos dice - una democracia parlamentaria se ha imbuido tanto del racismo de Estado europeo, en ningún otro lugar la expulsión y exterminación de otro pueblo se ha confundido tan íntimamente con los fines del Estado.

Si las otras potencias representan o quieren representar valores abstractos, la encarnación de esos valores, Israel pretende encarnar el derecho a la vida, un derecho cuya forma militante y práctica es el derecho a la defensa, o mejor dicho, el viejo derecho de matar en nombre del Estado: casi un millón de refugiados palestinos tras su fundación, incontables pueblos y aldeas destruidas a lo largo de 60 años, desaparecidos, torturas legalizadas, casas destruidas es el legado de la democracia occidental más desarrollada del Medio Oriente.

Desde hace ya varios días, Israel ha aislado y bombardeado la Franja de Gaza bajo el pretexto de los ataques de Hamas a su territorio con misiles Qassam, y si bien los ataques a civiles son injustificables en cualquier caso, es notorio que Israel ha cercado y hostigado a Gaza no por ello, sino por el hecho de que Hamas ganó limpiamente las elecciones en esa zona. Así, las elecciones no son sólo válidas según quién las gane, sino que - asumiendo que Hamas es criminal - son válidas según qué criminal las gana: Sharon, un genocida reconocido, y el Likud, cuya plataforma política sería ilegal en cualquier país europeo, pudieron ganarlas repetidas veces sin ningún problema.

Lo que Israel pretende no es defenderse y ni siquiera combatir a Hamas, es destruir la población de Gaza, por eso todos los métodos y técnicas que usan no están destinados a abatir las fuerzas de Hamas, a destruir su capacidad operativa, sino a sitiar las ciudades y acribillar a sus poblaciones de forma indiferenciada. Antaño, los nazis asaltaban las ciudades y barrios judíos para asaltarlos; hoy, esos muertos reciben la última y definitiva deshonra de sus descendientes y correligionarios: la repetición por una democracia liberal de lo que hizo una dictadura, y con ello la confirmación de la verdad obvia y simple de que son las caras de la misma moneda: ¿cuándo fue más deshonrada la estrella de David? ¿Cuando se la pintaba en amarillo en la espalda de un anciano o se la pegaba en la solapa de un niño, u hoy, cuando la lucen los misiles, tanques y aviones de un poder que desde sus fines y sus medios es idéntico al de los nazis y a la tradición del racismo europeo?

En el momento en que un hombre aplasta y violenta la carne desnuda de otro, indefenso ante él, todos los genocidas y todos los asesinados son de cierta forma uno solo. Que los fantasmas, las memorias y las descendencias de los masacrados maldigan para siempre a Israel y sus homicidios, que la justicia venga - para ellos y para nosotros, para los vivos y los muertos - algún día.

El conflicto palestino-israelí no es milenario, no es religioso y no tiene nada que ver con la sobrevivencia de la población israelí: desde la diáspora, hace casi dos mil años, no hubo población judía en Palestina hasta los 1870, Palestina fue colonizada por europeos de ascendencia judía que no hablaban hebreo o árabe y que muchas veces ni siquiera practicaban la religión judía, arrebatada a una población árabe que la habitaba desde antes de que la Biblia fuese escrita.

Una tierra donde numerosas etnias y religiones coexisten y han coexistido siempre (casi la cuarta parte de los palestinos son cristianos, por ejemplo), donde sólo los colonos judíos se creyeron con el derecho de apoderarse del país y de la tierra de acuerdo a un derecho otorgado por un libro religioso, mientras esos demócratas blandengues - que condenarían a un cristiano que conquistase a un país en nombre de la Biblia - lloran por los colonos israelíes en nombre de las víctimas del holocausto a pesar de que ni los palestinos ni Palestina tuvieron nunca nada que ver con el racismo enfermizo de la cultura europea.

Los sentimentales dirán que Palestina somos todos o que todos somos palestinos. No es así. Sólo los palestinos saben de una vida que es hasta en lo más procaz y cotidiano una lucha y un acto político. Sólo ellos saben cómo se convoca y se levanta un pueblo desde esa lucha y cómo ese pueblo crea y se gana una patria. Frente a su vida y su lucha, lo que llamamos política, insurgencia, resistencia, es poco más que un simulacro. Pero precisamente por eso Palestina es lo más cercano, es la prueba de nuestra época, ella nos llama, más allá de los gestos teatrales que llamamos política, a desafiar nuestra impotencia y nuestra pasividad. ¿Podremos ser más que espectadores y declarantes, seguidores y fans? ¿Seremos capaces de moldear nuestro presente, de traer por fin la justicia?

Ciertamente, por ahora no podemos hacer mucho por detener la masacre en Palestina, pero ciertamente no tenemos por qué ser pasivos. Debemos condenar a Israel en todos los espacios, hacer de Palestina algo cercano para todos, especialmente para los que tal vez ni siquiera sepan que existe, pero en su vida cotidiana han estado tan cerca de la violencia y la indefensión como cualquier palestino. Exigir a nuestros líderes y gobernantes, grandilocuentes y discurseadores, ser consecuentes con los fantasmas que invocan. Así Venezuela no seguirá uniendo a la indignidad de su cercanía con Uribe el reconocimiento y las relaciones diplomáticas con Israel, que apoyó el golpe de Estado de 2002 y cuyos voceros ya nos acusan de antisemitas simplemente porque no suscribimos el asesinato de árabes, sea en Irak o en Palestina.

La llamada de la justicia es infinita, decía un filósofo. Igual es la de Palestina. Ella encarna ese reclamo, es la hermana que nos recuerda que más allá de nuestras luchas de cafetín, revoluciones de opereta, la lucha es posible y es necesaria, aquí y allá, para todos nosotros, que tenemos que prepararnos para ella, en nuestro propio nombre y en el de todos los muertos.

¡Palestina Vencerá!

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Van dos de José "Papel" Sosa:



Y dos más que nos envía el cámara Alberto Monteagudo:

Las piedras- Gilles Deleuze


(A propósito de una nueva ofensiva criminal del Estado israelí contra el pueblo palestino asentado en la Franja de Gaza, comparto con ustedes este artículo de Deleuze, fechado en junio de 1988, y publicado en árabe por la revista Al-Karmel, n° 29, 1988, con el título: Desde donde aún puedan verla. Fue escrito a petición de la revista, poco después de iniciada la primera Intifada, en diciembre de 1987).

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Europa no ha comenzado a pagar la deuda infinita que tenía con los judíos, pero se la ha hecho pagar a un pueblo inocente, los palestinos.

El Estado de Israel lo construyeron los sionistas sobre el pasado reciente de su suplicio, el inolvidable horror europeo, pero también sobre el sufrimiento de este otro pueblo, sobre las piedras de este otro pueblo. El Irgún[1] fue calificado como terrorista, no solamente porque hizo saltar por los aires el cuartel general inglés, sino porque destruía pueblos y aniquilaba poblaciones.

Los americanos no repararon en gastos para hacer de él toda una superproducción de Hollywood. Se suponía que el Estado de Israel se instalaba en una tierra vacía que desde mucho tiempo atrás aguardaba al antiguo pueblo hebreo entre los fantasmas de algunos árabes llegados de fuera, guardianes de las piedras dormidas. Se condenaba a los palestinos al olvido. Se les conminaba a reconocer jurídicamente al Estado de Israel, pero los israelíes no dejaban de negar el hecho concreto del pueblo palestino.

Desde el principio, este pueblo emprendió, solo, una guerra que aún no ha terminado para defender su propia tierra, sus propias piedras, su propia vida: de esta primera guerra no se habla, porque lo que importa es hacer creer que los palestinos son árabes llegados desde otros lugares y que, por tanto, pueden volver a ellos. ¿Quién desenmarañará todas estas Jordanias? ¿Quién dirá que entre un palestino y cualquier otro árabe existe un fuerte vínculo, pero no mayor que el que pueda haber entre dos países europeos? ¿Y qué palestino puede olvidar lo que otros árabes le han hecho pasar, no menos que los israelíes? ¿Cuál es el nudo de esta nueva deuda? Expulsados de su tierra, los palestinos se instalaron en un lugar desde donde al menos podían aún verla, conservando esa visión como un último contacto con su ser alucinado. Los israelíes nunca podían empujarlos lo suficientemente lejos, sumergirlos en la noche, en el olvido.

Destrucción de pueblos, dinamitado de casas, expulsiones, asesinatos de personas, una historia horrible volvía a empezar sobre las espaldas de los nuevos inocentes. Se dice de los servicios secretos israelíes que son la admiración del mundo entero. Pero ¿qué es una democracia cuya política se confunde con la acción de sus servicios secretos? Todos estos se llaman Abou, declara un oficial israelí tras el asesinato de Abou Jihad[2]. ¿Recordamos aquellas voces sanguinarias que gritaban "Todos estos se llaman Levy"...?

¿Cómo acabará Israel con los territorios anexionados, con los territorios ocupados, con los colonos y las colonias, con sus rabinos enloquecidos? Ocupación, ocupación infinita: las piedras arrojadas vienen de dentro, vienen del pueblo palestino para recordar que, en un lugar del mundo, aunque sea muy pequeño, la deuda se ha subvertido. Lo que los palestinos arrojan son sus propias piedras, las piedras vivas de su país. Nadie puede pagar una deuda mediante asesinatos - uno, dos, tres, siete, diez cada día - ni entendiéndose con terceros. Los terceros se desentienden, cada muerto llama a los vivos, y los palestinos han entrado en el alma de Israel, ocupan esa alma como quien la sondea y la taladra día tras día.

[1] Brazo armado del movimiento extremista fundado por Vladimir Jabotinsky (también fundador del Likud). El Irgún, dirigido luego por Menahem Begin, desarrollaba acciones tanto contra el movimiento nacional árabe palestino como contra la administración británica. En concreto, es responsable de la masacre de un pueblo palestino de los arrabales de Jerusalén (Deir Yassine) en 1948 y del atentado contra el hotel King David, que entonces era la sede del Mandato británico en Jerusalén.
[2] Muy cercano a Arafat, Abou Jihad era uno de los fundadores del Fath, uno de los principales dirigentes de la OLP y uno de los líderes históricos de la resistencia palestina. Desempeñó un papel importante, como dirigente político, en el curso de la Intifada. Fue asesinado en Túnez por un comando israelí el 16 de abril de 1989.

26 de diciembre de 2008

Antiescualidos.com fija posición sobre enmienda constitucional

Antiescualidos.com se suma a la campaña por el referendo aprobatorio de la enmienda constitucional.

- Aún cuando no creímos ni oportuno ni necesario el llamado para impulsar en este momento el proceso de enmienda constitucional.
- Aún sintiendo que cambia el foco y la atención de la tarea urgente y necesaria de transformar al Estado.
- A sabiendas de que ésta era una batalla ineludible en el tiempo.
- Convencidos de que más temprano que tarde la conciencia madura y serena de nuestro pueblo sería quien reclamaría esta enmienda, haciéndola irrebatible e indestructible, y al mismo tiempo librando al Presidente de la duda del mesianismo.
- A pesar de cualquier interpretación inicial al momento de la propuesta.

¡Nos sumamos a la tarea!

Nos sumamos entendiendo que será una nueva batalla del pueblo llano contra su enemigo histórico de clase. Nos sumamos haciendo caso omiso del debate leguleyo sobre la constitucionalidad o no de la enmienda. Nos sumamos conociendo como conocemos que la oferta de la oposición es un claro regreso al pasado.

En este sentido, y al mismo tiempo, alertamos al pueblo venezolano sobre los peligros que se ciernen al tener posiciones dubitativas en este momento. Para este proceso no valen ni caben triunfalismos, dudas, flojeras o desencantos. Aquí nos jugamos la posibilidad única de construir un nuevo modelo que se contraponga al modelo del capital. De construir una sociedad justa y equitativa, libre y soberana, profundamente solidaria y, a final de cuentas, socialista.

Está claro que la consulta planteada no es en sí misma una elección de carácter presidencial, pero se le asemeja mucho, así debemos asumirla y pelearla. En caso contrario, el proceso se revertiría y perderíamos la oportunidad ahora abierta por la historia.

Si caminamos y construimos el camino hacia una revolución verdadera, en algún momento tendremos la oportunidad de enmendar los entuertos y de encarar a vendetas, traidores y corruptos que en nombre de la revolución han engañado y confundido a nuestro pueblo. ¡Ahora mismo tenemos que avanzar!

Finalmente: sólo y únicamente (en los próximos tiempos) el comandante Chávez garantiza la unidad de la izquierda y la opción comprometida para nuestro pueblo. Sólo el comandante Chávez no puede ni dará un salto atrás para conciliar con la derecha. Su deuda con el pueblo, su verbo comprometido, que también compromete, y su demostrada lucha antiimperialista y anticapitalista, nos dan apenas algunos elementos que le impiden, más allá de su seguro compromiso, dar un salto atrás que sería al vacío.

11 de diciembre de 2008

Chávez no se va: el arte en campaña

Corre la propuesta de que los blogs identificados con la revolución bolivariana, y en campaña por la aprobación de una enmienda constitucional que permita la postulación de Chávez en 2012, incorporen la imagen que pueden ver allí arriba a la derecha, y que aquí adjunto en mejor resolución.

El arte es del pana Gustavo Borges.


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Y van tres más, que nos envía el cámara José "Papel" Sosa.

5 de diciembre de 2008

¿Otra vez Diosdado Cabello?

En días pasados me ha tocado conversar con un par de taxistas de curiosa filiación política. Ambos chavistas. Uno votará por el sí a la enmienda constitucional. El otro aún no lo sabe. El primero no entendía muy bien de qué se trataba: tuve que explicarle que sólo se votará por la posibilidad de que Chávez se postule nuevamente en 2012, y no para que mande indefinidamente. El otro no sé si lo sabe. De hecho, con el segundo taxista casi no conversé sobre el tema de la enmienda. La mayor parte del tiempo se nos fue en una evaluación de los resultados del 23N en Caracas. Según él, es normal que el PSUV haya perdido la Alcaldía Metropolitana y la Alcaldía de Sucre. La explicación es simple, demasiado simple: mala gestión. El primer taxista no sólo estuvo de acuerdo con su colega. Además, se mostró casi complacido. "Es una señal", me dijo. "Chávez tiene que darse cuenta de las señales que manda el pueblo". Ni una palabra más, ni una menos.

Digo "taxistas de curiosa filiación política" no porque sean chavistas, que los hay bastante. Sino porque pertenecen a un cierto tipo de chavismo muy distinto del tipo "mande comandante" de la propaganda oficial. Lo voy a decir de una vez: aquí hay mucha gente que jura saber lo que es el pueblo chavista porque lo vio en la calle en abril de 2002, y porque lo ha vuelto a ver en la calle centenares de veces. Pero una cosa es saber que existe, porque se le puede ver en la calle, y otra muy distinta es saber qué es: conocerlo, escucharlo, para ser capaces de gobernar obedeciéndolo, para que el pueblo sea el que mande. Aquí hay mucha gente que cree que basta con hablar como en 2002 para hablarle al pueblo en 2008. Peor: aquí hay mucha gente que cree que basta con hablar para que la gente entonces "entienda". Aquí hay gente que repite incansablemente la palabra "conciencia" para hablarle al pueblo, porque así el pueblo tendrá conciencia. Aquí hay gente que se lanza discursos de barricadas desde los estudios de televisión, o desde la Asamblea Nacional, pero no desde las barricadas, desde la calle. Aquí hay gente que cree que sabe lo que es hacer una revolución porque es capaz de hilvanar en una misma frase "poder popular", "socialismo", "consejos comunales" y "líder indiscutible de la revolución". Aquí hay mucha gente que jura saber lo que es el pueblo chavista, cuando lo que hace realmente es hablar en nombre de él, aún desconociéndolo.

Cualquiera tiene todo el derecho de venir a decirme, aquí mismo, que los "taxistas de curiosa filiación política" están equivocados, que cómo es posible que un chavista se manifieste cuasi complacido con Ledezma en la Alcaldía Metropolitana. Cualquiera tiene el derecho de dudar de la filiación chavista de los tipos, si así se siente más tranquilo. Cualquier puede decir que los taxistas de dudosa procedencia no constituyen una muestra representativa, que todo mi alegato se cae por su propio peso, que es insostenible, porque es producto del azar, de las contingencias de la vida cotidiana. Cualquiera puede despacharme con aquello de que una mala gestión, por sí misma, no es suficiente para explicar un resultado electoral - total: allí tenemos al mismo Ledezma, de cuyo paso por la Gobernación del extinto Distrito Federal y la Alcaldía de Caracas no guardamos otro recuerdo que no sea ineficiencia, corrupción y salvaje represión.

Pero en algo no estoy dispuesto a ceder: y es que se acepte como explicación de la derrota en el Municipio Sucre (y con ella en Miranda y en la Alcaldía Metropolitana) la que ofreció Diosdado Cabello en Venezolana de Televisión, la tarde del martes 25 de noviembre: es que "falta conciencia de clase". ¿A quién le falta conciencia y a quién le sobra qué? ¿A qué clase pertenece Diosdado Cabello - y muchos como él? ¿Acaso tener conciencia de clase es afirmar, como lo hizo Cabello durante la campaña electoral: "Tenemos que estar convencidos de que es la lucha del bien contra el mal. El bien lo representa el socialismo y el mal lo representa el capitalismo. El bien lo representan los candidatos de la revolución, el mal lo representan los candidatos de la contrarrevolución". A mí eso no me suena a conciencia de clase. A mi juicio, una sentencia como esa lo que logra es reducir al absurdo, aniquilar el extraordinario potencial discursivo de la mejor campaña electoral de la que yo tenga memoria: aquella en la que se enfrentaron Florentino y el Diablo.

Preocupa la tendencia a no practicar la autocrítica, la misma que Chávez ha invocado reiteradamente antes y después del 23N. Preocupa que se descargue la responsabilidad de la derrota en el pueblo chavista de Petare, sin que hayamos podido escuchar siquiera la versión de los supuestos responsables. Preocupa que sean ignoradas las señales de alarma que advierte Luigino Bracci en un buen artículo (¡Diosdado y Rangel Ávalos, no se burlen de Chávez y de su pueblo!). Por eso preocupa la reincorporación de Diosdado Cabello en el gabinete ministerial. Porque ya es posible prever cómo será interpretada esta medida por una parte del pueblo chavista: como una señal de que éste es un gobierno que premia a los que lo hacen mal.


Siempre queda, por supuesto, la opción de pensar que Diosdado Cabello no lo hizo tan mal después de todo. Yo opto por apagar el televisor y sintonizar a los taxistas chavistas. ¿Acaso las revoluciones no se hacen en vivo y directo en la calle?

2 de diciembre de 2008

Fiesta andante: jueves 4 de diciembre de 2008, Caracas, Venezuela

"... demasiada movida, demasiado trabajo, demasiada pasión, demasiado amor para
despecharnos, estamos dispuestos a todo, no retrocederemos, Tiuna El
Fuerte
en la batalla..."



desde la Plaza Andrés Bello (Av. Andrés Bello) a las 2 pm -
desde el Nuevo Circo a las 3 pm -
hasta la Plaza Bolívar de Caracas

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