27 de mayo de 2010

Los "amigos" del chavismo

Cooke (de pie, a la izquierda) miliciano en Cuba, en 1961.

John William Cooke, líder del peronismo revolucionario, escribió en 1964: "El peronismo tiene los enemigos que se merece; lo que no se merece, en cambio, son sus 'amigos'". Cuarenta y seis años después, la frase le calza perfecto al chavismo, al menos al chavismo popular, democrático y revolucionario.

Este chavismo, sin duda, tiene los enemigos que se merece, y el encono con el que es combatido por la oligarquía, por los privilegiados de todo cuño, confirma su vigencia revolucionaria; pero sus "amigos", esos sí que no se los merece. No se merece a un Falcón y, más recientemente, a un PPT. Todos repiten el mismo discurso: es necesario acabar con la polarización.

Pero la respuesta que reciben de la mayoría de los voceros del chavismo oficial pareciera confirmar que se trata, simplemente, de odios y rencillas personales. A pesar de que, como advirtiera el zambo a propósito de Falcón, el trasfondo de estos deslindes es fundamentalmente ideológico, la vocería oficial se empeña en evitar un debate de esta naturaleza. Éste es sustituido, una y otra vez, por declaraciones de fidelidad absoluta al líder, como si se tratara, en última instancia, de un concurso de fidelidades y traiciones.

Acaso habría que concluir que esta ausencia de debate ideológico, en sentido estricto, termina favoreciendo a nuestros "amigos", pero no a los que hoy se han deslindado del chavismo, sino a los "amigos" que aún se cobijan bajo el manto de un chavismo abstracto, uniforme y sin tendencias. En otras palabras, la ausencia de un debate sobre las diversas tendencias que coexisten en el chavismo sólo favorece a quienes en nombre, por ejemplo, de un "chavismo radical" que nadie sabe qué significa, hoy puede que nos traten como "amigos", pero mañana no.

Quizá valga la pena advertir que lucha de tendencias no es fraccionalismo, que el debate ideológico no implica ninguna amenaza para una unidad que, como lo demuestran los más recientes deslindes, está amenazada permanentemente por nuestros "amigos". El chavismo popular y revolucionario, y tal cosa ciertamente existe, aunque nos resulte imposible determinar cuántos somos y qué puestos de combate ocupamos, no necesitamos de esos "amigos" que, como hubiera podido decirlo Cook, "más peligrosos son cuando nos prodigan simulados afectos con el propósito de amansar las rebeldías".

Ya basta de "polarización", sí, pero de esa que traduce el enfrentamiento sordo entre "amigos" por cuotas de poder, mientras se posterga la lucha más importante de todas: esa que enfrenta al pueblo contra sus enemigos de siempre.

20 de mayo de 2010

Métele candela, @chavezcandanga


Pasión, amor, inventiva, creatividad. Tales son los atributos que, a juicio del zambo – en su Aló, Presidente del 16 de mayo – debe poseer el ejército de funcionarios responsables de leer y procesar los miles de mensajes que le escriben a través de su cuenta en Twitter: @chavezcandanga.

¿Cuántos otros miles de puntuales y cotidianos abusos y arbitrariedades no hubieran podido evitarse si durante los últimos once años, el funcionariado público hubiera procedido con pasión alegre e imaginación? ¿Cuánto no se habría avanzando en la destrucción de la máquina estatal burguesa y en la construcción de una nueva institucionalidad?

Muy al contrario de lo que señalarán los más cínicos, no es un asunto de poca monta: sin nueva institucionalidad, la transición al socialismo no es más que una consigna vacía. Pasión alegre no es voluntarismo, sino la precondición para aumentar nuestra potencia de pensar, entender y obrar. Sin pasión alegre no es posible entender qué es lo que debe ser destruido, minado desde sus cimientos; no hay imaginación ni prefiguración de lo posible, sino rutina burocrática. Sin pasión alegre no hay potencia para obrar revolucionariamente.

Tampoco se trata del lamentarse por lo que hubiera podido suceder si hubiéramos obrado de tal o cual manera. Lo mal hecho, mal hecho está. Permanece, palpita, sigue latente. Amenaza con tirar abajo todo cuanto pudiéramos haber construido sobre bases débiles, tambaleantes. Una revolución no disimila los abusos y arbitrariedades: los señala públicamente, los persigue, los combate cotidianamente.

El caudal de demandas y peticiones a través de @chavezcandanga puede parecer inasimilable, imposible de procesar, no digamos siquiera por un solo hombre, sino por doscientos. Pero he aquí los desafíos que éstas representan: por una parte, un gobierno que se dice popular no puede dejar de atenderlas, está obligado a enfrentar los problemas inventando soluciones; pero sobre todo ellas nos dicen que esa institucionalidad que heredamos y cuya lógica reproducimos, que no hemos sido capaces de destruir, está haciendo aguas por todas partes. Es una institucionalidad impotente.

Por eso @chavezcandanga es una de las mejores noticias de los últimos tiempos, porque vuelve a develar un "misterio" en tres tiempos que, a estas alturas, ya no debería ser tal: 1) el pueblo cree en Chávez porque no cree en la institucionalidad burguesa; 2) no va a comenzar a creer en ella porque crea en Chávez; y 3) dejará de creer en Chávez cuando comience a asociarlo con ella.

Si el Estado funcionara, @chavezcandanga no sería el fenómeno de masas que hoy es. ¿Fenómeno de masas? Es cierto, a esta hora el hombre reúne más de 377 mil seguidores. Pero eso es apenas un ligero rumor si lo comparamos con las millones de personas que, allá afuera, siguen viendo en el zambo la posibilidad de meterle candela (pura candanga) a los muchos resabios que aún persisten del viejo Estado burgués.

18 de mayo de 2010

Tener amigos negros

Payaso chavista en bicicleta. ¡Negro tenía que ser!

- Persona 1: Sí, esos negros (niggers) siempre están robando cosas y matándose entre ellos. ¡Que se jodan esos negros!
- Persona 2: Epa tipo, ¿cuál es el problema contigo?
- Persona 1: Tranquilo, yo tengo amigos negros (black friends), así que puedo decir eso.
- Persona 2: No creo que funcione de esa manera.

Este breve diálogo aparece publicado en la web Urban Dictionary, "el diccionario que tú escribes", y que registra el significado de frases propias de la jerga habitual entre la población urbana gringa. Corresponde a la entrada "I have black friends" (tengo amigos negros), frase definida como "la mayor excusa que utilizan los racistas para tratar de aparentar que no son racistas".

Haga la prueba, vaya a la página del buscador de su preferencia y teclee "Have black friends" (Tener amigos negros): se encontrará con una avalancha de páginas que difieren en el punto de partida, pero coinciden en el punto de llegada: la frase "tengo amigos negros" denota racismo. Ella es un producto cultural del lenguaje políticamente correcto, ese recurso retórico al que recurre el racista para enunciar, de manera condescendiente y compasiva, a ese Otro que teme o desprecia. Pura mala conciencia.

Irónicamente, para quien la enuncia, la frase "tengo amigos negros" equivale a reclamar el derecho de suspender temporalmente las reglas no escritas de la corrección política del lenguaje para, puede suponerse, decir-las-cosas-como-son. Porque "tengo amigos negros".

En Venezuela, como sabemos de sobra, el racismo era una cosa del pasado, un asunto superado, y vivíamos en un paraíso en el que coexistía "una de las poblaciones más mestizas y variadas del continente desde hace varios lustros, en plena paz y armonía", como bien lo expone un tal Saul Godoy Gómez, en artículo publicado el lunes 17 de mayo de 2010 en El Universal.

Hasta que, también lo sabemos perfectamente, llegó el zambo.

Llegó el zambo y su obsesión por utilizar unas "supuestas injusticias históricas, reclamos, agravios como excusa, para despojar a los venezolanos de sus derechos, propiedades y libertades". Llegó el zambo y con él "una banda de idiotas" que se creyeron el discurso de "justicia social envenenada de odio y oportunismo". Ahora esta banda deambula por ahí, "machete en mano, como tanto cimarrón lo ha hecho en nuestro país" robando, destruyendo y quemando "las propiedades de los otros", violando "dignidades" y aterrorizando "a la gente de bien, y si sus víctimas sucede que son mujeres, niños y ancianos… mejor, para dar el ejemplo".

Llegó el zambo y le agregó "el ingrediente racista, del color de la piel, o de un supuesto origen aborigen", y aquí estamos, la gente de bien, padeciendo "en pleno siglo XXI las taras y la barbarie de tiempos que creíamos superados".

O-ri-gen-a-bo-ri-gen.

Llegó el zambo y ahí tienen lo que ha sucedido en Caruao: "Gracias a un grupito de negros acomplejados y siguiendo un guión del socialismo del siglo XXI, convirtieron a Caruao en la vitrina de exhibición de esas terribles organizaciones llamadas concejos (sic) comunales, que no son otra cosa que un órgano de la disolución social, vehículo para el caos y la devastación de lo que queda como país, por medio de estos concejos (sic) están asegurados los mil Vietnam a los que se refería Chávez, focos de violencia multiplicados en cada región, ladrones y violadores con la estampa de 'pueblo' en la frente, haciendo y deshaciendo en nombre de la 'voluntad popular'".

Negros acomplejados, criminales, invasores, resentidos... ¿Qué? Yo hablo como me dé la gana, yo tengo amigos negros.

Llegó el zambo con su pretensión "de clonar esas comunidades de esclavos renegados, 'los cumbes'"... y no puede decirse que exista una "propuesta más despreciable y degradante para un descendiente afroamericano".

Des-cen-dien-te-a-fro-a-me-ri-ca-no.

Pero entiéndase, el articulista está en todo su derecho de descargarla contra ese "grupito de negros acomplejados", porque... adivinó, él tiene amigos negros:

"Tengo amigos negros y varguenses en diferentes comunidades, con ellos he hecho campañas políticas, y pateado mucho barrio y pueblos del litoral, y me han confirmado que se trata de un globo de ensayo del Gobierno, que hay asesores cubanos involucrados, que es una puesta en escena para sembrar terror y tengo información que (sic) lo mismo está sucediendo en Choroní".

No quedan dudas: así como los homofóbicos tienen amigos homosexuales y Diego Arria tiene amigos campesinos, este hombre debe tener uno que otro amigo chavista, porque habla de nosotros con mucha propiedad.

13 de mayo de 2010

(Serie música) La rabia de Keny Arkana

La rage (La rabia) es el nombre que lleva una pieza incluida en el album Entre ciment et belle étoile (Entre el cemento y la bella estrella) de la francesa (de ascendencia argentina) Keny Arkana, lanzado en 2006.

Keny Arkana. La rage.


No sé ustedes, pero a mí los poderosos 4:13 minutos que dura la versión en video me huele a piedra, plomo y candela, a caucho quemado y bomba lacrimógena. Me huele a sudor de chamo con capucha o sin capucha, a calle repleta de gente, a pelea, levantamiento, insurrección, a guerra popular. Me huele a la Venezuela de finales de los ochenta y comienzos de los noventa. Los vidrios que estallan durante los primeros segundos de la canción me suenan a la nube de botellas que los carajitos del Liceo Miranda de Los Teques estrellaban contra el pavimento de la Avenida Bolívar. Me huele a los cohetones que salían disparados desde la azotea de la Técnica Industrial Roque Pinto, a Liceo Fermín Toro, al Andrés Bello, a Campo Rico, a Luis Caballero Mejías. Me huele a patrulla policial prendida en candela. Me huele a peinilla y a perdigonazo a quemarropa. Me huele a guáimaro. Me duele la sangre, me arden la piel y los ojos. Me suena a las balas que te pasaban silbando por encima de la cabeza. Me huele a Tres Gracias y a Plaza Venezuela. Me huele a Guarenas, a Mérida, a Barquisimeto. Me huele, me suena, me duele y me alegra, porque aquella rabia nuestra no podía concebirse sin la alegría que nos producía apoderarnos de la calle, sentirnos dueños al menos por unas horas, saberlos débiles y temerosos, Venezuela entera pa la calle, nojoda, porque hasta cuándo me vas a seguir hablando de democracia si asesinas, allanas, torturas y das tiros de gracia.

Keny Arkana transmite esa rabia alegre que huele y retumba, y por eso ya ni siquiera hace falta saber qué dice, qué canta, porque apenas suena la guitarra y suelta la pista ya todos los que vivimos, recibimos y repartimos coñazos en aquella Venezuela sabemos de qué se trata: de esa vaina intraducible que llevamos incrustada en el fondo del pecho que nos hace indóciles, insumisos, inconformes y rebeldes como el cuero seco, que cuando lo pisas por un lado se levanta por el otro.

La rabia del pueblo venezolano, rabia de la América nuestra, rabia de todos los pueblos del mundo, la misma rabia del pueblo griego y su huelga general: desde aquí te dedico esta canción, porque aunque no entiendas el idioma en que te escribo, tu rabia es mi rabia, nuestra rabia, la misma rabia.

En el album Entre ciment et belle étoile "toda la rabia es constructiva, la lucha no es jamás un fin en sí mismo", escribe Yacine Badday en el sitio oficial de Keny Arkana. "Rabia constructiva", cómo te lo explico sencillo a ver si me entiendes. Hay rabias de rabias. Una cosa es la rabia del pueblo y otra muy distinta la rabia antipopular. En 2007, partidarios del ultraderechista Frente Nacional tomaron otra canción de Entre ciment..., Nettoyage au Kärcher (Limpieza con Kärcher), además de algunos fragmentos del video de La rage, y el resultado fue un panfleto audiovisual en favor de la candidatura presidencial de Le Pen. Keny Arkana les respondió inmediatamente con otra pieza, Le Front de la haine (El Frente del odio). Una cosa es la rabia constructiva y otra muy distinta el odio.

Frente Nacional utiliza la imagen de Keny Arkana para promocionar la candidatura del ultraderechista Le Pen.


Keny Arkana les responde: El Frente del odio.


Una cosa es el odio y otra muy distinta la rabia constructiva. No han querido entenderlo aún, pero eso que llamaron guarimbas no pasó de ser una mala imitación de las barricadas que construyen los pueblos cuando se deciden al combate callejero. Hablan de resistencia porque no se atreven a llamarle odio. Nos acusan de incitación al odio porque le temen a nuestra rabia, porque la han visto de cerca. Nos acusan de predicar el odio cuando nos reafirmamos en nuestra rabia, y en todo, en cada gesto, ven una amenaza, una advertencia. En el fondo, saben que la rabia de este pueblo ya ha tomado muchas veces la calle y volverá a hacerlo cuando sea necesario. Y eso no es una advertencia.

Parafraseando al rabioso Mayakovski, allá los más Cecedos con sus cálculos y sus traiciones, con su tristeza a cuestas, con sus miserias: nuestra rabia también es contra ustedes, y los alcanzará también a ustedes, más tarde o más temprano, pero así será.

Suéltala...

Keny Arkana. La rage.

¿Qué ha sido del chavismo originario?

Mientras fuerzas y actores – aún minoritarios – de la oposición despliegan un discurso proto-chavista, vaciándolo de contenido, con el propósito de minar las bases electorales del chavismo, intentando captar el voto del chavismo descontento, ¿qué ha sido del chavismo originario, esa corriente política, social y cultural que se aglutinó en torno al rechazo de la vieja partidocracia, y que se hizo portavoz de las consignas en favor de la democracia participativa y protagónica?

Once años después, parece claro que el chavismo ha logrado imponer su discurso democrático-radical y proto-socialista, al punto de hacerlo hegemónico: según el estudio del Centro Gumilla sobre Valoraciones de la democracia en Venezuela, los "demócratas socialistas del siglo XXI" y los "demócratas socialistas moderados" constituyen el 64% de la población, frente a un 27% de "demócratas liberales" y un mínúsculo 9% de "autoritarios".

Entiéndase: ya no se trata simplemente de que el pueblo venezolano se inclina por la democracia, a secas, como el mejor sistema de gobierno, sino que esa misma democracia ha pasado a significar la existencia de un Estado fuerte (adiós neoliberalismo), democratización política (Estado fuerte con participación popular activa), disminución de la brecha entre ricos y pobres, políticas sociales contra la exclusión, nacionalización de las industrias básicas, límites al poder de la empresa privada, respeto a la Constitución y a los derechos humanos en general, libertad de expresión y pluralidad política (libre asociación), elecciones libres, imparciales y periódicas y amplio margen a la iniciativa económica privada.

Sin embargo, las circunstancias obligan a prevenir posibles errores de juicio: esta hegemonía del discurso democrático-socialista (en desmedro del liberal) no se traduce automáticamente en afinidad política con el chavismo: sólo el 42% de los encuestados se autodefinió como chavista. Más interesante aún: sólo el 40,3% de los "demócratas socialistas del siglo XXI" (grupo donde se concentra el chavismo) estuvo de acuerdo con que "los partidos políticos son imprescindibles en cualquier democracia" (porcentaje que contrasta abiertamente con el 88% de "demócratas liberales", el 92,8% de los "autoritarios" y el 96,9% de los "demócratas sociales moderados" que expresaron su acuerdo).


¿Resabios del profundo sentimiento anti-partido que está en el origen de la insurgencia del chavismo? ¿Índice de la valoración que hace el chavismo del partido que no sólo está llamado a aglutinarlo, sino a garantizar la continuidad del proceso bolivariano? En otras palabras, ¿el PSUV significa una ruptura con los vicios de la vieja y detestada partidocracia? ¿Qué implicaciones tiene la progresiva "partidización" del chavismo y, a contramano, la "despartidización" de al menos una parte de la oposición? ¿Qué ha sido del chavismo originario? Las preguntas están abiertas.

6 de mayo de 2010

La obsesión por el voto independiente (y III)

(Versión ligeramente más larga que la que aparece publicada hoy, jueves 6 de mayo, en Ciudad CCS.

Salud).

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Leopoldo López ensaya su pose chavista. Sólo le faltó subir el dedo índice.

Concluido el proceso de primarias del PSUV, el PPT manifestó su disposición a darle cobijo "a esa mayoría silenciosa que no se siente identificada con esas opciones que hoy polarizan". Más que simple, su análisis fue pueril: si en las primarias opositoras votaron casi 185 mil personas y en las del PSUV alrededor de 2 millones 500 mil, dado que el registro electoral está conformado por más de 17 millones de personas, el universo de electores susceptible de atender el llamado del PPT estaría integrado por más de 14 millones de votantes.

Esta lógica de razonamiento, que pasa por la sobrestimación del voto independiente y, por tanto, la sobrestimación de la propia fuerza, es similar a la que soporta los análisis de la encuestología: como consecuencia inevitable de la polarización, el mercado político está en alza, y sólo resultarán beneficiados quienes se dispongan a invertir su capital político de manera audaz. Sin una buena dosis de audacia será imposible la consolidación de un eventual liderazgo opositor emergente.

Audacia implica, en primer lugar, una valoración adecuada de los principales vicios de la partidocracia, esos que hacen que los partidos opositores inspiren tanta desconfianza y rechazo entre la población votante. Pero implica también, y he aquí la tarea más difícil, disposición suficiente como para rescatar valores o "bienes políticos" asociados al chavismo originario. Del amplísimo espectro político opositor, sólo una fuerza parece haberlo entendido: Leopoldo López y su Voluntad Popular.

No debe ser interpretado como cosa casual el hecho de que Voluntad Popular se autodefina como un "Movimiento Social y Político", aunque no descarte "la posibilidad de realizar en un futuro una inscripción como organización político partidista". Sin embargo, "esa es una decisión que deberá ser tomada por todos sus miembros y respetando principios de democracia interna y de participación activa en la toma de decisiones". Tampoco debe desestimarse la importancia que otorga al trabajo barrial, a través de sus "Redes Populares".

Pero hay más: en el fragor de las agrias discusiones para lograr el "consenso" sobre los candidatos opositores a las parlamentarias, López declaró que la propuesta debía incluir a "representantes de los gremios, de los sindicatos, del movimiento estudiantil, de los independientes y de los partidos políticos; porque los partidos no pueden tener el monopolio del Poder Legislativo o [ser] los dueños de la unidad". En otra parte declaró: "No le podemos plantear a los venezolanos... el esquema de la imposición cogollérica... donde 3 ó 4 políticos deciden el futuro de miles; por eso hemos planteado la apertura democrática de la oposición".

En otras palabras, para intentar granjearse el apoyo del voto "independiente", López ensaya un discurso mediante el cual intenta reapropiarse de significantes, prácticas y afectos propios del chavismo originario: sentimiento anti-partido (de allí que Voluntad Popular se autodefina como "Movimiento"), democracia de base ("democracia interna"), democracia participativa y protagónica ("participación activa"), trabajo de base ("Redes Populares") y pluralidad de sujetos políticos ("los partidos no pueden tener el monopolio del Poder Legislativo").

Inevitable plantearse la hipótesis: a pesar de la retórica sobre la polarización y el enorme peso del electorado "independiente", todo parece indicar que la estrategia – de la que hace parte la encuestología – está dirigida a minar las bases electorales del chavismo, a captar el chavismo descontento. Sin discurso proto-chavista no hay voto chavista – que no es lo mismo que voto "independiente" –, pero sobre todo no habrá liderazgo opositor alternativo.