I.- "Ese grupito mínimo de ignorantes".Cuando sucedió la primera vez (durante
el mismo primer juego del Clásico Mundial de Beisbol 2009) casi nadie reparó en el hecho. Ni un solo comentario en las transmisiones televisivas - al menos ninguno que yo haya escuchado. Ni una sola palabra en las secciones deportivas de la prensa escrita - al menos ninguna que yo haya leído. Salvo la breve
nota escrita por Carlos Valmore Rodríguez para el diario
Líder, publicada el lunes 9 de marzo:
"Magglio Ordóñez no es sordo: escuchó los sonoros abucheos que le dedicó buena parte de los fanáticos venezolanos que fueron a Toronto a apoyar a la selección nacional en su paso por el Clásico Mundial de Beisbol. Tampoco es de acero: le dolió que, por motivaciones políticas, lo pitaran en una competencia donde representa al país".
El mismo Magglio afirmó: "No estamos ahorita en campaña, estamos representando a Venezuela, haciendo un trabajo para dejar su nombre en alto. No le presto atención a ese grupito bien mínimo de ignorantes que vienen a hacer campaña política en un estadio de beisbol. Se siente mal, pero no me molesta. Yo los ignoro y creo que eso les duele más". También afirmó: "En realidad, la gente que tiene acceso a venir a Estados Unidos es la que se opone al Gobierno, así que estaba preparado".
Pero lo peor estaba por venir.
Dos días después, el miércoles 11 de marzo,
Venezuela venció a Estados Unidos y aseguró el primer lugar de su grupo. Próxima estación: la virulentamente antichavista ciudad de Miami.
Al día siguiente, el jueves 12 de marzo,
El Universal publicaba otra
nota que abría así: "Para nadie es un secreto que la inmensa mayoría de los venezolanos que viven en Florida no son simpatizantes del presidente Hugo Chávez. Si en el lejano Rogers Center de Toronto se oyeron abucheos contra Magglio Ordóñez y constantes cantos políticos, es poco probable que los decibeles bajen en el Dolphin Stadium de Miami". También reproducía declaraciones del manager del equipo venezolano, Luis Sojo, ofrecidas al canal deportivo
ESPN: "No puedes preocuparte porque la gente te pite, siempre te van a pitar cuando eres pelotero... Tenemos que salir al terreno y hacer nuestro trabajo... Así es este juego... Pero no podemos preocuparnos por eso. Esto es beisbol, no me preocupa el tema político. Sólo quiero que mis jugadores salgan al campo y lo hagan bien".
Hasta que llegó el sábado 14 de marzo y Venezuela saltó al terreno contra Holanda.
II.- Los que celebramos en la calle y no allá en Miami.Aquel día, el inicio del juego me sorprendió en la calle. Luego la carretera. Llegué a Maracay directamente al centro comercial Parque Aragua, donde me encontraría con mi hermano Rommel. Caminando hacia nuestro lugar de encuentro me topé con un grupo de gente, unas veinte personas aglomeradas frente a una tienda de electrodomésticos. Seguían atentos las incidencias del juego. Me detuve apenas unos segundos: era el cierre del octavo inning y Venezuela ganaba 3 por 1. Caminé unos pocos metros más y me conseguí con mi hermano y algunos amigos. El ambiente era una mezcla de indignación con entusiasmo: «la botaron Miguel Cabrera y José Celestino López-Carlos Silva se lanzó un juegazo-ahora viene a cerrar El Kid-los coñosdemadre esos pitaron a Magglio en cada turno y cuando se ponchó incluso se pararon a aplaudirlo y Miguel Cabrera les reviró les hizo así: qué pasó, qué pasó-qué bolas-le gritaban: chavista chavista-es decir que chavista es un insulto».
Nos devolvimos a donde los televisores y aquello era pura electricidad: El Kid se había montado sobre el montículo y todo el mundo ligando ponche. Cada picheo una celebración. Cada out. Cuando cayó el tercero, algarabía: «vaya, nojoda, más nada, ese Kid sí es arrecho». Allí mismo se disolvió el aglomeramiento y cada quien a lo suyo.
Cada quien a lo suyo significa también que la prensa deportiva en pleno, ahora sí, descubrió que la sonora manifestación de intolerancia del antichavismo beisbolero mayamero era un asunto digno de reseña.
III.- Magglio: el villano, el traidor.Así, por ejemplo, un exultante Jorge Ebro, periodista de, no faltaba más,
El Nuevo Herald,
reseñó - los énfasis añadidos van cortesía de este servidor:
"Ajena a todo interés deportivo, la política hizo su entrada el sábado en el Clásico Mundial a viva voz y provocando reacciones encontradas en aficionados y peloteros de Venezuela... El primer signo se produjo desde que se presentaron las alineaciones de los conjuntos de Holanda y Venezuela, en especial, al nombrarse al jugador
Magglio Ordóñez, quien comparte el papel de héroe y villano por igual para sus compatriotas. Los miles de venezolanos presentes en el parque, que aplaudían a rabiar a los integrantes de la vinotinto, le prodigaron un prolongado abucheo a Ordóñez, al que se le vincula fuertemente con la imagen y la política del gobierno de Hugo Chávez... Otro signo de que esa mezcla ya es imposible de separar se produjo cuando el jardinero venezolano Endy Chávez pegó un triple que lo puso en posición de anotar después la primera carrera de su equipo contra Holanda. La multitud estalló en júbilo al grito de 'Endy, Sí; Chávez, No', en clara alusión de gratitud por el pelotero y de desdén por el mandatario. Según varios venezolanos, esta expresión es bastante usual cada vez que el patrullero de los Mets de Nueva York participa en la liga invernal del país sudamericano... El jardinero de los Tigres de Detroit [Magglio Ordóñez] nunca ha ocultado su afinidad por el presidente Chávez y fue uno de los más altos exponentes en su
gigantesca campaña mediática para lograr la reelección indefinida en el referendo del 15 de febrero pasado. En uno de los segmentos promocionales pagados por la campaña política del
ex militar golpista, se podía apreciar la figura de Ordóñez, quien decía: 'Lo mejor de la revolución está por venir'. 'Ordóñez sabía que esto le esperaría en Miami', expresó Elmer Mora, fanático de la vinotinto. 'Aquí la mayoría de los miles de venezolanos somos antichavistas, estamos aquí porque no nos sentimos a gusto con un dirigente que cada vez concentra más y más poder en sus manos, y lleva al país por un rumbo dudoso'. Como si fuera poco, el público celebró cada vez que Ordóñez fallaba un turno. Los gritos de 'chavista, chavista' podían escucharse por doquier. En su segunda comparecencia a la caja de bateo, el jugador de Detroit conectó un foul y los fanáticos le pidieron al hombre que capturó la bola su devolución al terreno. Finalmente, un ponche de Ordóñez paró a los venezolanos de sus asientos en señal de alegría y cuando César Isturiz salió del banco y la emprendió contra los aficionados en apoyo a su compañero de equipo, la multitud lo bañó de insultos... Ordóñez no saldría más a jugar a partir del séptimo capítulo y al anunciarse el cambio por Gregor Blanco, de nuevo las tribunas estallaron de contento. Con el último out y el triunfo seguro, los venezolanos agradecieron a la vinotinto, pero no a Ordóñez".
(En el momento en que escribo, Magglio Ordóñez consume su primer turno en el juego contra Puerto Rico. De nuevo: ronco abucheo, mientras otros fanáticos, los menos, le aplauden de pie. Ponche).
El periodista de
El Nuevo Herald también registró la opinión del mánager Sojo: "Magglio no se merece ese trato. Él ha hecho un esfuerzo para venir aquí y representar al país''. Carlos Silva, ganador del juego contra Holanda: "Es triste lo que ha sucedido en este juego... Magglio nunca ha hecho política conmigo, ni ha tratado de convencer a nadie de que Chávez es bueno. Él cree en lo que cree y hay que respetarlo. Le pido a los venezolanos que nos apoyen para el siguiente juego. Venezuela tiene que estar unida". Por último, recogió las opiniones de los periodistas Valmore Rodríguez (diario
Líder) y Efraín Ruiz (diario
El Universal). El primero: "Eso no se veía antes en mi país... Esto comenzó con el gobierno de Chávez. Nunca antes se habían mezclado béisbol y política". Y el segundo: "Es increíble cómo este fenómeno político se ha metido en el béisbol... La gente quiere que gane Venezuela, pero no le molesta que fracase Magglio. Cuesta trabajo creer esta división, pero así está mi país".
Magglio Ordóñez: "héroe y villano por igual para sus compatriotas", pero Jorge Ebro sólo nos permitió leer la opinión de un "compatriota" que lo tiene como villano. ¿No le fue posible conseguir a ninguno que hablara a su favor? Pues Carlos Valmore Rodríguez sí: "Sin embargo, no todas las personas piensan igual. 'A mí me parece injusto, porque él está jugando por Venezuela', comentó Víctor Alvarado. 'No estoy de acuerdo con los abucheos', coincidió Gustavo Bernal, un venezolano que viajó desde Barquisimeto al torneo". El periodista de
Líder también reseñó estas linduras: "'Por mí que lo boten', exclamó Simon Azlak, un joven residente de dicha ciudad norteamericana. 'Que lo expulsen de Grandes Ligas', agregó Alex Regulo".
Pero parece que en la
Major League Baseball no expulsan a nadie por ser chavista. Qué se le va a hacer.
En la misma
nota también recogió el parecer de Magglio: "Yo sé que en Venezuela hay muchísima gente que me quiere y no tengo ningún rencor contra los que hicieron eso. Se trata de una posición personal mía y no le hago mal a nadie con ella". Y es así, Magglio, tal cual: "muchísima gente". Por más que el periodista de
El Nuevo Herald escriba aquello de ángel o demonio "por igual". Yo te aviso.
En el mismo tono
escribió un tal Enrique Rojas para
ESPN, el sábado 14 de marzo: "Los aficionados venezolanos de Miami están enojados con su compatriota Magglio Ordóñez y aparentemente no perderán ninguna oportunidad para recordárselo durante la segunda ronda del Clásico Mundial de Béisbol, que comenzó el sábado... La rabia de los seguidores venezolanos no tiene nada que ver con el desempeño del jardinero izquierdo y quinto bate de la selección de su país, sino más bien con la predilección política de Ordóñez. Ordóñez, de los Tigres de Detroit, es una de las figuras públicas más notables que promociona la política del presidente Hugo Chávez en su país. Para una gran porción de la comunidad venezolana en Estados Unidos, especialmente la numerosa colonia de Miami, Chávez es una especie de Satanás. Además de realizar spots publicitarios apoyando la campaña de Chávez para conseguir la
reelección indefinida a través de un referendo, una empresa de Ordóñez ha sido encargada de construir las principales obras públicas en el estado Anzoátegui". Seguramente en una próxima entrega Enrique Rojas nos presentará las pruebas de lo que allí ha escrito.
En una
nota que aparece publicada hoy lunes 16 de marzo en
El Universal, un tal Alfredo Yánez M. escribe líneas para la historia: "
A Magglio lo pitaron. A él solito. La pita fue selectiva y no colectiva...
Su camisa -seguramente no comprada en el centro de desarrollo endógeno Fabricio Ojeda-
con la cara del Che, el día del referendo por la enmienda constitucional tuvo mucho que ver en esa reacción; también su participación en varias campañas electorales, a favor del Presidente.
La afición no metió la política al terreno. Nunca se le hubiera ocurrido a los fanáticos profanar su templo. Fueron los peloteros los que pasaron la raya de los afectos personales y creyeron que sus batazos, atrapadas y ponches se podían convertir en votos. Pero
esa misma afición, que no llegó ayer a las tribunas sino hace mucho,
sí es capaz de cobrar cuando se le traiciona... Pena, sólo pena y vergüenza es lo que se despierta cuando en en un evento deportivo, la podredumbre de la política malsana se mezcla, a tal punto, que es capaz de desvirtuar las pasiones y emociones del deporte y en vez de hacerlas aflorar para el bienestar, por el triunfo, las convierten en nuevos ingredientes para una controversia pseudopolítica.
Hay líneas que no se deben cruzar. Quien lo hace, con la misma valentía con que asume ese desafío, debe aceptar sus consecuencias, y nunca puede intentar endilgarle a terceros la culpa de sus actos, porque eso sí que da ¡pena ajena!".
¡Traidor! ¡Político! Cómo se le ocurre, chico, ¿tú has visto?
Lean la notica completa: no tiene desperdicio. En resumen: Magglio es un traidor. ¡Cómo se le ocurre vestir una camisa del Che! La afición no es responsable de nada, Magglio es el que debe asumir su responsabilidad y no andar llorando por los rincones.
"Si los fanáticos son así, sinceramente, que no vengan". Así lo dijo Ramón Hernández, catcher de la selección venezolana, según lo registra hoy Alexander Mendoza en
El Nacional. Escribe Mendoza: "La intolerancia y el odio visceral entre las facciones que dividen al país desde hace más de una década, mostró su peor rostro en un escenario que debería estar exento de tales discusiones". También mostró su preocupación por la "imagen" de Venezuela en el exterior: "La deteriorada imagen del país sufrió otro golpe. Las agencias internacionales transmitieron el suceso al resto mundo.
El Nuevo Herald, el diario en español de mayor circulación en Florida, tituló 'El béisbol y la política se mezclan en el Clásico Mundial'. El
Detroit Free Press colocó 'Magglio Ordóñez abucheado por sus propios fans'. El
Chicago Tribune y el
New York Times utilizaron titulares similares, así como los portales de
Yahoo y
Aol. Jon Heyman, de
Sports Illustrated, dedicó su columna al tema. Los motores de búsqueda de
Google cifran en 5.950 los sitios de la red en que aparece el nombre de Ordóñez ligado al término 'abuchear'".
¡Dios mío, qué dirán mi amigos en Estados Unidos y Europa!
(Segundo turno de Magglio: más abucheos. Elevado al jardín derecho).
Por supuesto, también recoge las impresiones de los fanáticos... antichavistas: "'Magglio Ordóñez se lo merece. No necesita apoyar al gobierno', enfatizó un joven ataviado con el jersey y la gorra del equipo venezolano, que se identificó como barquisimetano, mientras hacía compras en una enorme tienda por departamentos, cerca del Dolphin Stadium. 'Nosotros queremos al equipo, queremos que gane, pero él seguirá recibiendo pitas'. Uno de sus compañeros promete ser más agresivo. 'Nosotros pagamos el espectáculo', aseguró, mientras daba la espalda para seguir en sus afanes de turista".
Si usted paga, tiene derecho.
Por cierto: todavía tienes chance de votar en la encuesta de
El Universal: "¿Está usted de acuerdo con los abucheos que recibió Magglio Ordoñez en el Clásico Mundial? Las siguientes son las opciones:
1) Sí, pero no con celebrar sus ponches.
2) Sí, en rechazo a su postura política.
3) No, se trata de un evento deportivo.
4) No, está representando a Venezuela.
Va ganando la segunda opción, con un 46,79% de los votos.

IV.- "Y hasta un chavista".
También en El Nacional de hoy, Boris Mizrahi al menos registra las opiniones de los que están en desacuerdo: "'No se puede mezclar deporte y política', afirmó Rafael, un merideño que se vino a Miami junto con sus compañeros de softbol. 'Aquí hay caraquistas, magallaneros y cardenaleros, pero todos somos amigos. Unos son adecos, otros copeyanos y hasta hay un chavista, pero andamos juntos, acompañando a un equipo que se llama Venezuela'... 'El país está dividido políticamente', terció Alberto, un maracayero que también estuvo en la fase inicial, en Toronto. 'En Canadá me sorprendí con las pitas y sabía que en Miami sería peor, pero no estoy de acuerdo. En Venezuela siempre ha habido personalidades involucradas con diferentes partidos y no habíamos visto esto. Magglio está dejando de trabajar para representar al país y debemos apoyarlo, a él y a todos, dejando a un lado la política'. 'Yo lo pité en su primer turno', dijo César, un larense radicado en Estados Unidos. 'Mi familia vive en Venezuela, sé lo que está pasando y no apoyo al gobierno. Pero cuando Miguel (Cabrera) salió (del dugout) y abrió sus brazos, dejó claro que tanto él como el resto del equipo apoyan a Magglio. Creo que deberíamos dejarlo hasta aquí y empezar a disfrutar el buen papel que está haciendo el equipo'".
Entre algunos, hay que decirlo, impera un poco más de sensatez. Por ejemplo, Ignacio Serrano, columnista de El Nacional publicó ayer domingo 15 de marzo (y un día antes en ESPN): "Basta que esa fanaticada cumpla con su papel. Y su papel no es abuchear a sus propios peloteros debido a sus posiciones políticas... Ordóñez no se merece ese maltrato. Tiene derecho a pensar como quiera sobre el Presidente de su país, tanto como también tienen derecho los aficionados a estar a favor del gobierno o de la oposición en la nación suramericana. Puesto que el jardinero derecho expresó sus opiniones como simple ciudadano, sin vestir el uniforme de la selección nacional, ni el de los Caribes de Anzoátegui o el de los Tigres de Detroit, la reacción del público tampoco debería mezclar política con deporte". El mismo día, Ormúz Jesús Sojo publicó en el diario Líder: "¿Quién dijo que un atleta no puede expresar su creencia en estos ámbitos? Lo que Magglio vivió en Miami el sábado pasado no se lo deseo a ningún ciudadano, tenga la profesión que tenga, labore en el empleo que labore, milite en el partido que milite. Excelente la actitud de Miguel Cabrera y Félix Hernández - los que yo pude ver, porque me dijeron que hubo otros más -, cuando defendieron a su compañero ante el propio público que abucheó a su compatriota. A quién se le ocurre celebrar que alguien que defiende la camiseta de su mismo país falle. Y al falconiano lo tildaron de apátrida, creo que el término hay que colocárselo a otros".
(Tercer turno de Magglio: abucheos, pero las cámaras muestran a un grupo de fanáticos coreando su nombre, suponemos que en señal de apoyo. Rolling por el short).
Por último, el diario Últimas Noticias publicó hoy tres opiniones. Les dejo en primer lugar la de Juan Vené: "Algunos venezolanos han abucheado a Magglio en el Clásico. Craso y ridículo error. Copian el estilo agresivo y gritón, de borracho callejero en madrugada dominical, que adopta el presidente Chávez en sus alocuciones. Son tan culpables como Chávez de adoptar la violencia en vez de la razón. Se usa la violencia cuando la razón, la inteligencia y la sensatez han sido vencidas por la ignorancia o por intereses mezquinos... Magglio debe disfrutar de la libertad de ser tan chavista como es, o tan antichavista como los abucheadores lo son. Es la democracia. Ahora, esos bocasueltas de las tribunas no son culpables. Es que sólo siguen ese patrón trazado en Venezuela, tanto por Chávez como por quienes dicen ser líderes de la oposición. Ellos han sido los culpables de la división del país en dos mitades irreconciliables de chavistas y antichavistas".
Unjú.
Abajo pueden ver al Chávez hablando como "borracho callejero en madrugrada dominical".
Va la segunda, de Eleazar Díaz Rangel: "Lo sucedido en el Dolphin Stadium, de Miami, no tiene nombre. Ocurrió en el partido que Venezuela le ganó a Holanda. En el estadio había cerca de 20 mil aficionados, la inmensa mayoría partidarios de los criollos... Pero entre esa multitud, había un grupo de rabiosos antichavistas que, cada vez que Magglio Ordóñez tomaba un turno al bate o intervenía en una jugada defensiva, lo abucheaban, lo pitaban. Todo porque Magglio, como otros atletas, han expresado públicamente sus simpatías por el presidente Chávez y por su obra de gobierno. Por supuesto, a esos residentes en Miami, no obstante haber nacido aquí, no se los puede llamar venezolanos; seguramente deseaban el triunfo holandés".
Y la más categórica de todas, la de Hugo Chávez G. (el periodista): "Sin embargo, lo ocurrido con Magglio Ordóñez en Miami nos obliga a cambiar de planes y, además, dejar constancia de la gran tristeza que sentimos en ese lamentable momento, cuando una jauría de fanáticos desató su odio y morbo contra Magglio al celebrar el ponche propinado por el picher Sidney Ponson en la cuarta entrada. Nunca, en nuestra trayectoria como periodistas deportivos, que va más allá de 25 años, habíamos visto cómo una mal llamada afición ligaba y se gozaba a rabiar la falla de un atleta venezolano por el elemental derecho de tener una parcialidad política. Para nadie es un secreto en este país, y tampoco lo debería ser en Miami, donde está radicada parte de la más extrema oposición venezolana, que no sólo Magglio ha manifestado su apoyo al presidente Hugo Chávez Frías. Una buena cantidad de peloteros también lo han hecho, al igual que atletas de otras disciplinas. Nadie puede ocultar, por el mayor egoísmo político que se tenga, el apoyo que ha brindado Chávez al deporte venezolano en sus 10 años de gobierno. Los atletas, conscientes de esta realidad, se han hecho solidarios con un Presidente que los ha tomado en cuenta y que hizo del deporte un derecho constitucional. Por ello, desde esta tribuna rechazamos lo ocurrido con Magglio Ordóñez y le brindamos todo nuestro apoyo... Ligar contra Magglio Ordóñez es ligar contra Venezuela, es ligar contra una selección de peloteros y técnicos que cada vez que se pone el uniforme vinotinto salta al terreno de juego a buscar un triunfo que deje bien en alto el nombre de nuestro país. Lanzamos un rotundo no a la intolerancia política, y más en el plano deportivo. Esto no debe ocurrir más nunca y ojalá que nuestros 'compatriotas maiameros' tengan un mínimo de conciencia y entiendan que la gracia les salió como una morisqueta, que la comiquita que pusieron fue total".
V.- ¿Polarización?
Como lo ha expresado Hugo Chávez G. sin ambages, y también Díaz Rangel, mi hermano y los panas de Maracay, los propios peloteros de la selección venezolana y el mismo Magglio Ordóñez, la manifestación de intolerancia política de los fanáticos venezolanos en Canadá y luego en Miami, es sencillamente inaceptable. Pero no es esa la opinión generalizada.
(Cuarto turno de Magglio: situación de tensión, hombre en segunda, dos outs. Rolling por el picher. Abucheos).
El silencio timorato y hasta cómplice de los primeros días de los periodistas venezolanos se transformó, cuando los abucheos se hicieron inocultables, en tímidos exhortos en favor de la unidad nacional y en contra de la "polarización". Lo afirmo con toda la propiedad de un fanático del beisbol que asiste al estadio regularmente, y mi hermano Rommel está de testigo: con estos ojos y estos oídos he visto y escuchado al antichavismo corear una y otra vez sus consignas en el estadio Universitario, mientras nosotros, los chavistas, intentamos concentrarnos en las incidencias del juego. Hasta que nosotros, los chavistas, nos hartamos de aquello y comenzamos a corear nuestras consignas. Que en algunas ocasiones, dicho sea de paso, han acallado por completo las gargantas de los antichavistas. (Reto a cualquiera a que me cite una sola ocasión, sólo una, en que el chavismo hubiera lanzado la primera consigna en un juego de beisbol). Y me ha tocado ver y escuchar a los mismos antichavistas que hacía sólo unos segundos coreaban "Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer", vociferando: «¡Que ladilla con la política!». Porque la política está bien cuando el antichavismo se expresa libremente, pero es una ladilla cuando el chavismo le responde. Entonces es cuando algunos dicen: «El problema es que este país está divido, polarizado. El problema es el lenguaje violento». El verdadero y único mérito de Juan Vené es resumir en unas pocas líneas lo que la mayoría de los periodistas quiere decir, pero la mala conciencia no se los permite.
La palabreja "polarización" es el expediente al que apela todo aquel que quiere eximir de responsabilidades a los verdaderos responsables: los intolerantes, los violentos. Que en este caso puntual - como en muchos otros - es una parte del antichavismo. Se dice "polarización" o "división del país en dos mitades irreconciliables" y súbitamente todos, y primero que nadie Chávez, por supuesto, somos responsables de que miles de imbéciles enceguecidos por el odio la emprendan contra Magglio Ordóñez.
¿Saben qué? Hoy, contra Puerto Rico, Magglio Ordóñez no vio vida: se fue de 4-0. Pero ganó Venezuela. Les metimos nueve arepas: ganamos 2 por 0. La primera carrera la impulsó uno que se llama Carlos Guillén. Y el juego lo salvó otro que se llama Francisco "El Kid" Rodríguez.
Repito: ganó Venezuela. Por si no se han enterado.