31 de octubre de 2012

A mi equipo, en sus cincuenta años

(Brevísimo texto que aparece publicado hoy en Ciudad CCS, y que escribí a solicitud del pana guairista Ildegar Gil.

Salud).

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No se apoya a un equipo porque sea el mejor, sino porque juega bien, por eso no caben las burlas contra los fanáticos de otros equipos, especialmente cuando han sido derrotados. Nada duele más que el propio equipo humillado en el terreno, víctima de sus errores o de la superioridad de su adversario. Entonces, es cuando corresponde acompañar. Es muy sencillo apoyar en la victoria. Se requiere mucho coraje, mucha dignidad, para aguantarse nueve innings de pesadilla, de paliza o blanqueo. Siempre los ha habido pragmáticos, claro que sí, los que dicen que para ganar no importa cómo, porque lo importante es ganar. Nada más falso. Todos queremos ser campeones, por supuesto, pero haciéndolo bien. Cuántas jugadas de ensueño, cuántas remontadas, cuánta fiesta en el diamante, en los jardines, en las tribunas. Si hay épica es porque hay tragedia. Tragedia es la trampa, la violencia, la arrogancia, el darse por vencido de jon a primera. Épica es también perder con la frente en alto, no rendirse nunca. Todo esto me lo enseñó mi viejo, fanático de los Tiburones de La Guaira desde su fundación, hace ya cincuenta años. Llevándome al estadio, inculcándome el amor por el beisbol, me dio varias lecciones de vida. Hoy lo recuerdo, cada día, cada vez que Sandra Mikele me pregunta: "Papá, ¿ganamos?".

2 comentarios:

  1. Je, Je, Reinaldo espero que la carajita nueva te salga caraquista para que en lugar de preguntar ¿ganamos?, exclame: ¡ganamos!

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    1. "¡Ganamos!", exclamó Sandra Mikele hace un par de días, el día que cumplimos 50 años, luego de que dejáramos a los Leones en el terreno.

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