25 de mayo de 2011
Notas para una militancia no fascista (I)
Con motivo de conmemorarse veintisiete años y once meses de la muerte de ese gran pensador de la estrategia que fue Michel Foucault, vale la pena repasar uno de sus textos más hermosos y entrañables, su breve Introducción a la vida no fascista, escrito a modo de prefacio para la edición inglesa del Anti-Edipo, de Delezue-Guattari.
En él, Foucault se refería al fascismo como "el gran enemigo, el adversario estratégico… Y no solamente el fascismo histórico, el fascismo de Hitler y Mussolini – que fue capaz de movilizar y utilizar tan efectivamente el deseo de las masas – sino también el fascismo en todos nosotros, en nuestra cabeza y en nuestra conducta cotidiana, el fascismo que nos hace amar al poder, desear aquello mismo que nos domina y nos explota". Identificaba, también, entre los adversarios, a "los ascetas políticos, los militantes tristes… Burócratas de la revolución y funcionarios civiles de La Verdad".
De allí que combatir al fascismo – tal y como lo definía, a grandes rasgos, Foucault – pasaría, entre otras cosas, por no pensar "que uno tiene que estar triste para ser militante, incluso si aquello contra lo que uno está luchando es abominable". Practicar una militancia no fascista implicaría, sobre todo, no olvidar el principio esencial: "No te enamores del poder".
Lo que en otra parte he denominado "oficialismo" – una noción aún esquiva, difusa, y que pertenece, sin duda, al lenguaje de nuestros adversarios – guarda estrecha relación con este "amar al poder" que muchas veces se confunde de manera deliberada con la defensa de la revolución bolivariana. Dicho de otra manera, en nombre de esta "defensa", hay mucho burócrata y funcionario haciendo vulgar apología de la obediencia ciega, de la disciplina mal entendida, del sometimiento, del chantaje, de la soberbia, de la arrogancia. Para mucho burócrata y funcionario, todos los que militamos en la revolución bolivariana debemos entender que el fin justifica los medios: tenemos que aprender, bofetadas mediante si es preciso, a "desear aquello mismo que nos domina y nos explota", mientras decimos pelear contra la dominación y la explotación.
Es completamente falso que todo funcionario – incluso, que cualquier burócrata – integre las filas del oficialismo. Este simplismo interesado es más bien característico del antichavismo. Eso es lo que desean que pensemos – antichavistas y oficialistas – para que nos decidamos a tirar la toalla. Nos quieren tristes, porque así vencernos es tarea sencilla. Lo cierto es que a lo interno del gobierno se libra una lucha a brazo partido entre revolucionarios y oficialistas: unos, tendiendo puentes, estableciendo alianzas con el pueblo en lucha, trabajando sin descanso; otros, bloqueando todas las salidas, para que la revolución se estanque.
Nuestra tarea, como militantes no fascistas, no es lamentarnos por la fuerza ocasional del oficialismo, refugiarnos en el discurso autocompasivo – tan perfectamente funcional a nuestros adversarios – sino reunir cada vez más fuerzas, establecer alianzas entre revolucionarios, con la frente en alto, alegres, siempre alegres, hasta lograr que nuestros adversarios tengan pesadillas con nosotros.
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Aquí abe una de mis frases favoritas de Arturo Jauretche: “El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.”
ResponderBorrarUn beso, Reinaldo.
"el fascismo que nos hace amar al poder, desear aquello mismo que nos domina y nos explota"
ResponderBorrarMe gusta esta frase para los ultrarrevolucionarios que están fuera de los cargos burócraticos, impolutos. Los que se saben inmaculados y quieren quemar en la hoguera a todos los pecadores
Excelente. Ese texto del calvito es perfecto para crecer espiritualmente y para callarle la boca a los gafitos que andan citando al filósofo antiburgues del poder para "cuestionar" a Chávez o a cualquier práctica de izquierdas.
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ResponderBorrarAnónimo:
ResponderBorrarY están los "ultrarrevolucionarios" que ocupan cargos burocráticos, y se creen "impolutos", "inmaculados", y miran a todos con desdén, porque ocupan cargos burocráticos.
Los hay de lado y lado. Hay que tomar previsiones contra ambos.
Buenas noches. Creo que hay soberbia, miradas con desdén y arrebatos impolutos en los ultrarrevolucionarios, en los revolucionarios, en los burócratas revolucionarios, en los burócratas ultrarrevolucionarios, en oficialismos y oficialistas. Peligrosamente nos estamos acercando a la desconfianza entre iguales. Entre diferentes no es peligroso, pero sí necesaria... No veo tristeza por ningún lado, lo que veo es pugilato y, en ocasiones, también golpes de pecho de falsos impenitentes... buen texto. Saludos Reinaldo.
ResponderBorrarYo creo que ese enemigo manifiesto que hace a esa costra oficial es identificable sin tanta dificultad. Por el contrario, le tengo terror a la izquierda emo. y cuando digo emo me refiero a esa porción de nuestro lado que reproduce el mismo lenguaje y las mismas nociones de esa "tradición" de categoías y nomenclaturas izquierdizadas del siglo XX. repetir el mismo puto lenguaje de antes de que triunfaran los sandinistas, por poner cualquier punto de partida, y que ahora oscila entre el lenguaje duro y tradicional de "la izquierda" y su edificio ideológico o las vaguedades poéticas del cuño "el verbo revolucionario que explota nuestras conciencias" que desorientan mucho y fomentan la canción innecesaria. desde este punto de vista el hombre nuevo -o la mujer, si a eso vamos- es un guevón insoportable que se la pasa maltripeando por lo mal que va la verga.
ResponderBorrartampoco es que hay que indagar mucho el cuál es precisamente el sustento de esa sensibilidad que puede producir una alegría propia y, digamos, chavista, en vez de esa tradición de mierda que ve en chávez un recien llegado y cree que esa sensibilidad se resuelve en la rockola sentimental desde donde opera ese vacío de lenguaje propio.
Al fin y al cabo, más preocupante es la forma en que orgullosamente la cagamos nosotros mismos, más que el carato de la vía socialista según darío vivas o el milenarismo analfabeta de la MUD
ResponderBorrarNotas para reconocer a un facho: no cree en la construcción colectiva, no se reune, es completamente paranoico y siempre cree que hay una conspiracion contra el o ella, dice que si a todo pero solo para salir del paso, no le da curso a nada, dice no estar enterado de los problemas, divide, inventa rumores para que el colectivo se pelee y los siembra en los mas debiles, crea psicoterror con fuerzas de represion, te acusa de traicion a la patria, te acusa de contrarrevolucionario, deslegitima al colectivo porque cree que solo importa su opinion si cita a intelectuales rusos, siempre cita a intelectuales rusos y saca frases de libros para explicarse, le fascina que le halagen, le fascina que lo asuman jefe, cuando hay un problema general reune a la gente por separado para desmovilizarla y desmoralizarla, no te ve a la cara, no tiene respuestas ni argumentos para defenderse, puede pasar 4 horas cantinfleando, algunos llegan a hackear celulares y correo electronico en su paranoia, siempre se apoyan con los pacos, siempre se boicotean pa culpar al colectivo, su mayor arma: unicamente la deslegitimacion del pueblo, dividen pero no vencen.
ResponderBorrarQue buen tema,solo me gustaria aportar a manera de refran "en esta revolucion quien milita en el fascismo acaba como guevon con todo y con sigo mismo" al final
ResponderBorrarA esos que les importa solo el cargo burocratico, y rechazan la critica constructiva, yo los llamo, revolucionarios de nomina, ya que esta ultima palabra es lo unico que les importa
ResponderBorrarCreo que en gran medida esta articulo nos invita a pensar y a reflexionar actuando mas alla de logica chavista escualido, necesitamos sin duda alguna seguir debatiendo el problema del poder mas alla de la politica (Formal) y no de lo politico y foucault es importante para ello
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