En principio, los tiros apuntan hacia una severa y profunda crítica a lo interno del "chavismo". O quizá debe decirse: apuntan a un franco distanciamiento de éste. Críticas que, dicho sea de paso, no han comenzado con Baduel, aunque con éste han alcanzado su máxima resonancia. Sin embargo, también es cierto que Baduel ha ido más allá: ha hablado de "fraude constituyente" y de la reforma como "golpe de Estado". En todo caso, algunos cámaras aseguran poseer información de que no se trata de un "salto de talanquera" hacia la derecha.
La derecha televisiva ha comenzado a hacer lo suyo: recogiendo impresiones de la jerarquía eclesiástica («con la reforma se nos quiere imponer un socialismo cubano») y reportando sobre manifestaciones estudiantiles en Barquisimeto, Caracas y Táchira. Las televisoras del Estado, a esta hora, simplemente no han dicho nada.
El antichavismo furibundo intentará remontar la cuesta aprovechándose del desconcierto. Ya hay un par de focos por la ciudad. Nosotros sabemos qué tenemos que hacer: para la calle y alerta. Para allá nos vamos dentro de muy poco.
Dos cosas están claras: 1) el desenlace, ese que acontecerá muy pronto, no deberá tener como protagonistas exclusivos a los principales voceros de gobierno y oposición. Insisto: a la calle. 2) Ya no será suficiente con zanjar esta discusión apelando a la descalificación, a la acusación: el aniquilamiento moral del mensajero no hará desaparecer el mensaje. Hay que saber escuchar ese malestar que, en forma de rumor cada vez más fuerte, proviene de las filas revolucionarias.
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