I.-
Voy a comenzar por referirme a la más reciente entrada del blog del Duque: discursodeloeste.blogspot.com. El título: Autopsia del periodismo venezolano. Las primeras líneas son, lejos de cualquier metáfora, lapidarias:
"El periodismo venezolano ha muerto.
Al respecto, no hay matices, no hay excusas, no hay justificaciones, disimuladores ni suavizantes. Esa mierda que todos leemos en la prensa, vemos por televisión o escuchamos por radio en forma de noticias, no son trabajos periodísticos. Son en realidad objetos propagandísticos destinados a destruir un proyecto de país o adular al líder de ese proyecto de país. Ambas aplicaciones del periodismo son inaceptables: el periodismo debería servir para registrar la verdad, no para ensalzar o destruir personas o proyectos".
Prefiero pensar que la actitud del Duque, en lugar de minoritaria y marginal, es una expresión de los tiempos que corren: cada vez somos más los que nos covencemos de que la consigna política no puede sustituir a la política como práctica revolucionaria. Y la práctica revolucionaria no puede ser entendida como un dejarse llevar por la pragmática burocrática y funcionarial que caracteriza a las instituciones públicas.
Un ejemplo reciente que revela este uso y abuso desproporcionado de la consigna, en desmedro del análisis de las situaciones al que está obligado todo político revolucionario, nos lo ofrece la postura asumida por la mayoría de los voceros gubernamentales al momento de "caracterizar" las protestas estudiantiles opositoras. Casi todos se limitaron a ensayar variantes de una misma frase: "Están repitiendo el libreto del 11 de abril". "Quieren hacer lo mismo que hicieron el 11 de abril". "No permitiremos que hagan lo mismo que hicieron el 11 de abril". "Cómo se les ocurre pretender hacer lo mismo que hicieron el 11 de abril". Y por supuesto, como uno está convencido hasta los tuétanos de que si nos vienen con otro 11 les responderemos con otro 13, la repetición una y mil veces de la misma consigna apenas y logra su cometido: que el pueblo esté alerta.
Pero una cosa es "sospechar" que tras las movilizaciones de los estudiantes opositores se está desarrollando un plan desestabilizador, y otra muy distinta es entender a cabalidad la situación, la coyuntura, el momento político, o como se le prefiera llamar. El 11 de Abril es, sin duda, un signo. Un enunciado que denota: golpe de Estado, atentado contra el proceso revolucionario. ¿Qué fueron el paro-sabotaje petrolero y el lock out empresarial de diciembre 2002-febrero 2003? Un nuevo intento de derrocar al gobierno, un nuevo atentado contra la democracia y el proceso revolucionario. ¿Las guarimbas? Una nueva tentativa desestabilizadora por la vía de la violencia, otro atentado contra el proceso revolucionario. De lo que se deduce algo básico: tenemos razones para pensar que la oposición (o al menos una parte de ella) seguirá intentando nuevas salidas de fuerza, atentando de esta forma contra el proceso democrático y revolucionario venezolano. Sin embargo, al margen de este común denominador, cada intento desestabilizador tuvo, evidentemente (aunque a veces pareciera que no tanto) sus particularidades: obedeció a correlaciones de fuerza concretas, tuvo como principales protagonistas a actores distintos, se emplearon consignas y estrategias distintas en cada caso.
El 11 de Abril es un signo, decía, que ciertamente empleamos para elaborar una consigna combativa: "Si vienen por otro 11, tendrán otro 13". Más claro no se envía un mensaje a un adversario político que, además, está tramando permanentemente cómo liquidarte. Pero a veces a uno le asalta la amarga sensación de que buena parte de la clase política chavista se quedó viviendo en el 11 de abril de 2002. En esa fecha, quiero decir.
¿No tiene uno derecho a esperar de la dirigencia chavista algo más que la repetición de consignas? Honestamente, no creo que el pueblo revolucionario se plantee siquiera esa pregunta. O ese falso dilema. En ausencia de vocería oficial, vocería popular. A falta de análisis de la dirigencia gubernamental, intuición popular, olfato de la calle. Análisis popular de las situaciones pues. Pero cuánta falta nos hace un vocero oficial que se pare frente a una cámara de televisión y le pregunte a las periodistas: "¿Tú sabes lo que es Otport? ¿No? Bueno, mira, yo te lo voy a explicar, porque lo que hicieron por allá en Serbia, salvando las distancias, se parece mucho a lo que ustedes están haciendo aquí". Pero no, uno tiene que esperar a que venga el comandante Chávez y lo explique en cadena nacional.
II.-
Me gradué de sociólogo en la Universidad Central de Venezuela en el año 2000. Pero ya desde 1998 fecuentaba poco la escuela de Sociología. A partir de mediados de ese año me dediqué a asistir a algunas clases en Filosofia y a hacer mi respectiva tesis de grado. Así que mi carrera universitaria (que comenzó por 1993) transcurrió en una época que presenció la casi desaparición de los partidos de izquierda en la universidad. Y como muchos jóvenes de izquierda de aquellos años, viví el colapso de estos partidos no digamos que tanto como una celebración, pero sí como una oportunidad para leer y luego difundir y discutir la obra de autores proscritos de la academia en que me tocó estudiar: Gilles Deleuze, Felix Guattari, Michel Foucault, Toni Negri, Ernesto Laclau, entre otros. Para mi generación, esa que se reunió en esa cosa que llamamos Círculo de Estudios Postestoicos, el colapso de la política tradicional de izquierda significó el renacimiento de la política.
El vacío que dejó la izquierda tradicional fue tal, que bastaron unos cuantos afichitos alusivos al Mayo Francés en las íngrimas paredes de los pisos 6 y 7 de Faces, para estremecer a una escuela de Sociología que se había acostumbrado a no discutir sobre nada. Luego organizamos unas conversas: sobre el mismo Mayo del 68, sobre el 27 de Febrero de 1989, sobre Nietzsche, etc., y así terminamos apoderándonos de ese espacio. Pero de un espacio como el universitario uno se apodera mientras puede. Y "puede" quiere decir aquí: mientras se está estudiando. Luego viene el abandono forzoso y se lanza uno a esa suerte de selva que es el mundo real.
Pero lo que hace que esta brevísima reseña autobiográfica no sea simplemente un ejercicio inútil de nostalgia, es que en ese mundo real estaba aconteciendo el mismo colapso de la política tradicional y se estaba produciendo idéntico renacimiento de la política. Con Chávez, una buena parte de la población venezolana, hastiada y asqueada de la política tradicional, irrumpía nuevamente en la escena política.
III.-
Cuando un joven comecandela de 23 años llega a la conclusión de que política revolucionaria es inversamente proporcional a ser militante de Bandera Roja o del PCV, algo así como la mitad del camino está hecho. Y si en esas circunstancias te lees, por ejemplo, a un tipo como Michel Foucault, te vas a encontrar con especímenes como los que, en su momento, nos reunimos en el tal Círculo de Estudios Postestoicos. Nombrecito éste, por cierto, sólo en apariencia arrogante y jactancioso, puesto que nunca llegó a significar nada. A lo sumo, su significado estuvo asociado precisamente a la idea de que lo importante no era el nombre, sino lo que nos disponíamos a hacer.
Hacer un balance sobre lo que efectivamente hicimos o dejamos de hacer en aquel momento, ni tiene mucha importancia ni es el propósito de esta entrada. Además, sospecho que es una historia que no debe resultar interesante para mucha gente. Lo que me propongo en este aparte es sugerir, muy brevemente, el porqué del nombre de este blog: saber y poder.
Entre otras, recuerdo que una de las cosas que nos apasionó de Foucault fue su dura crítica del papel que suelen desempeñar los intelectuales progresistas o de izquierda. Leímos y releímos mucho un texto, una conversación entre Deleuze y Foucault, que tuvo lugar a principios de los setenta: Los intelectuales y el poder. Un texto, por cierto, de lectura obligatoria para los estudiantes del primer trimestre de Comunicación Social en la Universidad Bolivariana. Pero estoy hablando del año 2004. Quién sabe si ha sobrevivido a los posteriores cambios de pénsum.
Lo cierto del caso es que en Los intelectuales y el poder, tanto Foucault como Deleuze cuestionaban abierta y profundamente esa idea del intelectual como poseedor de una verdad universal, de una luz o de una conciencia que vendría a iluminar a las masas. Esta idea del intelectual que se arroga el deber moral de señalar cuándo el rey va desnudo:
"El intelectual decía la verdad a quienes aún no la veían, y en nombre de aquellos que no podían decirla: encarnaba a la vez la conciencia y la elocuencia. Ahora bien, lo que los intelectuales descubrieron, tras la reciente avalancha, es que las masas no tienen necesidad de ellos para saber; saben claramente, perfectamente, lo saben mucho mejor que ellos; y lo hacen extraordinariamente bien. Pero existe un sistema de poder que obstaculiza, que prohíbe, que invalida ese discurso y ese saber... Los propios intelectuales forman parte de ese sistema de poder, la idea de que son los agentes de la «conciencia» y del discurso pertenece a ese sistema de poder".
Y aquella crítica que iba dirigida a los intelectuales del tipo Sartre, nosotros la asumíamos como una crítica a esa academia mediocre que, sin ser siquiera progresista, adoptaba (y por supuesto lo sigue haciendo) la misma actitud de superioridad moral que señalaba Foucault.
IV.-
Provoca decir con Duque: "La sociología venezolana ha muerto". Pero no es la vida o la muerte de una disciplina académica lo que está en juego. Si así fuera la cosa no sería tan grave. Sin el ánimo (y sin la capacidad, hay que decirlo) de igualar la retórica lúcida y encendida del Duque, lo que realmente tendríamos que afirmar es que la academia universitaria ha muerto. O al menos está en terapia intensiva. Y no se trata sólo de que ahora ingresan a la universidad casi exclusivamente los estudiantes de liceos privados, los jóvenes de las clases media y alta. Este hecho, absolutamente verificable, no explica por sí solo la situación de la academia universitaria. Las causas hay que buscarlas más allá, y están relacionadas precisamente con el hecho de que la universidad, en nombre de la crítica al poder instituido, ha venido a formar parte del entramado de poder que perpetúa la explotación, la exclusión, la dominación en sus múltiples expresiones. Y si ha cumplido su papel, lo ha hecho porque ha producido saber. Un saber para la dominación.
Pero mientras esto sucede en las universidades, ¿qué sucede con el funcionariado chavista? ¿Qué saber se produce y reproduce desde las instituciones del gobierno? Idéntica pregunta vale para el caso de la intelectualidad vinculada al proceso bolivariano. Siempre habrá excepciones, por supuesto. Pero no nos llamemos a engaño: las excepciones no hacen otra cosa que confirmar la regla. Y por regla general tenemos que el saber que produce la dirigencia chavista es un saber impotente, porque es un saber que poco se corresponde con el desafío que nos plantea el actual momento histórico: transformar la sociedad venezolana. Y esto lo confirma, por ejemplo, el uso demasiado frecuente de las consignas, en sustitución del análisis.
V.-
Ajá, ¿qué hacemos? Yo propongo, humildemente, que comencemos por asumir la precariedad del saber que estamos produciendo, si es que acaso lo estamos produciendo. En segundo lugar, que no cedamos ante el chantaje de que hay cuestiones que no se pueden poner en discusión porque es hacerle el juego al enemigo. Esa práctica, muy típica de la mentalidad de partido marxista-leninista, hay que desterrarla. Y por allí andan muchos camaradas que, militen o no en alguno de estos partidos, han dejado intacta esa lógica de pensamiento y acción. Si la democracia revolucionaria no la podemos construir ahora, ¿cuándo?
¿Qué me propongo con este blog? Contribuir en algo, aunque sea un poco, con la ampliación y multiplicación de nuestras referencias y perspectivas de análisis. Por supuesto no tengo manera de saber si servirá como un espacio para el debate y esas cosas. En principio, no tengo en perspectiva que sea un blog que visite mucha gente, por ejemplo. Más bien lo he concebido como un espacio donde puedo acopiar algunos artículos y entrevistas, algunas de ellas muy interesantes, y que hasta ahora no estaban disponibles electrónicamente. En esto último reside la actualidad de los documentos que he venido colgando acá.
Ya veremos qué tan actual resulte la propuesta que he formulado aquí.
Salud.
Si quieres debate seguramente lo tendrás. Nadie que proponga despojarse de los saberes para construir otras racionalidades se va a quedar solo en su prédica: ya vendrán, a enfrentarte o a enriquecer lo que propones. Sólo va una observación: el ritmo de lo venezolano actual hará que sea lento el acercamiento de los contendientes. Porque la cosa allá afuera se presta para retóricas más encendidas que lúcidas, y esto de pensar la otra humanidad requiere mucho de mesura y de serenidad.
ResponderBorrarEn fin. Gracias por la cita y por el resto de la reflexión.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrar***
ResponderBorrarDuque: sí, hay una demanda fuerte de debate a lo interno del proceso. Y los ánimos están caldeados, además. Aunque sé que es difícil, mi apuesta es por un debate que sea al mismo tiempo encendido y lúcido. Que le metamos con todo, sin contemplaciones, pero respetando al adversario. Y más cuando, al menos en apariencia, somos "caimanes del mismo pozo". Esto te lo digo teniendo en mente una discusión bastante dura que está teniendo lugar entre algunos panas, sobre el tema del partido. De repente y me traigo un par de argumentos para acá a ver qué tal resulta.
Felicitaciones de nuevo por tu premio, y bueno, a rumbearse esos reales.
Abrazo.
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Nina: así es, "inventamos o erramos", sin quedarnos en la consigna.
Con respecto al tema de lo largo de los textos en general, he tratado de averiguar si es posible que no aparezcan completos en pantalla, sino, por ejemplo, una pequeña parte, los dos primeros párrafos digamos, y luego un link con su respectivo "Leer más". Hasta ahora no he descubierto cómo hacerlo.
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A los compas argentinos: no me ha sido posible comunicarme con Claudio Katz para avisarle que he publicado su entrevista acá. Si alguno de ustedes lo conoce... o me pasa el correo electrónico, se los agradecería.
que buena idea este bloc, reinaldo. de verdad hace falta un espacio más que de debate o de lloradera de articulación. porque hay mucha gente que ve con recelo algunas cosas del rumbo que toma la revolución, y se preguntan, algunas veces con razón, si el socialismo a donde vamos es del siglo xx o del xxi. y ahí debemos estar nosotros los de la izquierda anti capitalista de Estado para decir nos fajamos a pelear por el siglo xxi contra cualquier intento de burocratizar y racionalizar la revolución. ante esto no cabe otra cosa que abrirnos, que dejar atrás el pensamiento universitario y frankfortiano de la crítica escéptica y asceta y lanzarnos por la articulación de las subjetividades subalternas que han llevado adelante esta revolución, incluso cuando no ha habido líderes centrales como el 27 de febrero o cuando los ha habido pero en ausencia como el 13 de abril. y cuando digo subjetividades subalternas me refiero a los yerbateros, a los viejos guerrilleros, a los raperos, a los quinta repúblicas de base, a los maricos, a los malandros, a los invasores, a los sin tierra, a las putas, solo con ellos puede existir algún viso de intelectualidad de nuestra parte. entiendo aún lo intelectual como la pretensión de hacer inteligible algo, de visualizar situaciones que no se ven en la lucha cotidiana, por ello la principal tarea revolucionaria del intelectual de hoy no es el lamento de que las cosas no son como las decía marx o deleuze. esos tipos jamas se interesaron por nuestro país ni por nuestras luchas así que ahora le toca a venezuela parir a los intelectuales que van a enseñar a los europeos cómo se debe pensar en el siglo xxi. los intelectuales revolucionarios de hoy deben apostar por la articulación, por la desmasificación lo que se consigue, a mi entender, recuperando las identidades que no se han dejado doblegar.
ResponderBorrarsaludos
ociel
Reinaldo:
ResponderBorrarHemos estado en discusiones de mucho menor nivel "intelectual" sobre el psuv, con la gente que está participando en la formación de los batallones, aquí en Lechería, Anzoátegui.
Nos preocupa la fuerte tendencia de algunos ¿dirigentes? a banalizar la discusión con consignas, o recurriendo a sensiblerías sobre valores humanos y pseudo-moralistas, con el argumento de "bajar" el nivel de la discusión ante el contigente de amas de casa, taxistas, y otra gente sin formación ideológica o experiencia política, cuando es precisamente esa gente quien más requiere conceptos sólidos y claros, que fortalezcan su indudable intuición.
La urgencia de construir el partido puede llevarlos a que el partido sea un fin en sí mismo.
Celebro la aparición de este blog, como un camino para inventar (o para errar): nuestra propia participación en el debate también adolece de debilidades o, incluso, de alguna claridad sobre ciertos temas que nos tocan muy de cerca. En particular, nuestro propia condición de empresarios socialistas del siglo XXI, lleva implicita una enorme carga de contradicciones; de éstas queremos aportar algo, pero también encontrar un camino...
Muchos Saludos,
Jesús Bellorín