A la izquierda, apostado en las escalinatas de El Calvario, el pueblo saluda. A la derecha, encima de un camión, Chávez y los candidatos devuelven el saludo. Caracas, miércoles 22 de septiembre de 2010. Más aquí.
A diferencia de lo que ha logrado imponerse como sentido común, parto de la hipótesis de que en Venezuela no existe la polarización, en singular, sino tres polarizaciones.
La primera de ellas traduce el terror del antichavismo incipiente frente a la amenaza chavista. El desmoronamiento de la partidocracia y la sola perspectiva de una trasgresión del orden democrático burgués encienden las alarmas. Eso es lo que supone Chávez: una amenaza, un hombre que polariza con su "discurso violento", estimulando el "odio de clases" y "dividiendo" al país. Se trata de un discurso de la polarización que pretende ocultar las contradicciones de clase, inscrito en la tradición que concibe a la democracia como el sistema de gobierno más adecuado para gestionar el conflicto social, siempre en provecho de las elites.
La segunda es el resultado del doble proceso mediante el cual Chávez interpela y es interpelado permanentemente por el chavismo popular. Durante largo tiempo invisibilizado y excluido, el pueblo irrumpe en la escena política, y con él se hacen escandalosamente visibles las contradicciones de clase. Esta polarización implica agitación, movilización y por supuesto conflicto, antagonismo, y hace posible la repolitización de la sociedad venezolana.
La tercera es de más reciente data y es un producto del cruce de las dos anteriores. Más precisamente, habría que decir que es consecuencia directa del agotamiento parcial – y no definitivo – de la segunda, de la polarización chavista. Si falla el proceso de interpelación mutua y constante entre Chávez, el partido o el gobierno, y la base social del chavismo, el resultado es el hastío por la política. De igual forma, si el chavismo oficial concentra sus esfuerzos en lo que Maryclen Stelling ha llamado la "pequeña batalla", enfrascándose en una pelea sorda con lo más ruin de "las oposiciones", pierde en orientación estratégica. Sobreexpone al antichavismo y vuelve a invisibilizar a la base social del chavismo. Es mayoría, pero actúa como minoría enfrentada a otra minoría.
Sin abandonar del todo el primer uso de la noción de polarización – Chávez y su "discurso violento" –, de un tiempo a esta parte el antichavismo – o parte de él – ha logrado imponer el discurso de la polarización de dos minorías. Discurso que implica la ventaja estratégica de asimilar o hacer equivalentes a chavismo y oposición – o a una parte de ella: la vieja partidocracia. Sin nada que lo distinga, el chavismo termina siendo lo mismo que la vieja partidocracia. ¿Conclusión? Ninguno de los dos constituye una alternativa. ¿Quiénes vendrían a representar, entonces, la alternativa? Naturalmente, los portavoces de este discurso.
Lo que no debe pasar inadvertido es que los portavoces de este discurso no serían, realmente, una alternativa política frente a dos minorías, sino frente al chavismo, el cual no sólo sigue siendo la principal fuerza – o conjunto de fuerzas y tendencias – del país, sino la única que encarna la posibilidad de avanzar en la radicalización democrática de la sociedad venezolana. Burócratas, corruptos, dirigentes mediocres, oportunistas, estalinistas: ninguno de estos elementos es hegemónico en el chavismo. Su existencia está lejos de ser aceptada de manera cómplice o resignada por el resto, y en cambio es fuente permanente de malestar y conflicto. Lo que distingue al chavismo, lo que sigue siendo su elemento predominante es el chavismo popular, cuya cultura política, macerada durante los últimos once años y más, es profundamente "participativa y protagónica", antiburocrática e igualitaria. Si no se toma en cuenta este cuadro de fuerzas – expuesto aquí a muy grandes rasgos – es imposible comprender por qué el chavismo a veces luce francamente débil y agotado, y otras veces fuerte y robustecido.
Los portavoces del discurso de la polarización de dos minorías subrayan las debilidades del chavismo, pero ocultan sus fortalezas. Sobrevalorando sus flancos débiles, es fácil presentarlo como una fuerza – o un líder, un partido, una gestión de gobierno – en decadencia, con poco futuro. Por más que hablen de la necesidad de que "las partes" recuperen la capacidad de "entendimiento" para que la democracia venezolana transite un camino con menos sobresaltos, por más que empleen un vocabulario típicamente "progre" – la izquierda antichavista, que ha adoptado este discurso, prefiere un lenguaje más radical – su apuesta es contener y adocenar el proceso político iniciado por el chavismo.
De manera que contra las voces que claman por la "despolarización" de la sociedad venezolana, planteo la necesidad de re-polarizarla, recuperando y afinando los mecanismos de interpelación mutua entre Chávez y la base social del chavismo, buena parte de la cual está hastiada de la cortedad de miras estratégica del chavismo oficial, que insiste en comportarse como minoría. Porque el problema es que de tanto insistir, puede terminar siéndolo.
El resultado de las elecciones de este 26 de septiembre determinará si habremos de emprender este proceso de repolarización en condiciones ventajosas o desventajosas. Reafirmar que el chavismo sigue siendo la fuerza mayoritaria del país supone una posición de ventaja inestimable. Por eso, votaré por los candidatos de Chávez.
Hola ... ¡¡¡ Feliz primavera!!! Salió la nueva nota de Kikito Tema de hoy: : 21/9 EL PICNIC DE LOS POLITICOS GORILAS Si te agrada en el blog te podés hacer miembro y seguidor. /http://www.kikitodulce.blogspot.com/
ResponderBorrarEpa Reinaldo!
ResponderBorrarCompletamente deacuerdo... El discurso de la no polarización es un discurso liberal y que mira a reestablecer y preservar el status quo capitalista. La polarización es la expresión política de la polarización social, y por eso está bien que la haya. Sin polarización no hay revolución. Ahora falta solo asumir el proceso como lucha de clases...
Saludos
Dario Azzellini (www.azzellini.net)
Bienvenido Néstor.
ResponderBorrarDarío, mi pana, cómo andas: ese "discurso de la no polarización" es también una expresión de un proceso incipiente de recomposición del liderazgo opositor. Ese dato es uno de los más interesantes de la actual coyuntura: la pugna entre la vieja partidocracia y los que intentan construir una "tercera vía". Pelean por ver quién se enfrentará al chavismo en 2012.
Apuesto por una nueva clase política surgida del empuje y organización de las bases que combata y enfrente el estatus quo vigente en la estructura sociopolítica del país. Otro tema preocupante para debatir es la posición de la juventud hijos de la clase trabajadora que viene creciendo y formándose dentro de este proceso pero, muchos de ellos desfasados completamente de este, por múltiples razones:bombardeo de medios de comunicación, hogares "tipo hotel", el "yo le doy a mi hijo todo lo que no pude tener" y,además les ha tocado criarse en un país menos desigual comparado por ejemplo con la década de los 80 y 90 donde en nuestros hogares de clase trabajadora nunca nada nos fue ajeno desde los abuelos hasta los más niños en edad escolar. Está bien que tengan mejor calidad de vida pero, está muy mal que crezcan desclasados, descontextualizados de su entorno, etc ¿Por quiénes, ahora y en un futuro no lejano, se inclinarían a votar nuestros jóvenes? Habría que comenzar a revisar que está pasando en nuestros hogares, en escuelas, liceos, universidades bolivarianas. En fin ahí le dejo esa inquietud para que usted la desarrolle mejor. Saludos y gracias por fomentar el debate de ideas
ResponderBorrarMucha suerte, Reinaldo, de corazón: muuuuucha suerte.
ResponderBorrarBuen análisis, Reinaldo, como siempre.
ResponderBorrarImaginarás que no voto por el chavismo porque siendo un burgués asimilado a la clase media -o viceversa- que en este caso sí parece ser lo mismo, no creo que la opción del chavismo sea "la única que encarna la posibilidad de avanzar en la radicalización democrática de la sociedad venezolana".
Pero ojalá tengas razón y la gente como tú logre arrollar y demoler no a la otra minoría, sino a los "burócratas, corruptos, dirigentes mediocres, oportunistas y estalinistas", que son los que más daño le hacen a esa democracia que queremos.
Salud.
María Francia:
ResponderBorrarHijos desclasados es signo de aburguesamiento del chavismo en el gobierno. Pero además, no tenemos políticas para la juventud de los barrios populares, en su gran mayoría absolutamente desinteresada por la política. Ávila TV era prácticamente lo único. Su inmenso talento está casi intacto, sigue allí, pero trabaja sin recursos.
Anahí:
Te respondo (a ti y a todos) con mucho retraso. Pero igual, muchísimas gracias por tus buenos deseos.
Epa Leo, cuéntame: ¿qué o quiénes otros encarnarían esa posibilidad? No es retórica. En serio me gustaría saber tu opinión.