19 de junio de 2010

Natalicio

Papá.

Todos están bien: César Augusto sigue tocando la guitarra y, contrario a tus temores, eso no lo distrae de sus estudios de Medicina. Habla poco, como siempre, pero sonríe mucho, como nunca. Eso nos hace felices. Me contó que se leyó la Divina Comedia, de Dante, pero que sólo le impresionó el Infierno. Supongo que se terminó En el camino, de Kerouac. No te preocupes, es buen libro. Sigue prefiriendo el fútbol que el beisbol, pero igual es buen muchacho. Seguiremos llevándolo al estadio. Algún día, pronto, nos brindará las cervezas. Sin novia conocida, aunque tal vez haya preferido no llevarla a la casa. Quién sabe. Coro anda por Huelva, España, con su título a cuestas. No bien empezó en el trabajo, en Choroní, muy cerca de la casa, se fue becada a realizar un curso todavía no sabemos de qué. La verdad, no nos importa demasiado. Sabemos que le ha ido muy bien. Le encargué cierto libro de Bensaid, que por supuesto no ha comprado aún. Me preocupa, porque sé que se quedó sin dinero. Al menos eso dice. Aprovechó y se pasó por Francia, Portugal y Marruecos. Su gran dilema: una vez en Bélgica, visitar Alemania u Holanda. Tal vez Londres. Qué vida tan dura. Sí, está insufrible. Aunque, a juzgar por las fotos que de vez en cuando nos envía, el viaje le ha sentado bien. Se le ve sonriente y feliz. Sé que te trae recuerdos, pero no arruinaré la sorpresa. Mientras tanto, su cuarto, allá en la casa, en Maracay, es un verdadero desastre. Pero la idea es que jamás lo sepa, porque puede que le caiga mal. Rommel, trabajando mucho. Cuidando de todos. Riendo siempre. Hablamos con frecuencia, del beisbol, a veces de la política, es decir, de la vida. Los amores lo traen mal, pero no sé por qué sospecho que terminará bien. Se lo merece. Atesora tu viejo carro, que por alguna razón ya no provoca tantos dolores de cabeza. Dice que siempre lo estás cuidando, y le creemos. Sur está muy bien, entre sus diligencias y sus muchachos. Ahora mismo está en Puerto Ordaz, como quien vuelve al lugar donde comenzó todo, para sentirte más cerca, para volver a estar contigo, que estás con ella siempre. Aunque sabemos que te llora, es incapaz de disimular su sonrisa eterna, lo más hermoso que heredamos de ella. Nos dice que la acompañas y que le haces cosquillas, y también le creemos. Sandra Mikele es una gran sonrisa que camina. Está por terminar su tercer grado. Me gusta escucharla y conversar con ella, sobre cualquier asunto. Cómo ha crecido. Hace un par de meses, cuando volvíamos de la escuela, me habló de la pubertad y apreté muy duro el volante porque me tomó desprevenido. Espero que te sientas orgulloso cuando te cuente que aproveché el momento para explicarle, de una buena vez, que el sexo es una experiencia maravillosa. Me escucha, me cuida y a veces hasta me aconseja. Todos los días aprendo de ella. Es un milagro.

Qué te puedo contar de mí que no te haya dicho. Que hoy lamenté como nunca no haber tenido el tiempo suficiente para escribir tu historia y la de los tuyos, como lo acordamos aquel día que regresábamos a casa. Que te sigo escribiendo intentando llenar ese vacío infinito. Que hoy, el día de tu natalicio, el primero después de tu último día, no olvidamos que hoy somos y estamos por lo que tú has sido.

5 comentarios:

  1. sin palabras, solo lagrimas en los ojos, que familia tengo!!!!!!!!!!

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  2. IGUAL QUE ROMMEL SIN PALABRAS Y CON LAGRIMAS EN LOS OJOS QUE VACIO POR UNA PARTE PERO QUE BENDICION POR TENERLOS DIOS TE BENDIGA SUR

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  3. Rei, comprender lo que escribes, requiere de una condicion, de esas que solamente te la da la vida. Aunque es una condición que desaemos no tener, vivirla nos da la posibilidad de coniocer cosas que solamente se conocen cuando dejamos de tener esa presencia que nos hace. Salud compañero. Y salud por los y las que no estan, pero que nunca se marchan, porque siguen marchando con nosotr@s

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