24 de junio de 2012

Este blog cumple hoy cinco años




Este blog cumple hoy cinco años.

Cinco años que se dicen rápido, sobre todo en estos tiempos vertiginosos e intensos, pero que no dejan de ser cinco años con todos sus días.

Cinco años que podrán ser menos que nada, pero que son mucho para quien escribe. Mil ochocientos veintisiete días con sus trasnochos, que no fueron pocos.

Cinco años en que terminé descubriendo que soy eso: un tipo que escribe, además del papá de Sandra Mikele y comentarista deportivo. Si las circunstancias me han exigido desempeñar otras tareas, pues allá ellas.

Pero la ocasión no da para solemnidades. Vámonos por lo sencillo: un brindis con cerveza, que mañana hay que seguir escribiendo.

Quise contarles, eso sí, que la experiencia ha sido infinitamente grata, y que hasta ahora estuve más acompañado que solo; que me honran con su aliento y con el tiempo que dedican a manifestar su desacuerdo; que me quito el sombrero; que espero haber estado a la altura de sus angustias y sus anhelos. O cerca.

¿Qué mejor momento para contarles, igualmente, que estoy por terminar mi segundo libro? Llevará por título El chavismo salvaje y espero verlo publicado pronto.

Sin este blog no existiría El chavismo salvaje. De hecho, el libro incluye unos cuantos de los artículos publicados aquí, en Ciudad CCS y en otros diarios o revistas. Pero también incorpora algunos inéditos, sobre temas que han sido apenas esbozados en este espacio: la polarización, el oficialismo, la política caribe. Por supuesto, el chavismo salvaje.

El chavismo salvaje es todavía un libro sin editorial. Ustedes saben: así son los salvajes y realengos. Pero ya es y será. En cualquier caso, adelanto a sus potenciales lectores: el mismo día en que aparezca impreso, estará disponible en su versión digital, al alcance de todos.


Aprovecho para preguntarles: ¿hay algún texto que consideren que no puede quedar fuera de El chavismo salvaje? La opinión de ustedes es invaluable: estoy intentando hacer el corte final.

Este blog cumple hoy cinco años y quise saludarles y agradecerles porque, vamos a estar claros: si este espacio sobrevivió y no murió de mengua fue por ustedes.

Salud.

23 de junio de 2012

Gran Polo Patriótico: una guía práctica

Alfredo Maneiro

Visto el desarrollo del proceso de conformación del Gran Polo Patriótico (GPP), y dado que el tiempo apremia, resulta oportuno hacer algunas precisiones.

1. El GPP no puede ser concebido como un espacio para la promoción de "jefes" o para la disputa por cuotas de poder. No soy ingenuo ni hago alarde de una pretendida pureza: todos los que participamos de este extraordinario esfuerzo organizativo somos seres humanos de carne y hueso, con nuestras virtudes y miserias, y arrastramos el pesado fardo de las prácticas de la vieja política. Sin duda, se trata de una herencia con la que tenemos que lidiar. No obstante, el GPP surge como alternativa a esta forma de hacer política, y está llamado, por tanto, a constituirse como una referencia que aporte de manera decisiva al ejercicio de una política otra, donde prevalezcan la eficacia política y la calidad revolucionaria, tal y como lo planteara Alfredo Maneiro.

2. Eficacia política y calidad revolucionaria: éstas no son simples consignas (la vieja política procede vaciando a los conceptos más potentes de todo contenido transformador). Al hablar de eficacia política, Maneiro se refería a "la capacidad de cualquier organización política para convertirse en una alternativa real de gobierno". Para ello debe "ofrecer una solución posible, coherente y de conjunto a los problemas del encallejonado y permanente subdesarrollo venezolano". En otras palabras, es necesario "ofrecer una política concreta para los problemas del presente". Por su parte, definía la calidad revolucionaria como "la capacidad probable de sus miembros para participar en un esfuerzo dirigido a la transformación de la sociedad, a la creación de un nuevo sistema de relaciones humanas".

3. Señalar a los "jefes" y a toda la especie de los politiqueros no presupone la defensa de una horizontalidad inútil: nada peor que la "autoridad moral" fundada en un engañoso discurso anti-autoritario. El cuestionamiento va dirigido contra los tiranuelos, los oportunistas, los sectarios, esos que anteponen sus propios intereses, o los de sus pequeños grupos, a los intereses del resto, por mayoritario que sea. Este tipo de liderazgo, fundado en el chisme, la trampa o la maniobra, característico de la vieja política, debe ser progresivamente suplantado por un liderazgo otro, que responda a los principios de eficacia política y calidad revolucionaria.

4. El GPP tampoco puede ser concebido como una oportunidad para la disputa con los partidos. En parte, porque la inmensa mayoría de quienes lo integramos somos al mismo tiempo militantes de algún partido. Pero sobre todo porque la circunstancia de la campaña electoral supone un descomunal esfuerzo unitario que no puede verse frustrado por cualquier asunto subalterno, por importante que parezca. En última instancia, si lo que se cuestiona es una forma de hacer política, un conjunto de prácticas que dificultan la consecución de los objetivos tácticos y estratégicos que nos hemos planteado, pues en el GPP tenemos la extraordinaria posibilidad de desplegar otra forma de hacer política, otras prácticas. Inventemos. Experimentemos. Hagamos un esfuerzo por superar el malestar y tomemos cartas en el asunto. No perdamos tanto tiempo mirando la paja en el ojo ajeno, incluso si el otro estuviera a punto de quedarse ciego.

5. El espacio inmediato de despliegue de esta política otra habrá de ser la Asamblea Patriótica Popular (APP), que debe reunirse periódicamente y trabajar de acuerdo a un plan. De nuevo, eficacia política. Definidos los objetivos estratégicos, es imprescindible elaborar un plan de trabajo, que es el equivalente de los objetivos tácticos que debemos alcanzar. Un plan de trabajo que sea la suma de lo planificado por cada una de las comisiones que integran la APP. La inexistencia de un plan bien definido, la percepción generalizada de que no hay dirección política, la desorientación, constituyen el escenario ideal para la proliferación del tipo de liderazgo que distingue a la vieja política. Entonces sucede que el entusiasmo inicial de las primeras asambleas da paso a la desmotivación y a la consecuente desmovilización. Eso es lo que debemos evitar.

6. Si las APP constituyen el espacio inmediato de despliegue, el espacio mediato está ocupado por el chavismo desorganizado, desmovilizado, descontento. Es indispensable que partamos del presupuesto de que esta suerte de hastío por la política tiene su origen, precisamente, en el profundo rechazo que esa vieja política de la que no terminamos de deslastrarnos, sigue produciendo en amplísimas capas de la población. De allí lo decisivo que resulta el hecho de que el GPP logre convertirse en una genuina referencia de calidad revolucionaria. Hasta allá tenemos que llegar.

21 de junio de 2012

Peronismo y burocracia

John William Cooke

Si usted es de los que piensa que El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte es una obra maestra imposible de igualar, es porque no ha tenido la oportunidad de leerse La era del peronismo, de Jorge Abelardo Ramos, superior al texto de Marx no sólo en extensión, que sería lo de menos, sino sobre todo en profundad analítica. Con el añadido de que, al tratarse de un sistemático y riguroso intento de abordaje de un fenómeno político extraordinario, exuberante y por supuesto pleno de contradicciones, que dejó una huella indeleble en una porción de la Nación latinoamericana, la obra de Ramos tiene una enorme pertinencia histórica para el pueblo venezolano.

De hecho, estoy convencido de que las similitudes entre ambos fenómenos, peronismo y chavismo, que pueden llegar a ser realmente sorprendentes, obedecen en buena medida a que compartimos una misma historia, luchamos por los mismos objetivos y padecemos las mismas imposiciones.

Cuando desde las filas del antichavismo se establece la comparación entre ambos fenómenos, es porque los consideran de la misma manera que lo hiciera en su momento el antiperonismo con el movimiento liderado por Perón: como expresiones no ya tanto de "populismo", sino como sustentos pseudo-ideológicos de regímenes proto-fascistas.

Ramos les respondía en los siguientes términos: "los intelectuales atribuían fascismo a un país semicolonial y bautizaban como conservador a un movimiento nacional, combatido por los propios conservadores, fascista a un gobierno bloqueado por el capital imperialista. El alumno menos erudito en ciencias sociales, sabe que el fascismo… nació en países imperialistas y que el nacionalismo de tales países es opresivo, mientras que el nacionalismo de las colonias es emancipador. Semejante aberración parecía estúpida. Pero estos intelectuales ilustrados no son estúpidos. Son serviles. Usan las ideas que complacen a los poderes de este mundo".

En artículos previos me detuve brevemente en esta relación entre peronismo, intelectuales e iletrados, y luego en la relación entre peronismo y la iniciativa política. Esta vez le toca a la burocracia.

Según Ramos, "el más opaco período de la hegemonía burocrática en la revolución peronista se extiende desde 1949 a 1953, en que la revolución parece detenerse y los corifeos conservadores del régimen… actúan libremente. Numerosas medidas administrativas procedentes de la cúspide del poder son neutralizadas por la maquinaria burocrática. Tergiversadas o invertidas, mediante una aplicación mecánica de su sentido original, estas medidas obtenían un efecto contrario al buscado".

¿Cuáles métodos de "reclutamiento" ponían en práctica los burócratas en la Administración Pública? Escribía Ramos: "Burócratas insignificantes… «peronizaban» sectores de la Administración Pública mediante la inscripción obligatoria al Partido Peronista, nutriendo sus padrones de afiliados nominales que en realidad se convertían no sólo en enemigos mortales de ese partido, sino de todo el movimiento nacional revolucionario".

¿Para qué funcionaba, en fin, la burocracia? Ramos lo resumía así: "En realidad, la burocracia funcionaba: a) para controlar el conjunto del aparato estatal y servir bien o mal (más bien mal) los fines revolucionarios; b) para someter a esclavitud al propio Perón, paralizar el ímpetu del movimiento y ofrecer una plataforma de apoyo a la reacción contrarrevolucionaria. Parte de la Administración Pública era sórdidamente antiperonista, lo mismo que el magisterio, la justicia y la Universidad. Las auténticas medidas revolucionarias de Perón eran obstinadamente saboteadas por el Partido Peronista y por la prensa adicta. Una resistencia subterránea, a veces visible, se oponía al desarrollo de la revolución. Los sectores burgueses (comerciales, industriales o financieros) que se acercaban al peronismo, no veían sino una oportunidad para enriquecerse rápidamente, mientras murmuraban contra él en los hoteles de lujo".

Pero este asunto de la burocracia, tan decisivo en cualquier proceso de cambios revolucionarios, exige aún mayor precisión. Puesto que no se trata de cargar contra una abstracción en nombre de la "pureza" militante, habrá que empezar por definir qué entendemos por burocracia. Para ello, un texto de otro imprescindible, John William Cook, Peronismo y revolución, aporta claves inestimables: "No designamos con eso a la persona que ocupa un cargo político o sindical, ni sostenemos tesis puritanas en contra de que se utilicen las ventajas que confieren algunos de esos status… Ni el hacerlo en forma deshonesta es lo que hace merecer el justificativo; el deshonesto es un burócrata, pero el burócrata no es necesariamente deshonesto ni cobarde (aunque ese ramillete de condiciones se suele dar con frecuencia en el burócrata)".

Aquí lo más importante: "Lo burocrático es un estilo en el ejercicio de las funciones o de la influencia. Presupone, por lo pronto, operar con los mismos valores que el adversario, es decir, con una visión reformista, superficial, antitética de la revolucionaria. Pero no es exclusivamente una determinante ideológica, puesto que hay burócratas con buen nivel de capacidad teórica, pero que la disocian de su práctica, y en todo caso les sirve para justificar con razonamientos de 'izquierda' el oportunismo con que actúan. La burocracia es centrista, cultiva un 'realismo' que pasa por ser el colmo de lo pragmático y rechaza toda insinuación de someterlo al juicio teórico que los maestritos de la derecha les hacen creer que es 'ideología' y que ésta significa algo que no tiene nada que ver con el mundo práctico. Entonces su actividad está depurada de ese sentido de creación propio de la política revolucionaria, de esa proyección hacia el futuro que se busca en cada táctica, en cada hecho, en cada episodio, para que no se agote en sí mismo".

Para finalizar: "El burócrata quiere que caiga el régimen, pero también quiere durar; espera que la transición se cumpla sin que él abandone el cargo o posición. Se ve como el representante o, a veces, como el benefactor de la masa, pero no como parte de ella; su política es una sucesión de tácticas que él considera que sumadas aritméticamente y extendidas en lo temporal configuran una estrategia".

Así han sido. Así son.

19 de junio de 2012

Sesenta y siete

Te regalo una de Sur. De diciembre pasado.

Están todos bien: César Augusto sigue adelante con la Medicina, con la música y la lectura, aunque ya no toca tanto la guitarra, me parece que lee menos y le dedica más tiempo al ejercicio. Aprendió a disfrutar el baloncesto y la última temporada de beisbol la vivió intensamente junto a todos nosotros. Impuso cierta marca de consumo de cervezas de distintas nacionalidades, pero imagino que ya te habrá contado. Conoció The Cavern Club y por un instante no hubo ser más feliz sobre la faz de la Tierra. Seguimos esperando la oportunidad de conocer a Génesis. Coro lo consiente demasiado. Le dice algo parecido a "mi papito". Por cierto, a ella también le va bien con la universidad: está por terminar un posgrado en alguna cosa, lo que sin duda tiene mucho mérito, porque el trabajo que tiene no es juego. Su oficina es la única sin aire acondicionado, lo que, además de una tragedia, es un buen indicio de que no es de las que se da 
aires de superioridad. Sigue viviendo con Elio en el mismo apartamento pequeño y acogedor. El problema se presenta cuando vas de visita con ganas de ir al baño y te la consigues refrescándose en la regadera. Hay que pedirle el baño prestado al vecino o morir en el intento. Hemos tenido oportunidad de conocer a Elio un poco más: un poco más cuentero, con cada día que pasa. Pero incondicional. O eso esperamos, por su propio bien. Toca la bandola o la mandolina, una de dos. O las dos, no sé bien. Sur lo trata casi como un hijo y Rommel como un amigo. Casi. Yo me digo que por algo será, y hago lo posible por actuar en consecuencia. No sé qué están esperando para darte otro nieto. Rommel finalmente logró vender el viejo Cougar. Está reuniendo dinero. Atención: será el primero de nosotros en lograr la hazaña de comprarse un carro de agencia. Seguramente ya te dijo cómo lo llamará. ¿Qué te pareció el no hit de Santana? ¿Y Grégor salvándole el juego perfecto a Matt Cain? Rommel y yo lo celebramos en grande. Hablando de celebración: Sur anda de lo más feliz últimamente. La doblemente abuela Sur. En estos días le tumbamos una piñata en forma de aguacate. Ya casi no nos visita. Pero bueno, supongo que será por causas de fuerza mayor. Es cierto que Sandra Mikele ya no tiene la litera, pero hay suficiente espacio para acomodarla. Sandra está por terminar el quinto grado. Es casi una adolescente. Le encantan las películas de miedo y el arroz que le preparo. Adoro su buen humor, escucharla argumentar y verla cantar. Quisiera tener vida para recorrer el mundo con ella.

De mi, no mucho mi viejo. Que estoy por terminar mi libro. Pero nada se compara con el hecho de que vamos a tener otra hija. Sandra no termina de elegir el nombre: Reina Isabel o Louise Michel. Una niña, viejo querido. Otra nieta. ¿Qué te parece?

La bendición.

15 de junio de 2012

Dos proyectos históricos


Arriba: la copia. Abajo: el original.



La clase política opositora, tanto los partidos reunidos en la Mesa de la Unidad Democrática como Primero Justicia, partido en el cual milita el ex gobernador Capriles, todos sin excepción, le tienen pavor al debate programático. Pero no porque no tengan un "proyecto de país", sino precisamente porque lo tienen. 

El problema es la naturaleza indiscutiblemente anti-nacional y anti-popular de su "proyecto", y de allí los ingentes esfuerzos por ocultarlo.

Nunca como en esta oportunidad el candidato antichavista había sido tan reacio a la "confrontación" programática, y en esta actitud le acompaña, por supuesto, todo su equipo de campaña.

¿Por qué esta renuencia? La explicación es sencilla: persuadido de que para ganar unas elecciones presidenciales debe arrastrar primero a parte del voto chavista, el equipo de campaña del ex gobernador Capriles optó por vendernos la imagen de candidato "progre", una suerte de Chávez en sus primeros tiempos, al que le interesa la gente, etc.

El antichavismo, es cierto, optó por la audacia política, pero terminó en un callejón sin salida.

La falla es de origen: en lugar de articular un discurso coherente y creíble a la base social de apoyo a la revolución bolivariana, continuó subestimándola. Asumió que bastaba con repetir unos cuantos clichés sobre el "progreso" o el "futuro", y más recientemente con prometer la "continuidad" de las Misiones, para meterse a unos cuantos chavistas incautos en el bolsillo.

Por supuesto, no sucedió así. En nuestro país ya no se hace política con clichés. Quienes lo siguen intentando, tarde o temprano terminan con las tablas en la cabeza. El mismo destino corren quienes aparentan, en lugar de ser. Chávez no aparenta ser como el pueblo, sino que es.

Pero no digamos más. Que hagan su trabajo.

La renuencia a la "confrontación" programática resulta entonces de esta radical imposibilidad de ser lo que, sin embargo, se aparenta: un "nuevo" Chávez, un candidato "progresista" que, vaya ironía, no puede darse el lujo de reconocer que es el representante de los intereses de la clase a la que pertenece, y que todo su programa está concebido para velar por esos intereses, que son los de la oligarquía.

Dicho esto, es más fácil entender por qué frente a cada crítica sobre tal o cual 

aspecto programático, el equipo de campaña de Capriles, y el mismo ex gobernador, responden automáticamente sentando posición contra las "ofensas" o "descalificaciones" personales.

La clave está en notar el desplazamiento: como se trata de no "confrontar" sobre el programa, hablemos de quienes no hacen más que "confrontar", ofender o descalificar.

Poco importa si tal impostura es una verdadera ofensa a la inteligencia del pueblo venezolano. Una impostura tal sólo es posible entre quienes se creen más inteligentes que el promedio.

Son estas ínfulas de superioridad moral las que inspiran declaraciones como éstas: "El gobierno pretende colocarnos en un debate… que poco le interesa a la gente… Éste no es un debate de ofensas personales... El próximo Presidente le ha demostrado que hay que ser muy firme, pero no hay que estar ofendiendo a nadie…". Fue lo que alcanzó a decir Armando Briquet (el mismo que, en febrero pasado, reconoció que planeaban aplicar medidas del Fondo Monetario Internacional, en caso de triunfar el 7O), este jueves 14 de junio, en respuesta a las "críticas sobre el plan de gobierno de Capriles", según titula Noticias 24.

Ya que andan en una de parecerse a Chávez, esta muletilla sobre las "ofensas personales" vendría a ser el equivalente afectado y sifrino del "Águila no caza moscas" que los atormenta desde hace años. "Éste no es un debate de ofensas personales" quiere decir realmente: «Yo no tengo nada que discutir con ustedes, manga de ignorantes chavistas, mucho menos sobre mi programa de gobierno, que ni siquiera van a entender».

No está de más recordar qué palabras deben ser traducidas, según Capriles, Briquet y compañía, como "ofensas personales":

"Todo lo que yo estoy planteándoles aquí tiene su… reverso, su otra cara pues. ¿Cuál es la otra cara del proyecto de independencia? El majunchismo. El proyecto de ellos es acabar con la independencia y volver a instalar en Venezuela el coloniaje… Eso es lo que ellos pretenden de verdad. Si vamos a hablar del segundo objetivo histórico, planteo continuar construyendo el sistema socialista del siglo veintiuno en Venezuela… profundamente democrático, transfiriéndole más poder al pueblo… socialismo en lo político y en lo económico. ¿Cuál es el proyecto de ellos? Lo contrario. El proyecto del majunchismo es el capitalismo, que nos llevaría a un verdadero caos, mucho mayor del que ya hemos vivido, nos llevaría a una verdadera hecatombe política, social y económica. El capitalismo está fracasado y está acabando con medio mundo... Ellos plantean el control del petróleo por un ente distinto al gobierno. Es decir, la privatización… Lo poco que dicen por ahí: devolverles las tierras a los latifundistas, privatizar de nuevo las empresas nacionalizadas, darles facilidades a la inversión internacional, etc... Es la otra cara de nuestra propuesta. Por eso aquí hay dos propuestas que son… antípodas. La nuestra es la de la patria, y la del majunchismo es la contra-patria, la anti-patria, la no-patria, y ese proyecto de la no-patria será barrido por el proyecto patriótico, revolucionario y bolivariano".

Estas palabras, dichas por el comandante Chávez el lunes 11 de junio en la Plaza Diego Ibarra, no tienen una pizca de "ofensas personales". De hecho, es todo lo contrario: para politizarlo, "despersonaliza" el debate, en el sentido de que no se refiere a personas, sino a proyectos históricos. Chávez no ofende a nadie: se limita a llamar a las cosas por su nombre.

Llamar a las cosas por su nombre exige coraje. Quienes mueven los hilos de la candidatura de Capriles no lo tienen. Es un hecho. Pero tienen una insaciable sed de venganza. Por eso disimulan, y aparentan ser unos muchachos buenazos y pacíficos que nunca se meten con nadie, que jamás ganaron una pelea en la escuela, victimizados permanente por un Chávez entregado al aplique sistemático (bullying, en inglés).

Nos creen pendejos.

13 de junio de 2012

Para que no quede en letra muerta

Chávez, el original. Lunes 11 de junio de 2012. Por: Joanny Sandoval.

Después de años de conducta aprendida y de política practicada de acuerdo a la lógica de las dos minorías, puede parecernos de lo más natural que, luego del discurso del comandante Chávez el pasado lunes en la Plaza Diego Ibarra, caigamos en la irresistible tentación de detenernos días, semanas y hasta meses enteros identificando las fuentes y las partes del chayotismo-majunchismo, y "alumbrando" al pueblo al respecto.

Como se ha hecho costumbre decir, y la sentencia cada día adquiere un tinte más triste y demagógico: "porque al pueblo no lo pueden seguir engañando".

Mejor sería que nos bajáramos de esa nube, que nos dejáramos de esos cuentos sobre el "pueblo engañado", y nos sumáramos a la inmensa tarea colectiva de darle forma definitiva a la propuesta de gobierno que ha hecho Chávez para el próximo período.

Para lograrlo hay que creérselo. Más que creer, puesto que no hablamos de un acto de fe, hay que apostar porque sea, efectivamente, una tarea colectiva, precisamente porque se trata de una iniciativa que no podemos dejar a su suerte.

Lo anterior quiere decir que, lejos de convertir la propuesta en un nuevo catecismo que habrá de aprenderse de memoria, para seguir diciendo más de lo mismo pero con nuevas palabras, tendríamos que someterla al "más amplio y desprejuiciado debate, para que se le agregue, suprima y corrija, para que se le complemente y enriquezca", como reza uno de los últimos párrafos del documento distribuido el mismo lunes, mientras el comandante exponía lo que definió como los "objetivos históricos".

Así, parte del tiempo que actualmente dedicamos a hacerle seguimiento a la candidatura antichavista, tendría que ser aprovechado para debatir públicamente sobre la otra sociedad que queremos construir.

Respecto de esto último, no está de más recordar que construir la otra sociedad ciertamente pasa por imaginársela, pero este acto de imaginación debe hacerse tomando en cuenta variables de espacio y tiempo. Caso contrario, es un ejercicio intelectual inútil.

Por último, para que este debate sea eficaz, y no su simulacro, que no se quede nadie sin hablar. Así, por ejemplo, si el comandante Chávez está proponiendo "una profunda y definitiva revolución en el sistema de administración de justicia, para que cese la impunidad", para "lograr la igualdad en el acceso" y erradicar su "carácter clasista y racista", que tomen la palabra quienes padecen el sistema. Son ellos, y nadie más, quienes nos dirán (y así en cada caso) cómo traducir en hechos (en políticas concretas) lo que no podemos permitir que quede en letra muerta.

8 de junio de 2012

Por qué voy a marchar con Chávez

El próximo lunes 11 de junio, cuando el comandante Chávez se dirija al Consejo Nacional Electoral a inscribir su candidatura, voy a marchar con él. 

Las razones son muchas, pero en esta ocasión sólo enumeraré cuatro de ellas.

1.- Porque contra la variopinta raza de los politiqueros de oficio, demagogos, discurseros y embaucadores, Chávez encarna al pueblo que progresivamente, y sorteando innumerables obstáculos, va asumiendo las riendas de su destino, empoderándose por todos lados, copando espacios, multiplicándolos, reinventándolos en algunos casos. Nunca en la historia venezolana tantos hombres y mujeres de las clases populares se incorporaron de manera tan activa y entusiasta al ejercicio de la política, sin mediaciones y sin pedir permiso, abriéndose paso, diciendo presente, sumándose a la titánica tarea de refundar una República desdibujada, hambreada, pisoteada, expoliada. Pero Chávez no sólo ha significado la politización de las mayorías populares: además, predomina el firme convencimiento de que la política tendrá que ser, necesariamente, otra política, porque sobre las ruinas de la vieja cultura de la macolla, de la trampa, del espíritu de secta, de las soberbia de los jefecillos, habremos de sentar las bases de una nueva cultura política, genuinamente democrática, con respeto a las diferencias. Tal es, dicho sea de paso, la razón por la que tantos votaremos por Chávez: porque dejamos de ser simplemente un voto, para convertirnos en un inmenso y rebelde sujeto colectivo que participa, interpela, demanda, defiende, construye, organiza, moviliza, revoluciona.

2.- Porque contra la entrega de nuestros recursos, contra el vergonzoso servilismo de la oligarquía, Chávez encarna una economía con orientación nacional y en provecho de las mayorías populares. Pueden discutirse los ritmos y los acentos, puede debatirse sobre lo acertado, conveniente y oportuno de políticas puntuales, pero lo que resulta indiscutible es la orientación general de la política económica, que apunta a recuperar el control de áreas estratégicas, tanto como el papel rector del Estado. Nuestra economía, concebida desde sus orígenes para desempeñar un papel subordinado a los intereses de las potencias occidentales, siempre rindió dividendos a unos pocos y significó la pobreza de la inmensa mayoría. Y lo anterior es cierto incluso para los tiempos de "bonanza" adeco-copeyana, cuando hizo aparición una clase media tributaria de esa clase política, a la que le dio la espalda cuando los orígenes del "fenómeno" Chávez, y a la que volvió a aliarse, horrorizada, cuando tuvo frente a frente al pueblo chavista. El programa económico de la candidatura antichavista, insólitamente neoliberal, cuando cada vez es más evidente que, a escala global, el neoliberalismo está extremando las condiciones que ponen en riesgo la supervivencia de la especie humana, es quizá el indicador más elocuente de lo que, durante la revolución bolivariana, hemos venido dejando atrás, poco a poco: a esa otra raza de tecnócratas, "expertos", privatizadores y usureros que ya quisieran entregar de nuevo a nuestro país a los intereses foráneos, con tal de que les garanticen una pequeña tajada.

3.- Porque contra el "nacionalismo" recién descubierto de una clase política que jamás dejó de ser cipaya, y contra la consecuencia de los cipayos, que jamás dejaron de defender los intereses del capital foráneo y de su propio bolsillo, Chávez encarna la posibilidad de construir la gran Nación latinoamericana por la que ya pelearon Bolívar, San Martín, Artigas, Morazán, al mando del pueblo zambo, pardo, indio, negro. Detrás del discurseo infame de los "nacionalistas" que acusan al gobierno nacional de "regalar" nuestros recursos a otros gobiernos de la América nuestra, lo que se esconde es la autodenigración que ha caracterizado siempre a la clase política vernácula, a la intelectualidad, a la "gente decente", tanto como a la oligarquía. Como planteara Jorge Abelardo Ramos, refiriéndose a los orígenes de esta toma de postura: "La denigración europea se fundaba en la necesidad de ignorar y desacreditar aquello que esquilmaba. La autodenigración de la intelligentzia latinoamericana reposaba, por su parte, en el hecho de que estaba obligada a vivir de la clase directamente dominante, la oligarquía, que no era una clase nacional sino por su residencia e intereses". La Nación es una idea anacrónica (y este planteo ha estado muy en boga recientemente en los círculos intelectuales más "progresistas") sólo cuando se trata de países sometidos, colonizados o en procesos de liberación. Entonces se trata, para las naciones "civilizadas", de "fosforescencia folklórica", de la "pintoresca filiación religiosa", como diría el mismo Ramos, que caracteriza a los pueblos "tercermundistas" y a sus líderes. En nombre de un "nacionalismo" abstracto, sin sustancia, la clase política antichavista se ubica contra los intereses nacionales, que no son sólo los de Venezuela, sino de esa "América toda" que "existe en Nación", de nuestro himno. Por supuesto, esa clase es portavoz de otros intereses: de aquellas potencias occidentales, de histórica vocación imperial, que saben que una América desunida es más fácil de dominar.

4.- Porque en abierto contraste con la vocación decididamente anti-nacional y anti-popular de quienes siempre gobernaron en esta tierra, y a despecho de los esquemas de cierto marxismo exhausto, enmohecido y sobrepasado por las circunstancias, con su añoranza por el proletariado fabril de la Inglaterra del siglo XVIII y los asaltos al Palacio de Invierno, tanto Chávez como el chavismo encarnan la expresión más acabada de pueblo que lucha por su emancipación en todos los órdenes, material y espiritual, aún con sus miserias y limitaciones. Un prejuicio de siglos, el odio de clases inoculado y consentido (alguien decía que "la adopción del odio ajeno es la forma más extrema de servilismo"), el miedo infundado por los medios de propaganda de la oligarquía, que no han cesado ni en segundo en su empeño por pasar la página de la historia que la mayoría del pueblo se empeña en escribir, entre otras, son las razones que impiden reconocer la justeza de las causas por las que hoy lucha el pueblo venezolano. Ellas mismas impiden ver la infinita alegría con la que el pueblo chavista se ha sumado a tal empresa colectiva. Se sobredimensionan los errores, que son muchos, porque lo que les interesa es ocultar los aciertos; se sobreexpone a las figuras que proceden de acuerdo a las formas de la vieja política, porque no les interesa que haya otra política, y mucho menos mostrar dónde ésta se despliega; muestran el árbol torcido, porque no les interesa mostrar esta portentosa selva tropical, sus misterios y tesoros.

Por estas razones, voy a marchar con Chávez. No a pesar de lo que nos falta, sino precisamente porque nos falta mucho trecho por recorrer. Porque incluso si tuviéramos que comenzar de nuevo, que sea en revolución, y no bajo la égida de quienes jamás creyeron en nosotros, porque siempre estuvieron contra nosotros.

6 de junio de 2012

Peronismo e iniciativa política

Jorge Abelardo Ramos. Tomado de La página de Julio Fernández Baraibar

En La era del peronismo, Jorge Abelardo Ramos les dedica unas cuantas líneas a esos "virtuosos izquierdistas" que acusaban a los trabajadores organizados de establecer una relación de "dependencia" con el primer gobierno peronista. Escribía: "De ahí que la acusación lanzada por sus enemigos, relativa a la dependencia sindical hacia Perón, parece ridícula. El destino de los sindicatos en la época del imperialismo y en un país atrasado no puede ser otro que caer bajo la influencia del régimen político vigente, en tanto dicho régimen garantice a los trabajadores el «mínimo» de derechos compatibles con su vida económica y con el funcionamiento de los sindicatos".

Pero Ramos no es sólo el intelectual y político que apela a una buena dosis de realismo (en contraste con los "marxistas abstractos") para explicar el fenómeno del peronismo. También echa mano de un poderoso arsenal crítico para señalar sus limitaciones: "Era natural que la CGT de la época peronista estuviera íntimamente asociada a un gobierno que era, a su modo, un gobierno de frente único antiimperialista en cuyo seno coexistían intereses de clases diferentes, pero cuya política en favor de los asalariados no tenía precedentes en la historia del país. Que los dirigentes de la CGT, su falta de iniciativa propia, su dependencia de las demostraciones políticas del régimen, sus ofrendas, etc., constituían un mal, nadie podría dudarlo. Pero el principal perjudicado será Perón, a quien el perfume del incienso cotidiano le impidió advertir que una democratización efectiva de la central obrera hubiera defendido mejor las conquistas revolucionarias que el sistema de obediencia de los dirigentes".

La lección histórica es tan clara que es casi transparente: en primer lugar, si un gobierno garantiza a la población el disfrute de derechos que le fueron conculcados históricamente, ¿por qué debe resultar un misterio su firme apoyo a un gobierno que responde a los intereses populares?

En segundo lugar, y más importante aún, el gobierno, por más popular y revolucionario, debe evitar a toda costa propiciar las condiciones que hagan posible la falta de iniciativa de su base social de apoyo, y toda expresión organizada de esta última está llamada a multiplicarla. No importa si la tachan de "contrarrevolucionaria".

Quienes tienen esta inclinación por tachar y censurar las iniciativas populares, son los mismos que conciben al pueblo como sujeto de "asistencia", como "cliente", como sujeto "carente" al que, por tanto, hay que administrar. Según ellos, nunca hay condiciones para la "democratización efectiva".

Pero el daño no se lo hacen al pueblo, que tarde o temprano termina perdiéndoles todo respeto. El daño se lo hacen al proceso revolucionario.

3 de junio de 2012

Tan lejos y tan bajo

Incluso los polemistas deberían guardar ciertas normas de decoro. No por respeto a las formas, sino por autorrespeto, que es otra forma de nombrar la dignidad. En el fondo, se trata de una cuestión de honor. Por ejemplo, actuar de acuerdo al principio: «tal vez no decir siempre toda la verdad, pero mentir jamás». Cuánta falta hacen los polemistas honorables.

En cambio, en el campo antichavista, hechas dos o tres excepciones, sobran los polemistas displicentes, fanáticos del verbo fácil, sin esfuerzo. Son realmente flojos: razonamientos predecibles, modorra inevitable. Como si quisieran alcanzar a una realidad que viaja a mil kilómetros por hora a bordo de un triciclo. Si hubiera que resumir la situación empleando palabras muy a su gusto, se diría que la inmensa mayoría de ellos dice lo que le da la gana, cuando le da la gana, como le da la gana. «En este país ya nadie quiere trabajar».

Más que pensamiento, muletillas. Por ejemplo, aquella del "militarismo", una de las más socorridas. Que la empleen hasta el abuso los opinadores al servicio de una oligarquía históricamente criminal y violenta, es un signo más de la decadencia del oficio.

Al respecto, puede citarse un artículo de Alberto Barrera Tyszka, publicado en El Nacional, el pasado domingo 27 de mayo, titulado Seguir caminando. Su valor es estrictamente referencial, y nada de lo que sigue debe interpretarse como un ataque personal al autor.

Escribe Barrea Tyszka: "Después de casi 14 años, los venezolanos ya somos expertos en las estrategias oficiales". Muy bien. El artículo promete, nos va a develar el misterio: "Conocemos perfectamente la pulsión reactiva del Gobierno. Es parte de su naturaleza militarista. Sólo son capaces de manejarse ante la realidad desde la dinámica del ataque, la defensa y el contraataque".

Sí, ciertamente es un poco frustrante. Después de casi 14 años bien vividos, se supone que tendríamos que conformarnos con la idea de que todo, o casi todo, se explica por el hecho de que Chávez proviene del mundo militar: la cuasi-dictadura en la que vivimos, los huecos en la calle, esta extraña lluvia de mayo, el tráfico insoportable, la pésima temporada de los Leones del Caracas o la eliminación del Magallanes, los apagones, estos deseos de irme demasiado.

La lógica que rige un razonamiento tal es más o menos el siguiente: lo que proviene del mundo militar es "militarista" y por tanto pernicioso para nosotros, los "civilistas". De alguna forma, la realidad que padecemos tiene que ver con ese matrimonio antinatura entre el verde oliva y la boina roja. Lo mejor es que nuestro polemista no tiene que ofrecer absolutamente ninguna explicación. Es así y punto.

¿Usted recuerda las constantes agresiones de las que han sido víctimas recientemente periodistas y camarógrafos de medios públicos y comunitarios, durante la cobertura de actos de campaña del gobernador Capriles? Pues bien, según Barrera Tyszka, esa violencia brutal no tiene nada que ver con el entorno de Capriles, que es libre de toda responsabilidad. Si estos trabajadores de la comunicación han sido agredidos físicamente, la culpa la tiene… el "militarismo".

¿Le parece un mal chiste? Pase y lea: "Lo que ha pasado esta semana con las denuncias de periodistas agredidos en las caminatas que hace Capriles podría también leerse desde este mismo esquema. Resulta extraña la rapidez y la frecuencia con la que, de pronto, han aparecido estas situaciones de violencia. Pero resulta todavía más extraña la manera – veloz y coordinada – con la que todo el poder se ha empeñado en asociar esa agresión al candidato de la unidad. No son analizados y tratados como actos lamentables, hechos que hay que investigar… La situación sólo parece existir para asociar a Capriles a la violencia. Todo está narrado con un procedimiento mediático que intenta una satanización directa… Es posible, entonces, leer todo esto como otra maniobra de distracción y de contraataque, relacionada por supuesto con los sucesos de La Planta, con el miedo a ser percibidos como represores y violentos".

Así mismo como lo ha leído: este señor está planteando que los sucesivos casos de violencia contra periodistas y camarógrafos forman parte de un plan que tendría como objeto "asociar a Capriles a la violencia". ¡Como si el gobernador Capriles no estuviera, de hecho, asociado a la violencia! ¡Como si los responsables de las violentas agresiones no formaran parte de su entorno!

Luego, Barrera Tyszka se refiere a una "maniobra de distracción y de contraataque" para desviar la atención de lo recién acontecido en La Planta. Es decir, luego del "fracaso" de las gestiones del gobierno nacional conducentes al desalojo del penal (seguramente buena parte del antichavismo opinático considerará un "éxito" la masacre perpetrada en el mismo internado en 1996), al régimen "militarista" no le quedó otra que enviar a sus periodistas a autoflagelarse en presencia del gobernador Capriles para que a éste se le asociara con la violencia. Hay "teorías" ridículas y las hay como éstas de Barrera Tyszka.

Ese es el problema: las hay de sobra, muchas. Se han convertido en la norma. Nunca fue tan fácil polemizar, escribir disparates, librarse de la responsabilidad, lavarse las manos. Y esta misma falta de rigor, esta pobreza de espíritu, este contrabando permanente de la verdad, no dejan de estar presentes en cada oferta electoral del gobernador Capriles.

Este martes 29 de mayo lo hemos vuelto a constatar, a propósito de la presentación de su "plan de seguridad". ¿Qué plan tiene que ofrecernos un candidato que ha sido absolutamente incapaz de controlar el problema de la criminalidad en el estado que dice gobernar? ¿O acaso es falso que Miranda ostente el dudoso honor de ser el estado con la mayor tasa de homicidios de toda Venezuela?

Habrá quien opine que se trata de un macabro plan orquestado por el régimen "militarista" para "asociar a Capriles a la violencia". ¿No cree que sean capaces de tanto? Lea lo que escribió Nelson Bocaranda el 30 de mayo, a través de su cuenta Twitter: "Con detención de 5 fugados de La Planta en Chacao se confirma la orden dada al soltarlos: 'Váyanse a robar los municipios escuálidos...'".

Qué bajo han caído. Qué lejos han llegado.