25 de noviembre de 2010

El hastío por la política

Lo primero sería distinguir el hastío de la desilusión, la desesperanza, la decepción o el desencanto. Cuando planteo que buena parte de la base social del chavismo está "hastiada de la cortedad de miras estratégica del chavismo oficial", esto no quiere decir que el chavismo, cual cuento de hadas, fue alguna vez una masa que esperaba paciente y resignadamente el advenimiento de la revolución bolivariana: ésta llegó y se hizo la ilusión y la esperanza y vivieron felices… hasta que una partida de burócratas malvados se empeñó en frustrar sus sueños.

El desencanto y la desesperanza son propios del antichavismo promedio: ilusionado con vivir en una sociedad que mantuviera al margen a los pobres, a los explotados, a los "incultos" y a los "flojos", a los negros, indios y zambos, la irrupción de las masas populares en la política supuso para las clases acomodadas un verdadero quebradero de cabezas. El odio de clases, el supremacismo, la criminalización de todo lo que sea sospechoso de chavismo, no son más que expresiones de la profunda decepción que produjo el fin de la ilusión de vivir en "armonía", ocultando o postergando el conflicto.

Hastío es desencuentro, contrariedad, enfado. Disputa, diferencia, conflicto. Del hastío es la rabia creadora, y sin hastío no hay revolución posible: hastío de la exclusión, de la explotación, de las insoportables condiciones materiales de vida. Con todo y sus excesos y errores, el hastío se distingue siempre del odio de quienes ocupan posiciones de dominio.

Hoy día el hastío es lo propio de los sujetos hechos visibles por el chavismo y vueltos a invisiblizar por el chavismo oficial. Hay hastío es las bases del partido, pero también en los márgenes y, más acá, en las calles de los grandes centros urbanos, donde se concentra el grueso de la población. Un hastío que tiene que ver con el aplanamiento y disciplinamiento de las voluntades que implicó la burocratización de la política.

Hace más de trescientos años, Baruch Spinoza intentó resolver la incógnita: ¿por qué los hombres luchan por su esclavitud como si lucharan por su libertad? Bien cabe la pregunta: ¿si parte de la base social del chavismo ha dejado de votar es porque ha dejado de luchar? ¿O este acto de rebeldía envía un mensaje claro, que no ha sabido o no ha querido escuchar nuestra burocracia política: que la lucha política no se agota en la contienda electoral? Mi hipótesis: el hastío es una interpelación directa, brutal, "salvaje", contra la dirección política de la revolución bolivariana. Esta interpelación se resume en una pregunta: ¿cuál libertad?

¿Es el pueblo el que ha dejado de luchar o es la burocracia acomodada la que no desea que haya lucha? ¿Es que el pueblo ya no tiene voluntad de lucha, o es que no ya no tiene voluntad para luchar subordinado a burócratas, corruptos, dirigentes mediocres, oportunistas y estalinistas?

El hastío ha cobrado una fuerza tal, que el antichavismo ha vuelto a ilusionarse: se cree capaz de encauzarlo, de sacarle provecho electoral. Ilusión vana. El problema, sin embargo, es que el chavismo oficial, aturdido y desorientado por el hastío, yace en la inercia. Allí donde el hastío se manifiesta, sólo ve indisciplina, desorden, falta de "formación política", anarcoides. Los policías del pensamiento hasta se inventan nuevas categorías: "pequeña burguesía, folklórica, anarcoide". No es para menos: en los burócratas de la política recae la mayoría de los cuestionamientos.

No se trata de que buena parte de la base social del chavismo haya perdido la "esperanza" en la revolución bolivariana. Chavismo hastiado no es chavismo desesperanzado. El chavismo no "espera" nada de la revolución. La revolución la hacen los pueblos cuando se cansan de esperar. El hastío es una expresión de esa rabia, esa contrariedad, de ese hondo desacuerdo que hizo posible la revolución. El hastío es el signo más elocuente de que la rebeldía está viva. El punto está en transformar ese hastío en fuerza alegre y combativa (repolarizar), que no es igual a domesticar o censurar la rebeldía.

El chavismo hastiado, los que no votan, pero también los millones que a pesar de todo seguimos votando y batallando; los que libran miles de peleas cotidianas desde las bases del partido y fuera de él; los que siguen creando, inventando, revolucionando, impulsando espacios de autogobierno popular a pesar de todos los obstáculos que implica la imposición de la lógica del "órgano rector"; los que se movilizan, cuestionan y proponen, aunque no siempre sus propuestas sean escuchadas; los que dijimos, decimos y diremos presente, pero también y sobre todo los ausentes: hoy estamos todos un paso al frente. Es la dirección política la que tiene que apurar el paso y ponerse a la altura de las circunstancias. Mientras tanto, no tenemos otra opción que seguir avanzando.

Si repolarizar pasa por encarar el hastío, recuperar, reagrupar, rearticular, reorganizar fuerzas, es preciso asumir de una buena vez que no habrá repolarización sin protagonismo popular. Allí radica nuestra fuerza. A ella le tienen pavor los desencantados, los desilusionados.

24 de noviembre de 2010

La Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora está de pie

En esta semana de movilizaciones populares, y provenientes "de lo más recóndito de nuestra patria", le toca el turno a la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, integrada por el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, el Frente Nacional Comunal Simón Bolívar, el Centro de Formación y Estudios Sociales Simón Rodríguez y el Movimiento Poder Popular Obrero.

La marcha será mañana jueves 25 de noviembre. El punto de concentración es la Plaza Morelos, a las diez de la mañana, y el lugar de destino será la Asamblea Nacional.

A continuación, comunicado público que circulará el día de mañana.

Ahí nos vemos.

Salud.

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Estamos de pie:

¡Con el comandante Chávez y por el socialismo!
¡Contra el imperio y sus lacayos internos!
¡Contra el burocratismo, la incapacidad, la corrupción y la ineficiencia!
¡Por la unidad nacional alrededor del Proyecto Nacional Simón Bolívar!
¡Por la radicalización democrática de la revolución!

Y hoy levantamos una vez más nuestra voz.

Venimos de lo mas recóndito de la patria, de lo más profundo de la Pacha Mama, para demostrar y decir que somos expresión de un pueblo que no se resignará a ver perdida su esperanza que ha nacido y que crece con la revolución bolivariana. Venimos con nuestros sueños, nuestra decisión inquebrantable de ser libres y de ser protagonistas de nuestra propia liberación.

Venimos con las armas empuñadas: nuestras ideas y nuestra palabra que son las balas de artillería del pensamiento, armas estratégicas en la batalla ideológica y contrahegemónica en la que estamos inmersos como pueblo. Venimos con irreverencia, con firmeza, pero también con lealtad y honestidad. Todos estos son principios irrenunciables de un revolucionario. Lealtad decimos al comandante presidente, lealtad al objetivo estratégico: el socialismo basado en el poder popular, lealtad al PSUV, del que nos reconocemos militantes.

Hoy sentimos que nuestro sueño, nuestra esperanza e incluso nuestro líder están doblemente amenazados. Por un lado, por el imperio norteamericano, que no cesará en sus planes sediciosos contra nuestro gobierno revolucionario, empleando para ello las más variadas formas, técnicas, tecnologías, tácticas y estrategias, y apoyándose en una contrarrevolución, que no oposición, apátrida y fascista que no repara en subordinase a los gringos. Sin duda, éste es el enemigo principal. Esto lo tenemos clarito este torrente de vegueros y pata en el suelo. Que a ellos no les quede la menor duda. Ahora andan envalentonados con los resultados del 26S y con el triunfo de los republicanos en el Congreso norteamericano. Arreciarán con mayor fuerza, intentarán todo cuanto esté a su alcance. Pero aquí estará un pueblo como nosotros, pero elevado a la enésima potencia, para confrontarlos. A la Mesa de Ultra Derecha le decimos que no se confunda, porque este ejército estará de pie principalmente para combatirlos en el plano que corresponda.

Pero las revoluciones cuando son verdaderas, como la nuestra, tienen que estar preparadas para batirse con múltiples, poderosos y complejos enemigos. Hoy tenemos que con fuerzas ha aparecido una amenaza tan peligrosa para los propósitos redentores de este proceso como lo es el imperio y sus lacayos. Nos referimos al burocratismo, a la corrupción, a la ineficiencia, al reformismo. Esa es la otra amenaza a la que denunciamos, a la que hoy, con irreverencia y firmeza, declaramos la guerra política e ideológica. No se puede dejar que nuestra revolución entre en una tendencia irreversible de degeneración burocrática que termine como otras revoluciones en el mundo que fueron derrotadas, más que por la acción contrarrevolucionaria, por la acción solapada y silente de castas de poder que se enquistaron y suplantaron al pueblo. Hoy en la Venezuela bolivariana tenemos claros síntomas de esto y no podemos cruzarnos de brazos. Mucho más porque los efectos que estos flagelos ocasionan son insumos de primer orden que están siendo utilizados por la contra en sus operaciones de guerra psicológica. Cada alcalde o gobernador, cada funcionario, cada dirigente burócrata, ineficiente, corrupto, reformista, es aliado y cómplice de los gringos y sus lacayos, pues con sus prácticas le dan sustento al cuentico de que el socialismo no es viable. Sin dudas hay excepciones.

No pretendemos una cacería de brujas, ni ser francotiradores, denunciamos un fenómeno que es inocultable y que está erosionando el apoyo al comandante y a la revolución por amplios sectores del pueblo-pueblo, descontento entendible cuando en la vida cotidiana se ve cómo el presidente dice una cosa, orienta y ordena, y los alcaldes, gobernadores y funcionarios hacen de ello letra muerta. Cuando se ve que la desidia campea, cuando la burocracia desprecia o subestima las capacidades creadoras del pueblo. Cuando se pretende desde el mellado Estado capitalista que todavía está vivito y coleando, dirigir al movimiento popular, cooptarlo y relegarlo a mero acompañante de las acciones y de política públicas. No decimos que esto sea el espíritu y la propuesta, ni la voluntad, ni la concepción del comandante presidente, quien reiteradamente se pronuncia contra esto, pero el poder del viejo Estado oligárquico es poderoso y en la práctica es su inercia la que se impone.

Esta crítica la hacemos con la mayor honestidad revolucionaria, sin otro objetivo que no sea cumplir con nuestro deber. Entendemos que ésta es una batalla en la que tenemos que asumir toda la responsabilidad. La unidad nacional por delante, pero ello no puede suponer el negar los espacios a la crítica y el debate, y aquí escasean. No todos los que callan son leales ni todos los que cuestionan y critican somos anarquistas. Es cierto que la crítica debe estar acompañada de propuestas y de acciones que demuestren coherencia. Nosotros deslindamos de la ultraizquierda, de aquellos hiperradicales que critican y vociferan desde los manuales, las oficinas o los cafés, pero sin práctica revolucionaria concreta. Lo hacemos con moral, porque hemos estado y estaremos en cada batalla de esta revolución. Lo hacemos construyendo, proponiendo, haciendo. Hoy nos hacemos presentes representantes de miles de consejos comunales de varias regiones del país, de cientos de cooperativas, de decenas de Comunas en construcción y de cinco experiencias piloto de construcción de ciudades comunales, de cientos de milicianos y miles de militantes del PSUV. Todos convencidos de que en esta revolución lo que hay que hacer es hacer, que el camino está trazado, que existe un liderazgo histórico con el que nos la jugamos sin titubeo, que sin duda estamos ante un cambio histórico, pero que el mismo luce amenazado si no se potencia efectivamente el protagonismo del pueblo, opacado por eso que hemos dado en llamar los cuatro molinos a derribar: burocratismo, ineficiencia, corrupción y reformismo.

Para estas luchas, para batirnos organizados y con las ideas empuñadas, nos constituimos en una corriente revolucionaria de pensamiento y acción: la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora. Como bien lo ha reiterado el comandante presidente, nuestra propuesta no es una fracción, no es para dividir ni implosionar el proceso, sino para el encuentro del pueblo tras las tareas más importante de la revolución: la unidad nacional alrededor del comandante Chávez, la construcción del poder popular, la consolidación del PSUV, la consolidación de las milicias nacionales bolivarianas, la lucha contra el burocratismo, el reformismo, la corrupción y la ineficiencia, garantizar la victoria electoral del comandante Chávez en el 2012, entre otras.

Desde ya saludamos las iniciativas anunciadas por líder del proceso, como las Líneas de Acción Política para la Gran Campaña Admirable. Nos ponemos a la orden para acompañarlas y ejecutarlas. Sin embargo, si no se recompone la comunicación con la base, si no se fortalece la columna de cuadros de dirección, y mientras el protagonismo o el papel del pueblo esté secuestrado en un entramado burocrático que merma la acción transformadora de toda propuesta política, nada de esto será efectivo. Por eso decimos que el camino es la radicalización democrática de la revolución, que no es otra cosa que más poder popular, pues sólo con la acción directa del pueblo seremos invencibles.

Al comandante presidente le proponemos:

1. Conformar una comisión nacional que realice una evaluación rigurosa de las gestiones de los alcaldes, gobernadores, teniendo como baremo los lineamientos del Plan Nacional Simón Bolívar.
2. Reeditar los gabinetes móviles como espacios de encuentro directo entre el líder y el poder popular (consejos comunales, Comunas, consejos de trabajadores, consejos de estudiantes, etc.).
3. Aprobación como urgente de las leyes del poder popular.
4. Elaborar un plan estratégico de reimpulso de las Comunas.
5. Reimpulso del Sistema Nacional de Formación de Cuadros del PSUV.

- Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora -
Pensamiento y acción por el poder popular socialista

Movimiento de Pobladores en guerra: Manifiesto por la Revolución Urbana

Ayer martes 23 de noviembre, el Movimiento de Pobladores volvió a tomar la calle. En cada una de sus movilizaciones, lo que está en juego es nada menos que la posibilidad de construir políticas democráticas y revolucionarias en materia de vivienda; la posibilidad de avanzar en la construcción popular de la ciudad. De allí su extraordinaria relevancia.

Las medidas gubernamentales, necesarias e impostergables, contra las mafias inmobiliarias, han puesto al descubierto apenas un frente de batalla. En su Manifiesto por la Revolución Urbana, que circuló durante la movilización de ayer, los Pobladores identifican a los "verdaderos enemigos históricos de las clases populares": todos los que hacen parte del capital inmobiliario especulativo.

En otro documento, ¡En los edificios ocupados lo que hay es pueblo organizado! (publicado más abajo), los Pobladores llaman la atención sobre un asunto inexplicablemente postergado por el gobierno bolivariano: la situación de los edificios ocupados por miles de familias de los sectores populares en la ciudad de Caracas. El problema es planteado con absoluta claridad, y abundan las propuestas de acciones concretas.

Los Pobladores se han declarado en guerra "contra los latifundistas urbanos, los especuladores inmobiliarios, los capitalistas de la construcción, los banqueros, y la burocracia enquistada en las estructuras institucionales de la revolución que los apoyan".

Esa guerra también es la nuestra.

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MANIFIESTO POR LA REVOLUCIÓN URBANA
Caracas, noviembre de 2010

Las grandes mayorías excluidas por el capitalismo rentista y especulativo habitamos en la ciudad, que en Venezuela implica el 90% de la población. Desde principios del siglo XX, y financiados con el enorme ingreso que implicó la renta petrolera, el negocio inmobiliario y de la construcción ha tenido en la ciudad un espacio permanente de reproducción especulativa de capital y transferencia de la riqueza a los sectores concentrados de la economía, mercantilizando el espacio urbano, y negando a los sectores populares y la clase trabajadora la posibilidad de acceder a un lugar donde vivir con dignidad.

Hoy en nuestro país, el negocio inmobiliario, financiero y de la construcción, es el sector económico más poderoso, con una incidencia en la economía mayor que la propia actividad petrolera o la recaudación tributaria. Estos sectores son los verdaderos enemigos históricos de las clases populares, y están representados por la gran propiedad inmobiliaria (Cámara Inmobiliaria de Venezuela), los capitalistas de la construcción (Cámara de la Construcción), y los banqueros especuladores (Asociación Bancaria). Además, históricamente estos sectores han contado con el apoyo y financiamiento de las clases políticas dominantes y la burocracia gubernamental para promover el negocio de la ciudad, quizás el más grande de la historia de Venezuela.

El drama de la vivienda que sufre nuestro pueblo, es consecuencia directa de las relaciones sociales capitalista de producción de la ciudad. Las grandes mayorías que habitamos en ésta (nosotros estimamos que un 80% de sus habitantes), no podemos acceder al mercado capitalista de vivienda, viéndonos forzados a resolver nuestra necesidad por nuestros propios medios y donde se pueda, a aguantar condiciones de explotación por inquilinato y otras formas de alojamiento, o simplemente a buscar una vivienda cada ves mas lejos de nuestros lugares originarios de trabajo y vida.

La expresión histórica más importante de esta realidad la expresan nuestros barrios, que representamos el 60% de los habitantes de la ciudad, pero también nos encontramos en la misma situación inquilinos, arrimados, sin techo y ocupantes. Todos estos sectores sociales hemos venido organizándonos y articulándonos desde la llegada del Comandante Chávez y la revolución al poder, para dar la gran batalla contra el capitalismo.

Hoy nos declaramos públicamente en guerra y movilización permanente contra los latifundistas urbanos, los especuladores inmobiliarios, los capitalistas de la construcción, los banqueros, y la burocracia enquistada en las estructuras institucionales de la revolución que los apoyan. Somos el mismo pueblo de Zamora, que hace 160 años se declaró en insurrección popular para dar la batalla contra la oligarquía dueña de la tierra rural, los mismos excluidos de siempre, ahora en la ciudad, unificados en torno al liderazgo de nuestro Comandante Hugo Chávez y el proyecto socialista.

Convocamos a todas las organizaciones populares que luchan por la condiciones justas de vida en la ciudad, la socialización del suelo urbano, el rescate de espacios ociosos, la transformación de nuestros barrios, el derecho a una vivienda y hábitat dignos, la producción social y autogestionaria del hábitat, contra los desalojos arbitrarios, la regulación del mercado de la vivienda, en fin a los excluidos y explotados por el capitalismo, a unificar fuerzas y conformar el sujeto histórico para esta batalla; los convocamos a avanzar en la constitución un gran movimiento popular que sea capaz, junto a nuestro Comandante de Presidente, de hacer la revolución urbana.

Exigimos a nuestro Comandante la conformación de una instancia permanente de articulación política con las organizaciones populares, coordinada por el Ejecutivo Nacional y con la presencia de la Dirección Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela, para presentar nuestras propuestas y concretar una agenda popular y revolucionaria para la transformación socialista de nuestras ciudades capitalistas.

Desde hace varios años creemos, como lo ha afirmado ahora nuestro Comandante, que en Caracas cabe otra Caracas, lo cual también se puede afirmar para el resto de los centros urbanos de nuestro país. Nuestras ciudades son, potencialmente, territorios con gran riqueza y diversidad económica, política y cultural. Una ciudad socialista sólo será posible con políticas revolucionarias que combatan las relaciones de producción y propiedad que mantiene el capitalismo, y la conformación de un sujeto histórico popular que asuma la lucha junto a nuestro líder. La tierra urbana no debe ser privada, es de naturaleza social y nos pertenece a todos y todas las habitantes de la ciudad, para que el pueblo deje de ser esclavo de los latifundistas, y así poder materializar una verdadera revolución urbana.

¡CON CHÁVEZ, UNIDAD POPULAR POR LA REVOLUCIÓN URBANA Y EL SOCIALISMO!

- Ocupantes de Edificios Organizados -
- Campamentos de Pioneros-Nuevas Comunidades Socialistas -
- Comités de Tierra Urbana -
- Red Metropolitana de Inquilinos -
- Conserjes Unidos por Venezuela -

¡POR LA DESCRIMINALIZACIÓN DEL PUEBLO!
¡POR EL RESCATE DE INMUEBLES OCIOSOS!
¡POR LA SOCIALIZACIÓN Y ACCESO AL SUELO URBANO!
¡POR LA PRODUCCIÓN SOCIAL Y AUTOGESTIONARIA DEL HÁBITAT!
¡POR LA TRANSFORMACIÓN INTEGRAL DE NUESTROS BARRIOS!
¡POR UNA VENEZUELA LIBRE DE DESALOJOS!
¡POR LA REGULACIÓN DEL MERCADO INMOBILIARIO!
¡POR EL ACCESO AMPLIO A CRÉDITOS PARA VIVIENDA!

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¡EN LOS EDIFICIOS OCUPADOS LO QUE HAY ES PUEBLO ORGANIZADO!
Caracas, noviembre de 2010

Actualmente en Caracas, miles de familias de los sectores populares, trabajadoras, que apoyamos al Comandante Chávez y el proyecto socialista, vivimos en condición de ocupantes de edificios que se encontraban abandonados por el capitalismo, sin que exista hasta ahora una política integral de vivienda de la revolución que atienda esta situación.

Forzadas por la necesidad social de tener un lugar donde vivir en la ciudad y la imposibilidad de acceder a una vivienda a través del mercado inmobiliario especulativo o los planes del gobierno, desde hace mas de 15 años muchas familias hemos visto en la ocupación de inmuebles ociosos la única vía para garantizar nuestro derecho a la ciudad y la vivienda dignas. Estos edificios se encontraban abandonados por sus propietarios, en situación de "engorde", esperando un buen negocio, y sin cumplir ninguna función social para el interés colectivo. Son edificaciones rescatadas por el pueblo y para el pueblo, a fin de satisfacer un derecho humano y así cumplir una función social en la ciudad, quedando todavía cientos de edificios en esta misma condición que deben ser rescatados, por encima de los intereses mezquinos y especulativos de una pequeña clase social propietaria de inmuebles urbanos.

Desde hace mas de un año hemos venido promoviendo la organización y articulación de las familias que habitamos en estos edificios en las parroquias Catedral, Santa Teresa, San Juan, La Candelaria, El Recreo, San Bernardino y Altagracia, a fin de lograr una convivencia armoniosa en cada ocupación, intercambiar sobre los procesos de mejoramiento colectivo de nuestro hábitat y la regularización de servicios, fomentar la integración vecinal, la relación con los consejos comunales y otras instancias del poder popular, y debatir políticas y propuestas a ser presentadas a los distintos niveles de gobierno, en un ejercicio permanente de democracia participativa e iniciativa política popular.

En este sentido, proponemos una agenda de tres puntos para avanzar en una política popular, revolucionaria y socialista:

1. Descriminalización de los ocupantes.
Nuestra legislación vigente (Código Penal, Art. 471-A, 2005) categoriza a las familias que habitamos en una ocupación como delincuentes comunes. Según esta legislación, niños, niñas, adolescentes, mujeres solas, trabajadores y trabajadoras, adultos mayores, personas con discapacidad, en fin, pueblo humilde, estamos cometiendo un delito que se paga con cárcel, haciendo "víctimas" a los verdaderos delincuentes que atentan contra los intereses de los sectores populares y que violan las leyes de urbanismo: los latifundistas del concreto que han mantenido estos edificios ociosos por muchos años.

La ocupación de edificios ociosos no puede ser considerado un problema "penal", es un problema social que expresa la lucha de clases en la ciudad: la necesidad de vivienda del pueblo versus la ambición de negocios de una pequeña burguesía. Nuestra legislación no puede seguir defendiendo los intereses de una minoría apátrida y contrarrevolucionaria, por encima de las necesidades de las grandes mayorías históricamente excluidas que apoyamos al Comandante Presidente y la revolución.

Exigimos que, en el marco del proyecto de reforma del Código Penal que actualmente se discute en la Asamblea Nacional, sea eliminado este articulado que criminaliza al pueblo y que la ocupación sea tratada en nuestras leyes como un asunto civil y social, y no penal y delictivo.

2. Rescate de edificios ociosos.
En las áreas centrales de nuestra ciudad, bien dotadas de servicios e infraestructura, existen cientos de edificaciones que tienen años ociosas y abandonadas por sus propietarios, y que podrían ser rescatadas para que cumplan una función social a fin de satisfacer las necesidades de los sectores sociales excluidos históricamente por el capitalismo y el mercado inmobiliario. Por eso defendemos la tesis de nuestro Comandante de que "en Caracas cabe otra Caracas". El pueblo ya ha comenzado con ese proceso de rescate a través de la ocupación y custodia ciudadana, pero es impostergable la creación de un instrumento jurídico que permita regularizar la situación, y brinde tranquilidad a nuestras familias frente a desalojos. Creemos que en el marco del proyecto de Ley de Rescate de Tierras Ociosas que ha planteado el Comandante, es necesario incorporar un articulado que permita avanzar en esta dirección, permitiéndonos participar en su redacción.

Además, exigimos que se declare inmediatamente la "utilidad pública y social" de los edificios ocupados que nos hemos venido organizando y articulando, a fin de iniciar su rescate definitivo por parte del gobierno, y que sean transferidos en "propiedad social y colectiva" a las familias ocupantes.

3. Recuperación integral de los edificios.
Los edificios ocupados pueden ser espacios para vivir dignamente en la ciudad. Las familias que los habitamos ya hemos avanzado en la recuperación con nuestros propios recursos y esfuerzos. Es necesario un programa de la revolución que nos facilite los medios para que podamos transformarlos definitivamente en viviendas y comunidades dignas, de manera colectiva y autogestionada a través de la organización. Somos familias trabajadoras y estamos dispuestas a pagar por nuestras viviendas, por lo que proponemos la creación un programa de financiamiento y crédito colectivo que nos permita adquirir los edificios a un precio justo, contar con el apoyo técnico para la elaboración de los proyectos, y remodelar integralmente nuestros edificios.
Tenemos avanzadas algunas experiencias piloto que sirven de ejemplo para un Programa de Recuperación Integral de Edificios para Vivienda, y solicitamos el apoyo del gobierno revolucionario para poder concretarlas.

Por todo esto declaramos,

¡LOS HABITANTES DE EDIFICIOS OCUPADOS NO SOMOS DELINCUENTES!
¡SOMOS PUEBLO TRABAJADOR Y ORGANIZADO POR UNA VIVIENDA DIGNA!

12 de noviembre de 2010

Buen periodismo

A Leo Felipe,
a propósito de su texto El (buen y mal) periodista.

Ayer por la noche, tipo 9 y 30, me acuesto en la cama con Sandra Mikele, que estaba a punto de rendírsele al sueño. Enciendo el televisor y está Chávez hablando. Hace un comentario del tipo de periodismo que está haciendo El Correo del Orinoco, y Sandra Mikele, acostada de espaldas a mí, me dice (me susurra): "Papá, tú eres un buen periodista. Casi todas las noticias son tristes o deprimentes, pero tú las cuentas de una forma que no es triste ni deprimente. En los periódicos no pueden aparecer sólo malas noticias. Deben aparecer las buenas también. Pero tampoco sólo buenas noticias, porque también hay malas. Si son puras buenas noticias, no estás diciendo todo lo que pasa. Pero si son puras malas noticias, tampoco lo estás diciendo todo. Si no hubiera malas noticias, Chávez no tendría trabajo, los médicos no tendrían enfermedades que curar, los bomberos no tendrían incendios que apagar, los escritores no tendrían sobre qué escribir. Un mundo sin malas noticias se vuelve como un poco aburrido. Pero tampoco es que tenga puras malas noticias".

Al margen de la vana satisfacción que hubiera podido producirme que mi hija me crea "buen periodista" (idealiza a su papá, sin duda y sin falsas modestias), lo cierto es que me dio una clase, en menos de un minuto, y casi dormida, de lo que significa hacer buen periodismo.

Pero vamos: Sandra Mikele tiene apenas diez años. Qué puede saber del mundo y de la vida. Mucho menos de periodismo.

10 de noviembre de 2010

Diez años

Mi bella guairista

Sandra Mikele, que ya rezuma por los poros eso que llaman preadolescencia, de vez en cuando se permite abrirle un paréntesis a su dulzura habitual, para largarse respuestas que te dejan mal parado, confuso, sin saber qué hacer. Paréntesis que siempre, no puede ser casual, están relacionados con los momentos en que debe ir a bañarse, peinarse el cabello, cambiarse el uniforme escolar o acostarse a dormir.

Bien sea por debilidad de carácter, o porque nunca he creído que el carácter de una hija se forja por imposición, casi siempre respondo con una sonrisa. Una sonrisa que no suele estar a su alcance. Una sonrisa interior, que no aparece en mi rostro. Supongo que me conmueve verla librar esas batallas inútiles contra el baño. Supongo que me conforta verla inconforme, a veces rabiosa, contra el sueño. Entonces le hablo y me escucha. Quizá resignada o poco convencida, pero siempre accede. Lo disimula, pero no tanto como para que sea imperceptible: tras cada derrota, se sabe vencedora. Su papá le habla, ella replica. Conversan, negocian. Nada como que papá se siente a tu lado y te hable. Nada como una buena conversación, por más trivial que sea el asunto.

Naturalmente, a veces pierdo la paciencia y no hay pero que valga. No tanto porque Sandra Mikele incurra en una falta inaceptable. Simplemente a veces el ánimo no ayuda, el agotamiento físico o mental me consume o me abate alguna forma de tristeza. No lo digo con orgullo, sino con vergüenza. Hay días en que es imposible, así sea sólo de a ratos, evitar ser una mala copia de uno mismo. Un impostor, una suerte de farsante.

El domingo pasado Sandra Mikele le respondió a la mamá con una de las suyas: "Te quedarás esperando que arregle mi cuarto, porque no pienso hacerlo nunca". Lo que hubiera podido traducirse en una sonora carcajada que distendiera los ánimos, se transformó en silencio sepulcral. Nada de gritos y portazos, nada de dramas. Silencio puro y duro. ¿La razón? Aquel día los Tiburones de La Guaira acababan de perder su octavo juego en fila, contra los Cardenales de Lara, hundiéndose aún más en el frío sótano. Qué pesadilla de arranque de temporada. Qué tristeza.

Ya de noche, senté a Sandra Mikele y le pedí que me escuchara. Le hablé en tono severo, pero con franqueza. "No quiero escucharte más nunca responderle de esa forma a tu mamá", le advertí. Luego, en tono mucho más afable y persuasivo, le imploré compresión: "Entre octubre y diciembre de cada año, son meses de mucha tensión. Tú lo sabes, ya lo has vivido: te ha tocado disfrutarlo y padecerlo. Cada juego que gana La Guaira es una fiesta. También pierde, y es normal, ningún equipo puede ganar todos los juegos. Pero cuando La Guaira juega mal, eso sí me molesta. Más que molestarme, me entristece. En estos momentos, La Guaira está jugando muy mal. Lleva ocho derrotas seguidas y la verdad, mi amor, estoy triste, muy triste. Te agradezco, sobre todo en estas circunstancias, que te abstengas de hacer ese tipo de comentarios".

Sandra Mikele no podía parar de reír. Al verme tan derrotado, contra el suelo, reírse era su manera de transmitirme un poquito de victoria, un poquito de consuelo. Supongo que le conmovía verme librar esa batalla inútil contra la tristeza. Supongo que le confortaba verme como un niño que, rabioso, le confesaba sus penas. "No es para tanto papá". "Sí es para tanto". De pronto ya no pude evitar reírme con ella.

Mi niña, mi adorada Sandra Mikele, ya está dejando de ser una niña: hoy cumple sus primeros diez años. Que no son nada en comparación con todos los años que han pasado desde la última vez que La Guaira se tituló campeón. Pero diez años que son los más hermosos que me ha dado la vida. Estando a su lado, después de todo, cualquier tristeza se desvanece.

Al día de hoy, La Guaira ya acumula nueve derrotas en fila. Si rompe la mala racha, celebraré doble. Si pierde por décima vez, mañana amaneceré triste, sin duda. Triste por mi equipo. Pero infinitamente feliz, al lado de mi Sandra Mikele y sus diez años.

¿Polarizar o despolarizar?

"La historicidad que nos arrastra y nos determina es belicosa, no es parlanchina. De ahí la centralidad de la relación de poder, no de la relación de sentido. La historia no tiene «sentido», lo que no quiere decir que sea absurda e incoherente; es, por el contrario, inteligible y se debe poder analizar en sus mínimos detalles, pero a partir de la inteligibilidad de las luchas, de las estrategias y de las tácticas".
Michel Foucault

1.- ¿Polarizar para avanzar? ¿Despolarizar para retroceder? Planteado en esos términos, sin duda estamos frente a un falso dilema. Se parte de un presupuesto falso: que la polarización significa extremar posturas. Dejemos a un lado el parloteo y hagamos una evaluación de las estrategias y las tácticas, de las "condiciones objetivas", si se prefiere: la táctica que emplean las fuerzas adversas a la revolución bolivariana no es despolarizar para avanzar. ¿Quién dijo que la oposición no radicaliza? Después del 26-S, la oposición "democrática" ha radicalizado la táctica que viene empleando sobre todo desde 2007: abandono del discurso confrontacional, crítica de la gestión de gobierno, reapropiación del discurso chavista. Atrás quedaron los tiempos en que esa misma oposición pedía la renuncia de Chávez, hacía un llamado abierto al desconocimiento de las instituciones democráticas, promovía la violencia callejera y alentaba salidas de fuerza. La estrategia sigue siendo la misma: dar al traste con la revolución bolivariana, haciendo tabula rasa de todas las conquistas populares. Fueron las tácticas empleadas hasta 2006 las que demostraron ser un completo fracaso: condujeron a la oposición de derrota en derrota. Después del golpe de Estado en 2002, atendieron, a regañadientes, el llamado al "diálogo", mientras reagrupaban fuerzas para consumar, en diciembre del mismo año, el mayor atentando que ha sufrido la sociedad venezolana: el sabotaje de la industria petrolera y el lock out empresarial (promovido por los mismos oligopolios de hoy), que dejaron en la ruina a la economía nacional. Hoy la oposición "democrática" ha resignificado el discurso de la despolarización, nos habla de "diálogo" y de la necesidad de "equilibrio". Para avanzar, la oposición necesita repolarizar, y es exactamente lo que está haciendo. Si desde 2007 su táctica apuntaba a la desmovilización y desmoralización de la base social del chavismo, a partir del 26-S se cree con la fuerza suficiente para ir tras el voto chavista.

2.- La correlación de fuerzas que ha quedado expresada el 26-S no es el resultado de los "excesos" de la polarización, sino la confirmación de una crisis de polarización chavista. Esta crisis no es expresión de un exceso de antagonismo político, sino de todo lo contrario: de la atenuación del conflicto y del disciplinamiento forzoso del chavismo que supuso la burocratización de la política; de la desatención de las demandas populares en favor del discurseo vacío. ¿La vía más expedita para frustrar el proceso de cambios? No reconocer los signos de esta crisis de polarización, de los cuales el más elocuente es el hastío por la política que afecta a parte importante de la base social del chavismo. En este contexto, la interrogante fundamental no es: ¿a quién conviene agudizar la polarización? La pregunta pertinente es: ¿a quién conviene agudizar la crisis de polarización chavista?

3.- Avanzar en la radicalización democrática de la sociedad venezolana no pasa por "dialogar" con el chavismo popular, sino por crear las condiciones que hagan posible la interpelación mutua entre la base social del chavismo y su dirección política. Interpelación supone conflicto, por supuesto que sí, pero una revolución encara el conflicto, no lo invisibiliza. ¿Esto supone descartar el "diálogo" con la oposición "democrática" o con la clase media? No. ¿Acaso supone cesar en la lucha contra los oligopolios? De ninguna manera. Repolarización chavista no significa estimular los odios. Significa comprender que es necesario construir un muro de contención contra la "polarización salvaje" que sobrevendría si la oposición retoma el control de los poderes del Estado; esto es, cuando las fuerzas entonces victoriosas ya no necesiten recurrir al discurso del "diálogo". En un escenario tal, ¿dialogaremos con los que criminalizan, estigmatizan y persiguen al chavismo "salvaje"? ¿Reclamaremos racionalidad y mesura? La táctica de la repolarización chavista significa reagrupar fuerzas, organización, movilización y lucha popular. Porque sin pueblo no hay contención que valga. Está claro: sin pueblo tampoco hay "sorpresas". Sólo la derrota.