28 de agosto de 2009

Unasur: mientras debaten los Presidentes, se libra otra batalla en los medios digitales

Mientras se suceden las intervenciones de los Presidentes reunidos en la Cumbre extraordinaria de la Unasur, en Argentina - en este momento Uribe consume su segundo turno al bate -, se libra la correspondiente batalla desde las trincheras mediáticas digitales.

A esta hora, lo más destacado para El Universal resulta la intervención del Presidente Lula, de Brasil. La línea: resaltar la postura de la izquierda moderada, democrática y responsable, en contraste con ya sabemos quién. El Nacional, por su parte, destaca y celebra la "picantía" de Alan García, de Perú, quien dirigió "sarcasmos políticos" al Presidente Chávez. La línea: resaltar los ataques de los que está siendo víctima Chávez, provenientes de lo más cipayo y patético de la derecha suramericana.

La nota más destacada para el diario El Universal. Viernes 28 de agosto de 2009, 1:30 pm.


La nota más destacada para el diario El Nacional. Viernes 28 de agosto de 2009, 1:30 pm.

En este contexto, es preciso actuar como corresponde: compartiendo con ustedes el video de la intervención del Presidente Chávez.

Haz click en cualquier video para verlo
Puedes ver otros en radiomundial.com.ve

El Miss Universo y los gustos populares

(Cierro esta brevísima serie sobre el Miss Universo 2009 con el artículo que publicara el día de ayer, jueves 27 de agosto, en Ciudad CCS.

Varios amigos, con la mejor de las intenciones y con cierto aire de condescendencia, me han reclamado con la severidad que amerita el caso, mi falta de seriedad - por no decir mi falta de compromiso revolucionario - en esta hora menguada que vive la Patria. Qué es eso de estar escribiendo pendejadas sobre el Miss Universo la misma semana en que Noam Chomsky visitó Caracas y Ernesto Samper declaró que Colombia está en situación de preguerra con Venezuela. Que el talento sin probidad es un azote y que mi talento debería estar al servicio de causas más nobles.

Dado que me asalta un gran sentimiento de culpa, manifiesto públicamente que me retracto de una postura que sin embargo no es la mía, aquella según la cual convalido o legitimo ese acto de barbarie y misoginia colonial, capitalista e imperialista que es la institución Miss Universo. De la misma forma, ofrezco mis más sinceras disculpas por los perjuicios morales ocasionados a los camaradas que hoy están convencidos de que me desvié - aunque momentáneamente - del buen camino, que es el camino de la revolución socialista.

En mi defensa, sólo alegaré - patadas de ahogado, lo admito, así como ya admití mis culpas - que una lectura menos desprejuiciada de lo escrito - perdonadme los camaradas que se sientan nuevamente mancillados - revelaría mis verdaderas intenciones: referirme al Miss Universo como artificio o pretexto para plantear asuntos que considero cardinales en todo proceso revolucionario. Estos son: en el caso del primer artículo, el tema del humor y la política; y en el caso del segundo - éste que ahora dejo con ustedes -, el asunto de la televisión y los gustos populares.

Cualquier camarada podría replicarme con argumentos que debemos tener por rigurosamente ciertos: que si quería escribir sobre el humor, no bastaba más que con hacer un buen chiste a propósito de algún personajillo de la oposición - puesto que ya sabemos que los revolucionarios son intocables. Así nos reíamos todos, jajajaja, y todos contentos. Asimismo, si mi intención era escribir sobre los gustos populares, bastaba con que explicara, de la manera más pedagógica e ilustrativa posible, por qué los gustos populares están casi siempre reñidos con los gustos que debe tener todo revolucionario. Porque son las masas populares las que deben aprender de nosotros, los revolucionarios, y jamás, nunca, nunca jamás a la inversa. Repitan después de mí: Chá-vez-di-jo-que-el re-gue-tón-es-ma-lo. Todos juntos: mi-u-ni-cor-nio-a-zul-a-yer-se-me-per-dió...

Parafraseando al gran Galileo Galilei: y sin embargo, qué hermosa se veía esa muchacha cuando se movía con su vestido rojo).

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Con el perdón de mis amigas feministas y mis cámaras más serios, correctos y bienpensantes: pero la celebración popular que se desató luego de la victoria de la representante de Venezuela en el Miss Universo da, como mínimo, para ponerse a pensar. Ni siquiera planteo que la ocasión es propicia para un debate, sino que da como para reflexionar detenidamente sobre los gustos populares y el consumo cultural.

Vienen al pelo las palabras de Jesús Martín Barbero, dichas por allá en 2004: "La mayoría de nuestros intelectuales en América Latina sigue pensando que los gustos populares no son gustos. Y lo que no es el gusto de la burguesía y de la distinción no es el gusto. Y esto pasa con gente muy de izquierda; el gusto popular les da asco… En Colombia logramos por primera vez que el Ministerio de Cultura haga una encuesta nacional sobre consumos culturales. Esto significaba salir de la visión ilustrada, paternalista de que hay gente que sabe lo que el pueblo necesita y punto. Así como los medios te engañan diciéndote 'yo sé lo que la gente sabe', los intelectuales llevan siglo y medio diciendo que ellos saben lo que la gente necesita, que es aún peor. Entonces, se hace esa encuesta, y se rasgan las vestiduras porque el acontecimiento cultural más importante para la mayoría de los colombianos es el reinado de belleza de Cartagena. En lugar de preguntarse qué significa eso, de dónde viene, con qué tiene que ver, dicen 'este país es una mierda, un país donde el hecho cultural es el reinado de belleza, no es un país'".

No lo sé, pero se me antoja que allí tenemos una interpelación clara, una crítica legítima y un par de pistas: para ponerse a pensar cuál es, por ejemplo, la televisión que tenemos que hacer. En lugar de censurar, de antemano, los gustos populares, preguntarse qué significa eso. Lo contrario es asumir la impostura, desde la izquierda, de las minorías ilustradas que todo lo saben porque se leyeron a este tipo o aquel. Y entonces, como el pueblo no sabe lo que necesita, le damos clases de marxismo por televisión. O le enseñamos a jugar ajedrez. O hacemos como si los tukis no existieran, ni tampoco el vallenato, el reguetón o el malandreo, porque eso representa lo peor de la cultura de masas. Por esa vía haremos, claro que sí, una televisión militante. Pero sólo para militantes y convencidos. Allá el pueblo y sus gustos.

26 de agosto de 2009

El Miss Universo y la obsesión por la política

Reconozco que el pasado domingo por la noche, a diferencia de la mayoría del país, no seguí las incidencias del Miss Universo. Poco antes del desenlace, escuchaba el conciertazo de Las Manos de Filippi en Tegucigalpa, Honduras. En el televisor tenía puesto el juego Yankees-Medias Rojas. Simultáneamente, estaba conectado al Facebook y chateaba con Rommel, el mayor de mis hermanos, con quien comentaba tanto el concierto como el juego de beisbol.

Fue Rommel el que me informó, entre tenso y emocionado, que la venezolana había quedado entre las finalistas. (No digas que no). En adelante, y a pedido mío, fue contándome en tiempo real cómo iban quedando en el camino, una por una, las representantes de Puerto Rico, Australia, Kosovo... hasta quedar sólo las representantes de República Dominicana y Venezuela.

Cuando me decidí a cambiar el canal, el sonido que venía de la calle era el de una estruendosa celebración. Es verdad que a estas alturas uno está bastante acostumbrado a expresiones de júbilo popular, por motivos más nobles, pero la euforia no dejó de sorprenderme. Y estoy seguro de que por donde ustedes viven debe haber sucedido algo semejante. Cuando di con el canal, Stefanía Fernández pegaba los ya famosos brinquitos abrazada con Dayana Mendoza.

Dayana (de espaldas) y Stefanía

Pero lo realmente digno de comentarse es lo que sucedió inmediatamente después. El júbilo en la calle se expresó de inmediato en el Facebook. Sí, en el mismo Facebook sobre el que ha opinado Omar Rincón: "Esta red colectiviza, democratiza y crea otras esferas públicas de información. Eso está bien. Pero, a su vez, se ha convertido en un sitio de odiar a gente... ¡Odio + derecha = Facebook!". (Vale la pena que le echen un vistazo al artículo de Rincón). Sí, el mismo Facebook que, con demasiada frecuencia, no tiene absolutamente nada que envidiarle a cloacas digitales del tipo Noticias 24, Noticiero Digital y similares. Con el aliciente de que en el Facebook, al menos en la mayoría de los casos, uno es capaz de identificar a los voceros del odio, el resentimiento y el supremacismo con nombre y apellido.

Fue así: un cámara cuyo nombre me reservo, respetable y muy seria figura pública del chavismo comunicacional, fue el primero en advertir lo que muchos señalarían luego: el vestido rojo de la triunfadora. Lo que siguió a continuación fue una buena muestra de alegría y buen humor, mezclado con política. Que, dicho sea de paso, es como conviene asumir la política: con alegría y buen humor. Y mucho más si se trata, como se supone que sea, de política revolucionaria. Incontables fueron las referencias al color del vestido de Stefanía, al que muchos atribuyeron la verdadera causa de la victoria. Alguien incluso llegó al extremo de opinar que el vestido era más bello que la ganadora. Por supuesto, muchos parodiaron la conducta típica de los perdedores, a la que tanto estamos habituados:

- Chávez compró el concurso.
- Sí, y obligó a la chama a usar un vestido rojo rojito, qué bolas.
- ¡Fraude, fraude, fraude! Chávez compró esa elección, como siempre, hasta cuándo este rrrrrégimen.
- Venevisión vendió su alma al diablo.

Stefanía Fernández y el fulano vestido

Juro por este puñado de cruces que alguien aseguró que la recién electa era militante del PSUV. Alguien más señaló la curiosa coincidencia: Stefanía nació en Barinas, vestía de rojo cuando triunfó y Venezuela resultó reelecta. ¿Cierto o falso? El que se haga esta pregunta no ha entendido nada. Poco importa si es cierto esto o falso aquello cuando se trata de un concurso de ocurrencias entre una parranda de jodedores.

Hacía una hora que había pasado el clímax de la celebración cuando leí el primer mensaje escrito por algún antichavista. Hasta entonces no había aparecido ninguno. Lo escribió un querido amigo, con falsa ecuanimidad y con cierto tufillo a hipocresía: se lamentaba amargamente porque ya los venezolanos no podíamos celebrar nada sin pensar en la política. Que estábamos obsesionados, decía. Alguien le respondió, como el tono de quien acaba de descifrar lo indescifrable: sí, ya verás que van a venir a joder con lo del vestido rojo. Hacía más de una hora ese era ya un chiste viejo.

Pensé entonces que tal era la conducta típica ni siquiera del antichavismo, sino en general de los perdedores. De los malos perdedores. Pensé que el chavismo también los tenía. Es decir, que aquel fenómeno trascendía la contienda política y se expresaba en ámbitos diversos de nuestra vida. Pensé que era una conducta que se expresaba universalmente: que los malos perdedores, aquí y en cualquier parte, son tales por su incapacidad para asimilar la victoria del contrincante. Pensé que en este caso aquello era absurdo, porque había triunfado la representante de Venezuela. Finalmente, zanjé la cuestión con esta conclusión: lo que el antichavismo pretendidamente ecuánime rumiaba y padecía, era el hecho de que una vez más el chavismo le hubiera ganado la partida del ingenio a punta de buen humor. Una cosa es parodiar la conducta típica de los perdedores y otra muy distinta disgustarse por la manera como el otro celebra, limpiamente, una victoria.

Resuelta así la cuestión, lo siguiente fue toparme con una expresión particular de aquel fenómeno universal: me sucedió un par de días después, el martes 26 de agosto. Si esto no es expresión de la obsesión casi enfermiza por la política que azota a ciertas almas, pues no puedo imaginarme qué puede serlo:

Caricatura de Rayma, publicada por El Universal, el martes 26 de agosto de 2009.

Para concluir: con respecto a Stefanía Fernández y la política, yo me conformo con que no siga los pasos de Dayana en Guatánamo.

23 de agosto de 2009

EN VIVO: Voces contra el golpe: domingo 23 de agosto de 2009, Tegucigalpa, Honduras

Cincuenta y siete días. Ese es el tiempo que ha transcurrido desde el derrocamiento del Presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya. Cincuenta y siete días de resistencia continua y tenaz del pueblo hondureño.

Hoy, 23 de agosto, día cincuenta y siete de la resistencia, tiene lugar en Tegucigalpa, en la cancha de fútbol de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, el concierto Voces contra el golpe, que cuenta entre sus invitados internacionales al grupo Plomo, de Guatemala; Las Manos de Filippi, de Argentina; y por Venezuela Los Guaraguao y los panas de Sontizón. El concierto está siendo transmitido en vivo a través de Radio Liberada (o Radio ELM). Está previsto que el grupo Los Guaraguao cierre el concierto, aproximadamente a las 9:20 pm (hora Tegucigalpa), mientras que la participación de Sontizón está pautada para las 6:40 pm, aproximadamente. Para más detalles del evento, no hace falta más que entrar al blog de Radio Liberada.

Mientras tanto, comparto con ustedes tres videos: de Las Manos de Filippi, el combativo y polémico video de Organización, a mi juicio la mejor de sus canciones y una de las piezas con más fuerza que yo haya escuchado siempre.


El segundo: uno que recoge la intepretación del clásico de Violeta Parra, Me gustan los estudiantes, a cargo de la legendaria agrupación Los Guaraguao, desde la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Carlos, Guatemala, el 23 de marzo de 2007. Dedicada a los estudiantes que luchan contra la dictadura hondureña. (Manitos blancas de Venezuela: aprendan cómo se canta y siente esa canción en vivo y en directo). Este video tiene la virtud de estar grabado desde la tarima, dando la espalda a los músicos venezolanos y mirando de frente a los estudiantes guatemaltecos. Si después te animas a bajar sus discos, puedes probar acá o aquí.


El tercero: de Sontizón, una de sus mejores canciones, Hordas, en vivo desde Tiuna el fuerte. "Llegaron las hordas, gozando una bola, haciendo la cola de bombona". Letras escrita al calor del paro-sabotaje petrolero de 2002-2003, un canto a la resistencia del pueblo venezolano, a su alegría insuperable en medio de la adversidad, una respuesta a la criminalización del pueblo chavista. Puro ritmo y conciencia.


Sin más, pues, los videos. En honor al pueblo hondureño. Su lucha es la nuestra. Venceremos. Nojoda.

Las manos de Filippi. Organización.


Los Guaraguao. Me gustan los estudiantes.


Sontizon. Hordas.

21 de agosto de 2009

Bolívar en Perú

Debo reconocerlo: esto es lo que se llama en periodismo un refrito. Caliche, también se le dice. Además, uno por partida doble: un refrito o caliche pseudo-histórico, como lo ilustra el engañoso título de esta nota - de inmediato entenderán por qué; y porque está relacionado, como ya sabrán, con cierta situación ya ordinaria y predecible: alguna figura de la oposición es investigada por la justicia venezolana, por estar presuntamente incursa en alguna ilegalidad, y la figura procede a marcharse, con su presunción a cuestas, a cualquier país del continente a solicitar asilo político. (No es correcto, no a cualquier país: porque las preferencias están acaparadas por países cuyos gobiernos no ven con buenos ojos al gobierno venezolano).

La noticia será cuando la policía venezolana sea capaz de capturar a alguno de estos personajes en plena fuga, digamos que en la frontera o abordando algún avión con pasaje sin retorno. Ni se imaginan el jolgorio que se va a formar por estos lares. Como cuando capturaron in fraganti al bueno de Carlos Ortega, con su bigote panchovillesco. Allá está el hombre, en el Perú de Alan García.


Y allí mismo, en Perú, está el Bolívar al que por supuesto se refiere esta nota. Sí, el ex gobernador del estado Aragua, Didalco Bolívar.

El diario peruano El Comercio lo confirmó ayer jueves, 20 de agosto. Advierte el sumario de la nota: "Didalco Bolívar fue aliado de Chávez y hoy es un activo opositor. Su caso es una advertencia a los que quieran ser disidentes, opinan". ¿Quiénes opinan? No. La pregunta correcta es: ¿quién opina? En singular. Dice así: "El caso de Didalco Bolívar sería una forma de advertir a los dirigentes chavistas que quieran alejarse del gobierno venezolano, sostuvo desde Caracas la periodista del diario El Universal, Elvia Gómez. 'El mensaje sería que, si eso le sucede a grandes dirigentes, imagínense a militantes menores', sostuvo la comunicadora".

Imagínense.

El Comercio no aclaró si Elvia Gómez declaró exclusivamente en su condición de "comunicadora", o si lo hizo también como portavoz político de la oposición venezolana.

En tales circunstancias, El Nacional no podía quedarse atrás. Tal vez El Comercio no habrá consultado con alguno de sus periodistas. Está bien, no hay problema. No, no, no, está bien, en serio, no hay ningún problema. Pero encontraron la manera de responder la afrenta. Con insuperable ingenio, hay que decirlo. Porque nadie puede negar que sólo una mente demasiado ingeniosa pudo haber sido capaz de semejante mancheta:


Así mismo como lo leen: "Hasta Bolívar tuvo que pedir asilo en Perú".

Dios santo. Esta noche no podré dormir nada más que pensando qué dirá Herbert Morote.

20 de agosto de 2009

Talento rebelde

(Este artículo es mi primera contribución con el excelente y muy oportuno proyecto editorial que es Ciudad CCS. Fue publicado en la edición del día de ayer, miércoles 19 de agosto. Parece probable que volvamos a encontrarnos en el mismo lugar todos los miércoles.


El amplísimo y - más que amplísimo - mayoritario público lector chavista tiene demasiado tiempo esperando el diarismo que se merece: uno que sea capaz de relatar nuestra revolución, tal y como se vive y padece en nuestras avenidas, calles y callejones, pero sin ceder a la tentación de la propaganda; uno que no tenga necesidad de disimular su carácter partidario, porque antes que nada obedece a las reglas básicas de eso que llaman la ética periodística; un diarismo audaz e irreverente, y por tanto no complaciente. Con suerte - es un decir -, pero sobre todo con buen tino, es mucho lo que Ciudad CCS puede ofrecer en tal sentido.

Agradezco a su director, Ernesto Villegas, pero en particular a Mercedes Chacín, su editora jefa - quien me invitara a escribir en el diario -, la oportunidad de participar de esta experiencia.

Por último - y a riesgo de que esta nota introductoria resulte más larga que el articulito -, es de celebrar la próxima aparición - ¿o hay que decir reaparición? - del Correo del Orinoco, ambicioso proyecto que tiene no sólo un compromiso con el diarismo necesario, sino con la historia del periodismo venezolano. Bien vale retomar lo que ya he escrito en otra parte en relación con la televisión: de nada vale denunciar el periodismo que se hace, por ejemplo, desde la Cadena Global, si no hacemos un periodismo digno de ser leído. Y si la tormenta nos trae dos diarios con esa característica, pues que no escampe.

Salud y larga vida a Ciudad CCS. Y también al Correo del Orinoco).

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Tuve la fortuna de trabajar como profesor en la Universidad Bolivariana de Venezuela justo en el momento en que se incorporaba la primera cohorte de estudiantes de Comunicación Social. De todas las conversaciones que sostuve con mis estudiantes, dentro y fuera del aula, recuerdo en particular la primera: comenzaron por contarme que no terminaban de creer que ahora tenían la oportunidad de iniciar estudios universitarios, algo que muchos de ellos habían descartado como opción de vida, dado el carácter excluyente de la educación superior venezolana, incluida la pública. Me contaron, además, de lo que significaba para ellos compartir un espacio con otros miles de jóvenes, sin sentir vergüenza por provenir de algún barrio de Caracas. Uno de ellos confesaba, delante de sus compañeros, que podía decir con orgullo que venía del 23 de Enero, sin riesgo de algún gesto de desprecio de jóvenes que venían de Catia o Antímano.

Sin saber lo que sucedía allí adentro, o tal vez porque lo sabían perfectamente, los medios opositores la emprendieron con saña contra aquella iniciativa gubernamental: no es más que una guarida de mediocres, de estudiantes sin méritos académicos, que en lugar de recibir educación están siendo ideologizados por el régimen. La ocasión fue perfecta: aquella campaña de criminalización y estigmatización nos sirvió de insumo para largos debates, análisis y reflexiones. Era el ejemplo perfecto, en vivo y en directo, del tipo de comunicación que debíamos combatir.

Años después, volví a encontrarme con algunos de mis estudiantes en ese canal-escuela que es Ávila TV. Venían de participar de la creación de los primeros programas del canal. Antes, habían pasado por las aulas de la EMPA (Escuela de Medios y Producción Audiovisual) y habían aprendido los fundamentos de la producción audiovisual. De nuevo, tuve la fortuna de estar en el lugar correcto: durante cuatro intensos y extraordinarios meses asumí la dirección de la EMPA. Lo primero fue abrir una nueva convocatoria a los jóvenes de los barrios populares de Caracas: vengan a hacer la televisión que ustedes quieren ver. Vengan a revolucionar la pantalla. Pronto volví a encontrarme con el mismo talento rebelde y con las mismas ganas de hablar y construir que años atrás presencié en la Bolivariana. Un talento rebelde que sabrá sobreponerse a la campaña de criminalización a la que está siendo sometida Ávila TV.

14 de agosto de 2009

Las hordas y la opsoición

Recién ayer conversábamos entre amigos que extrañábamos los tiempos en que la oposición en pleno, sin ningún rubor y en pleno apogeo de su estrategia confrontacional y violenta, le dedicaba una buena parte de su tiempo y esfuerzo a llamarnos hordas. Como que es verdad eso que dicen: todo tiempo pasado fue mejor. Ah, aquellos años de golpe de Estado, sabotaje petrolero y guarimba. Entonces, nos hicimos expertos en el desmentido y la denuncia indignada: no somos como ustedes dicen. Pero siempre hay un pero: de manera casi inadvertida, ocurrió lo que en otra parte he llamado un "giro drástico de la estrategia propagandística opositora". Mejor tarde que nunca: en algún momento de la historia comprendieron que tenían que parecerse a nosotros para ir creando las condiciones que hicieran posible nuestra derrota. No hace falta decirlo: por eso es tan importante que seamos capaces de identificar esos - y otros - giros estratégicos.

La cosa es en serio: uno escucha a algunos cámaras y ciertamente pareciera como si extrañaran aquellos años en que había dos opciones tan claras que eran casi transparentes: uno le arrimaba el hombro al zambo o engrosaba las filas de quienes deseaban tumbarlo. ¿Mantenerse al margen? Muy difícil. Nadie hablaba de derecha endógena ni de chavismo popular. Los encuestólogos no habían tenido tiempo de inventar aquello del chavismo light. Sí: aquellos años en que los adecos perdieron el derecho a marchar por el centro de Caracas porque esas calles son del pueblo y punto. Porque nadie tiene derecho a meterle un tiro al tipo que yo elegí como Presidente. De un lado las hordas. Del otro los escuálidos.

Compárenlo con 2002: ya casi ninguno nos dedica ese piropo: hordas chavistas. ¿Quiere decir esto que ha cesado la sistemática campaña de criminalización a la que ha sido sometido el chavismo? ¿Quiere decir, acaso, que el discurso opositor ha revertido su tendencia a la deshumanización del chavismo? Por supuesto que no. Sospecho que ha sucedido algo próximo a lo siguiente: mientras nosotros cedemos a la tentación de entregarnos al interminable, estimulante e interesantísimo debate sobre si debemos o no llamarnos chavistas, la máquina propagandística opositora ha avanzado un terreno considerable en identificar al chavismo con el mal, la muerte, la oscuridad, el pasado, la ineficiencia, el robo, la violencia, el abuso, lo inmoral, la mentira y cualquiera puede agregar acá lo que haya omitido. Mientras tanto, la misma oposición que en algún punto supo transmutarse en cuasi-chavista, ahora es popular - sobre todo popular, democrática, libertaria y defiende la Constitución. Sólo falta que se llame a sí misma revolucionaria. Es decir, la oposición reúne todas las virtudes - y otras más - que alguna vez pudieron definir al chavismo.

¿A dónde voy? Espérense ahí, que ya llegué: ¿para qué decirnos hordas chavistas, si ya el vocablo "chavistas" incluye lo de hordas? Establecida esta relación de identidad, sólo basta identificar cualquier acto, iniciativa o persona con el chavismo y los calificativos empiezan a sobrar: un acto chavista es un acto ineficiente, una iniciativa chavista es una iniciativa inmoral, tanto como una persona chavista es violenta, abusiva, mentirosa o malvada. Si un cámara incurre en el error de atacar violentamente a un periodista, no será tratado como un cámara que cometió un acto censurable y por el cual tendrá que responder ante quien corresponda. No. Será tratado como un chavista. ¿Acaso no es exactamente eso lo que se está haciendo hoy contra Ávila TV? ¿Acaso todo el chavismo no es exactamente igual? Dicho de otra forma: ¿acaso todo chavista no procederá, tarde o temprano, de la misma manera?

La eficacia de la máquina propagandística opositora se mide, en parte, por esta capacidad de nombrar: el poder de nombrar la realidad a su antojo, que es otra forma de producirla. No importa si usted me habla de la Ley Orgánica de Educación, de Diosdado Cabello, del consejo comunal del barrio El 70, del Diario Vea, de Vive TV, de Jacinto Pérez Arcay o de Ávila TV: todo eso es sinónimo de chavismo y por tanto significa exactamente lo mismo.

Pero las máquinas se atrofian, dejan de funcionar. Para eso, insisto, hay que comenzar por aprender cómo funcionan: desentrañar su lógica en este caso homogeneizante, que aplana las diferencias y los matices, que generaliza, que le apuesta a la dificultad para distinguir, que suprime todo lo que de extraordinario, irregular, incierto y diverso hay en el chavismo. No está de más decirlo: si el chavismo oficial pretende combatir a la máquina opositora replicando su lógica, está perdido de antemano.

Las máquinas se atrofian, y a veces esto sucede literalmente. En eso pensé cuando revisaba la web del furibundo El Nacional y noté que había tomado una curiosa iniciativa: hablar de "opsoición", en lugar de oposición. Ah, seguro que pensaron que había sido un error de trascripción mío. Pues no: ha sido una iniciativa de El Nacional. Quién sabe: después de tanto enconado esfuerzo puesto al servicio de la criminalización y eventual aniquilación de las hordas chavistas, seguro se creerán con el derecho de autodefinirse como les dé su real gana, aunque para ello deban inventar una nueva palabra.

Web de El Nacional, viernes 14 de agosto de 2009. Nótese la palabra encerrada en el recuadro rojo.

4 de agosto de 2009

Una grosería, lo que se está haciendo contra Globovisión

Lo que se está haciendo contra Globovisión es una real grosería. Una vulgaridad. Una cosa bárbara. Algo censurable, desde todo punto de vista, y que atenta contra la moral y las buenas costumbres democráticas.

Me refiero a esta pinta que bien supo captar el ojo experto de mi cuñado, Miguel Ángel Romero, hace poco más de una semana, en la ciudad de Coro, Falcón, en la Avenida Manaure con Rómulo Gallegos.

Habráse visto chico, ¿ah?