29 de julio de 2009

Tarde, pero seguro

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, esa que refrendó la mayoría del pueblo venezolano, a merced de los golpes bajos de quienes jamás han creído en ella.

Apenas puedo imaginármelo, Rayma. Te ha debido resultar muy difícil. Cuánta mala conciencia habrás tenido que dejar de lado. Tanto, que tardaste siete años, tres meses y dieciséis días en reconocerlo.

Pero es así: hay quienes siempre llegan tarde, a todas partes.

Sí, seguro.

Caricatura de Rayma, publicada por El Universal, el lunes 27 de julio de 2009.

21 de julio de 2009

Música para leer: lo que suena sobre Ávila TV

"Ha llegado la hora de que todos los «afortunados», las animadoras y los jugadores de fútbol se desnuden delante de todo el colegio durante una asamblea general y supliquen perdón y misericordia con toda su alma y reconozcan que están equivocados. Son los representantes de la codicia y los valores egoístas, y no bastará con que afirmen lamentarse de su conducta, deben decirlo en serio, deben verse con una pistola apuntada a su cabeza, deben verse aterrorizados sólo de pensar en convertirse en los republicanos del futuro, blancos de derechas arrogantes, farisaicos, segregacionistas, propagadores del sentimiento de culpa y lameculos. MUERTE A LOS ROCKEFELLER".
Kurt Cobain, ex-cantante de Nirvana

Hace casi cuatro meses, el domingo 29 de marzo, caía la tarde cuando iba manejando por la Avenida Solano escuchando Al son del 23, 94.7 FM, la emisora de los cámaras de la Coordinadora Simón Bolívar, instalada allá en el 23 de Enero, donde tiempo atrás operó un módulo policial. No llegué a saber nunca el nombre del programa ni el de sus conductores. Lo que sí recuerdo como si hubiera sido hoy por la mañana es que ese día escuché por primera vez en mi vida, en una emisora de radio venezolana, alguna mención de una banda llamada Mudhoney.

Mudhoney es una banda formada en Seattle, en 1988, en el mismo tiempo y lugar en que cobraba forma eso que luego conoceríamos como grunge. Yo no llegué a escucharlos sino hasta algunos pocos años después, cuando intentaba entender de dónde había salido esa genialidad que se llamó Nirvana y su himno contra la idiotez adolescente (Smells like teen spirit, en Nevermind, 1991); o Pearl Jam y su historia de Jeremy Wade, el joven de 16 años que se suicidó frente a sus compañeros de clase (Jeremy, en Ten, 1991); o Sonic Youth y su canción contra el fascismo (Youth against fascism, en Dirty, 1992).

Como lo hacía entonces, aún me río en la cara de aquellos que nos reclamaban que ningún grupito gringo de nombre impronunciable podía decirnos nada a nosotros, imberbes venezolanos que no sabíamos nada de la lógica indescifrable del mainstream, de la irresistible fuerza seductora de la cultura de masas, de las modas que pasan y vuelven. Hacia finales de los 80, y con la fuerza del estrépito durante los primeros noventa, el mundo que apenas comenzábamos a conocer, con sus referentes políticos, ideológicos y culturales, empezaba a venirse abajo. Y no fue precisamente tristeza lo que sentimos muchos de nosotros. No nos reconocíamos en la derrota de los derrotados ni nos hacíamos eco de los golpes de pecho de la izquierda impotente.

Rabia. Lo que sentimos fue rabia. Océanos de tinta: cuánta basura tuvimos que leer aquellos años. Unos, los ensoberbecidos, con todos los medios a su disposición, proclamaban que habían triunfado en la última de las batallas; los otros, desorientados, escribiendo apresuradamente sus testamentos políticos, entonando cada cual su respectivo mea culpa. Qué espectáculo tan patético. Nos sabíamos estafados. No paraban de hablar de globalización y socialismo real, como si afuera, en nuestras calles, no hubiera piedra, plomo y candela. Como si el armisticio en los periódicos y en las televisoras quisiera anular la guerra que librábamos en las calles contra la policía. Como si la Guardia Nacional no anduviera suelta en las calles, reprimiéndonos salvajemente. Como si nuestras ciudades no hubieran amanecido nunca ocupadas por el Ejército.

Cuando en todo el mundo pretendían imponernos aquel lenguaje extraño, Venezuela estaba en plena insurrección. Y muchos nos sumamos con gusto. El que se sintiera muy cansado para seguir peleando, que se apartara. Justo en el momento en que los viejos discursos ya no nos decían nada, irrumpieron nuevos estruendos, nuevas sonoridades. Fue así como algunos de nosotros pudimos sentirnos más próximos a una banda de "desadaptados" de alguna remota ciudad en Estados Unidos, que con el coro de una clase política que iba en desbandada histórica. En la furia de aquellas sonoridades reconocimos la nuestra. En su inconformidad con los valores y la moralina de la esplendorosa y opulenta sociedad estadounidense, reconocimos nuestra inconformidad con los cipayos que aquí deseaban replicarla.

¿Cómo no reconocernos, por aquellos años, en la furia que destila una pieza como Hate the police, original de la banda de hardcore The Dicks, compuesta tan lejos como en 1980, más tarde interpretada por Mudhoney e incluida en su disco Superfuzz Bigmuff Plus Early Singles, de 1990?

Hate the police. Mudhoney.


Dicks hate the police. The Dicks.


Enterarse, años después, de que el cantante y líder de The Dicks era comunista y homosexual militante en un estado tan conservador como Texas, seguramente servirá a muchos para terminar de ubicarse en eso que llaman contexto. Pero el asunto es éste: no hace falta saber nada de lo anterior para sentirse convocado por lo que esos acordes y esa voz nos transmiten. Ellos nos dicen, nos siguen diciendo que algo marcha mal y que hay algunos que quieren ocultarlo. Ellos nos dicen que, por tanto, hay que gritarlo si es necesario. Ellos nos cuentan sobre lo intolerable e intentan darle nombre a lo innombrable. Ellos nos cuentan la historia de los que no tienen historia. Ellos nos cuentan la historia de los que luchan y de los que sufren. Ellos son una ruidosa protesta contra "los representantes de la codicia y los valores egoístas".

Por eso, el pasado 29 de marzo pensé que los cámaras de Al son del 23 estaban haciendo, a su manera, un verdadero acto de justicia. No podía ser de otra forma: que el nombre de Mudhoney se invocara en la cuna del comecandelismo y la salsa brava. Como si todos los ritmos, cadencias y voces rebeldes se hubieran fundido en uno solo. Pero eso no es todo: no se trató de un solo un acto de justicia, sino de dos. Porque ese mismo día, y por primera vez en la historia de la televisión venezolana, un canal realizaba su lanzamiento de temporada desde el Retén de La Planta, morada de todos los malditos, maldición de todos los equivocados. No podía haber sido otra la televisora: Ávila TV, aposento de nuevas sonoridades, estéticas y sensibilidades.

Por supuesto, no todos lo entendieron. Algunos quisieron verlo como una vulgar apología de la violencia criminal: qué van a saber esos imberbes de la lógica indescifrable del mainstream, de la irresistible fuerza seductora de la cultura de masas, de las modas que pasan y vuelven. Muchachos de clase media jugando a la revolución, queriéndonos convencer de que esta revolución la hacen los tukis o los malandros o los que bailan reguetón o los que cantan hip hop o los que ven las producciones de Jackson Gutiérrez. Queriéndonos meter Venevisión por televisión popular, juvenil y revolucionaria.

Digan lo que quieran. Yo sólo sé un par de cosas: primera, que todo el talento rebelde que vi trabajando en Ávila TV y estudiando en la EMPA, no lo vi jamás en ninguna parte; y última: que así como es un acto de justicia poética que una radio como Al son del 23 opere hoy donde ayer funcionó un módulo policial, también es cierto que una televisora como Ávila TV sería inconcebible en un lugar ocupado por la policía.


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No podían faltar los respectivos bonus tracks:

Smells like teen spirit. Nirvana.


Smells like teen spirit. Tori Amos.


Smells like teen spirit. The Melvins.


Jeremy. Pearl Jam.


Youth against fascism. Sonic Youth.


Teen age riot. Sonic Youth.

15 de julio de 2009

Tu primer acto de protesta

Tú sabes que cuando me tocó viajar a Bolivia, hace cosa de un mes, me fui cargando con esa tristeza de perderme la obra de teatro en la que harías de Cenicienta. Entonces, no sospechaba lo que estabas a punto de hacer. Claro, ahora recuerdo que durante semanas estuviste actualizándome sobre los pormenores de la obra: primero, que te había tocado el papel principal; luego, que se habían quedado sin el que haría el papel de príncipe, por lo que se habían visto obligados a repensar la historia.

Tal vez debí sospechar algo la vez que me contaste que la obra trataría sobre la "explotación". Recuerdo que iba manejando, de vuelta a casa, y estuve a punto de parar el carro. Me reí, sí. Me reí mucho. Pero tú sabes que me lo tomé muy serio. Me reí porque estaba muy sorprendido. Porque quería saber de dónde habías sacado esa palabra. Como siempre, te reíste conmigo. Te reíste mucho, como siempre. Como es tu costumbre, casi ni me contaste nada: apenas me explicaste que la obra trataría sobre la manera como maltratan a las muchachas que limpian en las casas. Y no volvimos a tocar el tema.

Ya en Bolivia, te escribí un par de veces preguntándote por la obra y no me respondiste. Bueno, sí lo hiciste: como a la tercera vez me confesaste que me tenías una sorpresa. Entendí entonces que, para mi suerte, habían postergado la presentación y que a mi regreso tendría la oportunidad de verte actuando.

La víspera de la obra de teatro te vi arreglando la ropa que usarías al día siguiente: el delantal y la bata de muchacha de limpieza. Debajo de este atuendo vestirías de una vez la ropa de fiesta que usaría una Cenicienta agraciada por la magia de las hadas madrinas. El plan era sencillo: en pleno acto, y a los ojos de todos, te despojarías de las ropas de muchacha pobre y maltratada y lucirías tus ropas de Cenicienta moderna.

Aquel jueves, hace cosa de tres semanas, todo transcurrió según lo planeado: la madrastra hizo de madrastra malvada, las hermanastras de hermanastras malcriadas y odiosas, las hadas de hadas encantadoras y salvadoras, tú de Cenicienta. Había otros personajes, pero la verdad es que no los recuerdo. Lo que no podré olvidar jamás es el instante exacto en que, delante de aquel gentío boquiabierto y sorprendido, terminaste de despojarte de aquellos harapos y comenzaste a exhibir con aquella naturalidad apabullante tu faldita de blue jean y esa hermosa franela estampada con el rostro de Ernesto Che Guevara.

No sé si te aplaudí, pero sí te confieso que este corazón latió más fuerte y se fue de fiesta. Te vi allí parada frente a todos, con tu media sonrisa y tu mirada esquiva, y fue como si no tuvieras que ofrecerle explicaciones a nadie, porque el Che se explicaba por sí solo.

Luego de la obra, te abrazaste y reíste con nosotros. Te felicitamos, claro. Creo que te contamos que nos había sorprendido mucho que decidieras usar esa franela sin decirnos una palabra. Casi no hablaste. Te reíste mucho. Luego, esa noche, ya en casa, no volviste a tocar el tema. No intentaste explicarnos por qué la usaste ni nos preguntaste qué nos había parecido tu elección. Es decir, sabías bien lo que estabas haciendo y no creíste necesario agregar más nada.

A tus ocho añitos. Una franela del Che en un acto público. Una obra de teatro sobre la "explotación". No sé si lo sabes, pero ese día realizaste tu primer acto de protesta, que en este mundo de hoy es casi el equivalente a dar el primer paso.

Y quería contarte que ese día supe que soy un hombre muy afortunado, porque pude estar contigo.

Te amo.

Papá.

7 de julio de 2009

Guapos y apoyaos

Hoy concluíamos en conversación entre amigos que frustrada la tentativa de regreso de Manuel Zelaya a Honduras, la escena quedaba servida para que Estados Unidos recuperara el terreno que se vio obligado a ceder la semana pasada, y con él su capacidad de iniciativa diplomática. El mismo Zelaya, entrevistado por Telesur cuando ya era un hecho que no podría aterrizar en el aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa, declaraba: "Debe haber en los gobiernos alguien que ponga orden sobre un grupo armado contra el país, tiene que existir un gobierno que ponga orden en el mundo para canalizar esfuerzos multinacionales... A partir de mañana todo recae sobre las potencias, especialmente Estados Unidos que, teniendo una fuerza tan grande, debe tomar acciones inmediatas".

Dos días después, Hillary Clinton recibe a Manuel Zelaya y comienza a poner orden: al término del encuentro, anuncia que Zelaya ha aceptado reunirse con Micheletti, jefe del gobierno de facto, con la intermediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias - el titular del único país latinoamericano que mostró explícitas reservas, en la OEA, en contra del anunciado regreso de Zelaya a Honduras el pasado domingo.

Luego... o digámoslo con todas las letras: "tan pronto finalizó su entrevista con Manuel Zelaya", Clinton atiende la amable y casual visita de Alberto Federico Ravell y Leopoldo Castillo, de Globovisión, el último de los cuales ostenta un cierto prontuario que forjara a fuerza de puro trabajo digno y honesto a su paso por El Salvador, en la década de los 80.

Hasta alguien como Beatriz de Majo sería capaz de entender que el gobierno estadounidense ha enviado un mensaje a Chávez, y a todos los que se visten como él.

Y ya que andamos en onda-Hillary, les dejo acá esta pregunta que no es otra cosa que una deliberada provocación: ¿cuál ha sido el mensaje? Y ésta otra: ¿cuál debe ser nuestra respuesta? ¿Se vale otra? Es ésta: ¿cuál será la respuesta de Chávez?

Está bien: también se valen insultos y consignas. Pero no insistan: por más que lo intentemos, nunca seremos como Beatriz de Majo.

5 de julio de 2009

Honduras: Ejército abre fuego contra manifestantes en el aeropuerto de Toncontín


Según reporta Radio Globo de Honduras, hace muy pocos minutos el Ejército hondureño inició la represión contra el pueblo que, por centenares de miles, se había congregado en las cercanías del aeropuerto de Toncontín, Tegucigalpa, en espera del arribo del Presidente Zelaya.

Radio Globo reporta al menos un joven asesinado de un tiro en la cabeza y varios heridos.

Telesur reporta fuerte represión, muertos y heridos. Los manifestantes se estarían reagrupando para dirigirse nuevamente al aeropuerto. Para ver señal en vivo, pulse aquí.

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A las 6:11 pm, hora Caracas, continúa el cerco informativo de la dictadura hondureña.

Mientras Telesur ha podido confirmar al menos dos muertos, luego de que el Ejército abriera fuego contra los manifestantes congregados en el aeropuerto de Toncontín, el gobierno de facto transmite, en cadena nacional, la ¡repetición! de la rueda de prensa que ofreciera Goriletti hace un par de horas.

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A las 6:53 pm, hora Caracas, un avión sobrevuela el aeropuerto de Toncontín. Manifestantes vitorean a Manuel Zelaya. El Ejército ocupa la pista de aterrizaje.

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A las 6:58 pm, hora Caracas, en comunicación con Telesur, el capitán del avión confirma que a bordo viaja el Presidente Zelaya. El Ejército ubicó carros de combate a lo largo de la pista, para impedir el aterrizaje. La Torre de Control advierte que el avión no tiene permiso para aterrizar.

4 de julio de 2009

Golpe de Estado en Honduras y mentalidad colonial: Apóyanos, Obama

Isabel Rauber ha realizado el análisis más lúcido sobre las implicaciones del golpe de Estado en Honduras. Según Rauber, "el disfraz 'democrático' del golpe de Estado anuncia el nuevo estilo autoritario de los poderosos y desnuda el contenido de su 'democracia' de mercado... No es la vuelta al pasado, no hay que equivocarse: es el anuncio de los nuevos procedimientos de la derecha impotente. El neo-golpismo es 'democrático' y 'constitucional'. Honduras anuncia por tanto la apertura de una nueva era: la de los 'golpes constitucionales'". Sobre éstas y otras apreciaciones tendríamos que volver en artículos posteriores, porque aportan algunas claves interpretativas sobre los procedimientos y las estrategias de lo que en otra parte he llamado una nueva derecha. Quiero decir: habrá momentos para llegar hasta el fondo del asunto.

Lo que ahora me parece digno de mención es lo que permanece en la superficie de este "nuevo estilo autoritario" de lo que también Rauber califica como "derecha impotente". Me refiero al ultra-chovinismo que destilan las páginas de los diarios que apoyan el golpe de Estado, particularmente de El Heraldo, La Prensa y La Tribuna.

Si ya empezábamos a acostumbrarnos a la manipulación de la imagen de Chávez en las campañas electorales de todo el continente, la prensa golpista hondureña ha ido mucho más allá: en buena medida, la movilización de la base social de apoyo al golpe de Estado, esa parte de la sociedad hondureña que legitima el acto de fuerza, se fundamenta en la demonización del presidente venezolano y hasta en un furor antivenezolano - y en menor medida antinicaragüense y anticubano - sin duda inédito, que supera incluso las manifestaciones de supremacismo - racial y de clase - que es propio de las elites santacruceñas en Bolivia. Casi podría decirse: si Chávez no existiera, la prensa golpista hondureña habría tenido que inventarlo. La manera correcta de plantearlo sería: precisamente porque existe Chávez, es necesario inventar una imagen de Chávez que se adecue a los intereses de la oligarquía hondureña. Así, Chávez - y lo que es peor: el chavismo, Venezuela, los venezolanos - aparece en la prensa golpista hondureña, al mismo tiempo, como horizonte incierto y amenaza latente. Como sólo es capaz de decirlo un idiota como Carlos Alberto Montaner: "Zelaya arrastraba a Honduras al chavismo". De allí que las manifestaciones a favor de la dictadura se realicen en nombre de la paz y la democracia y en contra de Zelaya y Chávez.

Publicado en el diario hondureño La Prensa, 2 de julio de 2009.


Publicado en el diario hondureño La Prensa, 3 de julio de 2009.


Publicado en el diario hondureño La Prensa, 4 de julio de 2009.


Publicado el el diario hondureño El Heraldo, 4 de julio de 2009.


No debe sorprender en lo absoluto que este ultra-chovinismo antivenezolano sea replicado por la prensa opositora venezolana. En lugar de detenernos a revisar si la prensa vernácula ha calificado al golpe de Estado como lo que es, pongamos atención en lo realmente relevante: la absoluta sincronía entre las líneas editoriales de la prensa antidemocrática de ambos países en relación con el tema de la injerencia - la intromisión, las amenazas, etc. - de Chávez en los asuntos internos de Honduras. El enemigo-Chávez que se entromete y pretende instaurar una dictadura en el país centroamericano, es el mismo enemigo-Chávez que se entromete en todos los asuntos de nuestra vida - ni siquiera nuestros hijos están a salvo, mucho menos nuestra propiedad privada - e impone a sangre y fuego su dictadura totalitaria. Chávez, el entrometido, el injerencista, es un cuerpo extraño para la oligarquía venezolana, tanto como lo es para la oligarquía hondureña. El enemigo-Chávez es un cuerpo extraño que amenaza la salud de la democracia en el continente.

Caricatura de Rayma, publicada por el diario venezolano El Universal, el 2 de julio de 2009.

Si bien es cierto que la prensa golpista hondureña grita hoy al mundo lo que la prensa golpista venezolana ya gritó a los cuatro vientos en 2002 - ¡No hubo golpe! - no es menos cierto que la prensa golpista hondureña dice hoy lo que la prensa opositora venezolana - y la de varios países del continente - no puede decir, por no existir aún las condiciones. De allí que todos los ojos de las oligarquías - y de sus respectivas intelligentsias - estén puestas sobre ella: porque ella elabora hoy el nuevo lenguaje de la derecha impotente continental. Nuevo lenguaje que quizá, en el mejor de los escenarios, no pase esta vez de balbuceo, pero que constituye ya un ensayo inestimable, del que los poderes fácticos sabrán sacar las debidas conclusiones.

Con todo, este nuevo lenguaje de la derecha impotente termina apelando a la solidaridad - sin la cual no puede sostenerse - de las viejas fuerzas, y allí radica en parte su impotencia. Una muestra de ello es el penoso editorial de El Heraldo, de este sábado 4 de julio, que cierra con el siguiente párrafo: "Pero la más reciente oportunidad que se le presenta a Obama para llevar a la práctica su promesa de cambio en su política exterior y en su compromiso con la democracia está en Honduras, donde su posición final podría inclinar la balanza hacia uno u otro lado de las partes que crearon el difícil momento en que vivimos".

Penoso. Vergonzoso. En parte, la impotencia de la derecha continental, con todo y su nuevo lenguaje - que es preciso, vital, saber identificar - reside en ese lastre insuperable: esa mentalidad colonial que les impulsa irremediablemente a denunciar las supuestas injerencias de Chávez, mientras se arrodillan para lamerle los zapatos al Presidente de Estados Unidos.